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El matrimonio de Leganés que borra al miedo con artes marciales: "Con un dedo se para una agresión"

Quince segundos. Este es el tiempo que marca la diferencia en una respuesta a un intento de agresión. Así lo destaca José Manuel Pinto, profesional del sector de la seguridad con más de 30 años de experiencia y maestro en artes marciales, un mundo en el que está inmerso desde hace cuatro décadas. «Esos 15 segundos son vitales», asevera, desvelando que tanto evitar el miedo, como tener confianza en uno mismo, son vitales para salir indemne en una situación desagradable.

Pinto creó la Escuela Madrileña de Bushido-Ryu hace 25 años junto a su esposa Milagros F. Gómez, que es kyoshi, un título reservado solo para los maestros con máxima experiencia y conocimiento de la disciplina. «El Bushido Ryu es la excelencia dentro de las artes marciales», explica, «este arte marcial lo único que pretende es quitarse de encima al agresor de la manera más fácil y sencilla, sin necesidad de ser un experto en artes marciales para sobrevivir».

El matrimonio fundó su escuela con un objetivo ambicioso: intentar ayudar a cualquiera que lo necesitara a un nivel básico, que una persona que hubiera sufrido algún tipo de violencia pudiera desterrar el miedo y coger la suficiente confianza en poco tiempo para poder defenderse si pasaba por un trance similar. Desde que empezaron a trabajar con este leitmotiv han pasado por sus clases cientos de alumnos de todas las edades y con muy diversas situaciones personales.

Desde mujeres víctimas de agresores machistas a jóvenes con interés en las artes marciales pasando por profesionales de la seguridad, docentes o sanitarios. A todos ellos les enseñan técnicas para repeler intentos de agresión, una respuesta que nunca pasa por la escalada de la situación. «Violencia con violencia acaba mal», sostiene Pinto, que apuesta por enseñar técnicas básicas al alcance de cualquier condición física que asegura que permiten quitarse de encima a un agresor, incluso si este le dobla en peso.

En la actualidad, José Manuel y Milagros imparten clases cada sábado de 9.00 a 12.00 horas en las instalaciones del Centro Deportivo Olimpia de Leganés, cuyo Ayuntamiento les cede gratuitamente el espacio a través de su Delegación de Deportes para impartir sus enseñanzas a un nutrido y diverso grupo de alumnos.

Una de ellas es María Eugenia, de 49 años, que empezó a acudir a las sesiones de la Escuela Madrileña de Bushido-Ryu en septiembre de 2023 junto a sus hijas de 19 y 17. Fue un anuncio sobre las clases y su utilidad lo que le llamó la atención para apuntarse, a pesar de que con anterioridad no había tenido ningún acercamiento con el mundo de las artes marciales. «No necesitas fuerza física, solo la disciplina de repetir mucho y, sobre todo, interiorizar los conocimientos y las enseñanzas», asegura.

«Estamos muy contentas», confiesa María Eugenia, a la par que recomienda la experiencia a cualquier persona. «Es una forma de autoprotección y nunca está de más tener estas herramientas», insiste. «Ahora veo que puedo salir airosa de situaciones en las que te puedes bloquear y pueden hacerte mucho daño», relata esta madre, que cree que las clases le han servido a ella y a sus hijas para adquirir confianza en sí mismas.

Y es que las enseñanzas que se ven en estas clases trascienden lo físico para los alumnos, sobre todo en aquellos casos en los que ya se ha sufrido algún tipo de violencia, como pueden ser las mujeres víctimas de violencia de género. En estos casos, Milagros, la kyoshi, suele tratar en primer instancia con estos. «Los intenta, digamos, reeducar para que vuelvan a confiar en ellos mismos, porque lo más importante tras haber sufrido una agresión, es volver a creer en ti mismo», cuenta Pinto.

Clases a personal sanitario

El Centro Deportivo Olimpia no es el único lugar en el que José Manuel y Milagros dan clases: también se desplazan cada 15 días al centro de salud Doctor Mendiguchia Carriche de la misma localidad para enseñar las mismas técnicas de defensa personal a su personal sanitario porque, lamentablemente, los episodios violentos cada vez son más comunes en estos espacios públicos.

«Hubo un paciente que llegó al centro un poco nervioso y agarró a un médico del cuello y sus compañeros nos preguntaron cómo podían actuar ante una situación así, cuando agarran del cuello a un compañero y le están estrangulando», cuenta José Manuel sobre sus clases a personal sanitario. «Les demostré que con un dedo se puede soltar una agresión de cuello», asevera.

Este tipo de técnicas son las que enseña en sus clases. Cómo el hecho de ejercer una presión en ciertos puntos del cuerpo, como las costillas o la zona del cuello, pueden derivar en que un agresor acabe rendido en el suelo, permitiendo la huida de la víctima o simplemente su refugio en un lugar seguro para llamar a la Policía. «No hay que ser muy fuerte, una mujer de 50 kilos puede poner de rodillas a un hombre de 100», proclama.

«No hace falta ser ningún experto en artes marciales para quitarse un señor de encima», remarca Pinto, que junto a su esposa, y gracias a las décadas de experiencia de ambos, han desarrollado un programa formativo con el que aseguran que entrenando 30 horas con ellos los alumnos consiguen ser «autosuficientes». «Buscamos siempre la máxima eficacia en el menor tiempo posible porque todos tenemos una vida agitada», explica este maestro de artes marciales. «De mis clases no va a salir nadie que sea Jackie Chan o Chuck Norris, pero todos mis alumnos van a saber defenderse», añade, «ese es mi prestigio».

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