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El edificio más bonito de todo Valladolid está en pleno centro y guarda una auténtica Máquina Enigma

El centro histórico de Valladolid está repleto de maravillas. La capital de Castilla y León es una de las ciudades más bonitas de España, y es que en su corazón cuenta con maravillas como la bulliciosa calle Santiago, una de las arterias comerciales de la ciudad que une la espectacular Plaza Mayor con la plaza de Zorrilla, o el oasis en medio de la urbe que es el Campo Grande. Justo al lado de todos esos increíbles lugares se encuentra el edificio más bonito de todos: la Academia de Caballería.

Ubicada justo al principio del Paseo Zorrilla, este descomunal edificio destaca por la belleza de su fachada. «Caballerías», como lo llaman los vallisoletanos, es una joya del patrimonio arquitectónico pucelano que precisamente este 2024 celebra su centenario. Aunque su aspecto ya deja fascinados a los turistas, su interior es igual de increíble, sobre todo porque guarda una reliquia vital en la historia de la humanidad: una auténtica máquina Enigma de la Segunda Guerra Mundial.

La preciosa Academia de Caballería de Valladolid

Situada enfrente del Campo Grande, la Academia de Caballería sucede a otros edificios que había en ese mismo emplazamiento, aunque ninguno tenía el esplendor del actual. Fue inaugurado en 1924 y se construyó siguiendo los cánones del estilo neoplateresco; de hecho, está inspirado en el Palacio de Monterrey de Salamanca, motivo por el cual se usó piedra arenisca (como se cita en la web de turismo de Castilla y León).

Tras contemplar la espectacular fachada, es hora de adentrarse en su no menos extraordinario interior, que alberga un museo repleto de reliquias relacionadas con la caballería: en él se pueden encontrar armaduras con siglos de historia, armas de fuego, sillas de montar o estandartes. Pero la gran joya de la corona no tiene nada que ver con esta rama militar, sino con la Segunda Guerra Mundial: se puede ver una máquina Enigma.

La máquina Enigma que está en Valladolid

Estas fueron utilizadas por los nazis durante el cruento conflicto bélico para enviar mensajes cifrados, y el rumbo de la guerra no cambió hasta que el británico Alan Touring la descifró. España recibió varios de estos artilugios como apoyo de Adolf Hitler a Franco, y en el año 2008 hasta 26 fueron encontradas en el Cuartel General del Ejército, las cuales se repartieron a distintos museos militares.

Una de ellas recaló en la Academia de Caballería de Valladolid, donde sigue hoy en día. De hecho, el vallisoletano Antonio Camazón jugó un papel fundamental a la hora de descifrar la enigmática máquina, y décadas después de aquella complicada y fundamental misión, uno de esos aparatos se expone en su ciudad natal.

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