Riaño, el precioso pueblo rodeado de los “fiordos leoneses”

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Inmerso en un paisaje espectacular, justo en la vertiente sur de la cordillera Cantábrica, se extiende el bonito pueblo de Riaño. Esa naturaleza que rodea la villa leonesa ha sido comparada con los propios fiordos noruegos por su semejanza, a lo cual se suma la presencia del embalse, muy ligado a su historia.

La historia del embalse

El origen del embalse de Riaño se remonta a los años 60, cuando iniciaron sus obras. En ese momento se levantó el muro de hormigón de la presa. El proyecto avanzó muy lentamente durante la década siguiente hasta que finalmente, en 1987, se inauguró la obra. La construcción provocó protestas y movilizaciones, ya que no solo era inviable medioambientalmente, sino que forzó a los vecinos del valle de Riaño a abandonar sus casas. Y es que el embalse dejó bajo sus aguas nueve pueblos, entre ellos el antiguo Riaño.

El actual pueblo de Riaño se construyó junto al pantano, y a él se trasladaron varios monumentos de las localidades anegadas. Algunos ejemplos son la iglesia de Santa Águeda y su espléndida portada romana, que fue traída de Pedrosa del Rey, y la ermita de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XIII, traída del pueblo de La Puerta. Además, también destaca el Museo Etnográfico Comarcal, donde podremos aprender sobre el modo de vida de antaño en la zona.

Naturaleza exuberante

La joya de la corona de Riaño es su entorno natural. Aquí se hacen todo tipo de deportes al aire libre, como senderismo, escalada, bicicleta de montaña, esquí de travesía, raquetas de nieve y piragüismo.

Una de las actividades más mágicas que podemos hacer para disfrutar de ese paisaje tan espectacular es un paseo en barco por el embalse. Durante el recorrido nos maravillaremos con las enormes montañas de piedra caliza que quedan reflejadas en las aguas como si de un espejo se tratase.