Los mexicanos que viven el Día de Muertos en Madrid: "Estar lejos es difícil, pero con tanto interés nos sentimos muy arropados"
En la actualidad hay al menos 10.000 mexicanos empadronados en Madrid, según datos de la encuesta de población activa de 2023 (EPA). Y, con ello, más de 10.000 personas que viven sus tradiciones desde la capital. Estas festividades son muchas y muy variadas, pero la más conocida es el Día de Muertos, que corresponde al Día de Todos los Santos español o al Halloween internacional. «Siempre ha sido una fiesta conocida porque es vistosa y sorprende que se muestre la muerte de forma alegre, pero, desde que se estrenó la película Coco, es una locura», explica Borja, un español que ha estado viviendo en México 12 años y que recibe a este medio en la Casa de México, ubicada en el centro de Madrid.
La Casa de México monta dos altares cada año para el Día de Muertos, uno «monumental» que es diseñado por alguna celebridad, en el caso de este 2024 por el director de cine Eugenio Caballero, y uno «íntimo» donde los trabajadores del centro colocan las imágenes de sus seres queridos. Al lado del segundo, entre fotos de familiares, perros, tequila y flores, Susana Pliego, directora de cultura, cuenta que «los altares se montan en casas, hospitales y colegios y buscan atraer las almas de los seres queridos». «Los mexicanos creemos que los niños salen de las tumbas la noche del 31 y los adultos la del 1 de noviembre para reunirse con sus familias», expresa.
«Ponemos lo que les gustaba beber, lo que les gustaba comer, su foto, frutas y, sí o sí, tienen que contener cuatro elementos: aire, que se representa con el papel picado, que nos avisa cuando llegan las almas porque se mueve; fuego, en este caso con velas; tierra, a través del chocolate, la canela o la fruta; agua para que se recuperen del largo camino y sal como conserva para que todo perdure», continúa. Al final del recorrido lo preside un cartel que pide «silencio en respeto a los familiares perdidos». En el mismo, hay un rincón de «recogimiento», como lo valora Susana, donde los visitantes pueden escribir un mensaje a sus difuntos que después la Casa quemará con incienso «para que todos lleguen al cielo». «Aquí veo a gente emocionarse cada día«, apunta Borja.
Una cita anual
Ximena, directora de la Casa de México, recibe a 20minutos con sus «mejores galas» frente al altar monumental: «Es que esta fecha es muy importante para nosotros», comenta al recibir un cumplido. «Lo que se muere de los mexicanos es el cuerpo, pero no se muere el alma, el alma es lo que nos sigue acompañando cada Día de Muertos. Es como una cita en la que quedamos con nuestros seres queridos y lo festejamos siempre en familia para consentirlos. Les ponemos lo que les gusta: música, juego, café… Caprichos como si siguiese vivo», declara la mexicana.
Al ser preguntada sobre cómo es vivir un día tan importante a kilómetros de su origen, Ximena asegura que está «muy contenta» porque la tradición cada vez es más conocida y «hay altares de muertos por todo Madrid»: «Cada vez lo vivo con más alegría viendo a mexicanos acercarse a nuestros altares y a españoles queriendo conocer nuestra cultura. Recibimos alrededor de 95.000 personas en estas fechas que viven cómo queremos a nuestros muertos. Es triste porque nos gustaría estar en México, pero al mismo tiempo es muy bonito porque nos arropamos con todas estas visitas».
Una tradición que en ocasiones se romantiza «de más»
De forma parecida lo vive Sergio Hernández, originario de Ciudad de México pero ciudadano de Mejorada del Campo desde hace más de 30 años. El mexicano explica que esta tradición, «de origen prehispánico», es fundamental para entender la cultura de su país, aunque sí confiesa que en ocasiones se «pueda romantizar de más» y, sobre todo, a raíz del fenómeno cinematográfico de Coco. «Para nosotros también es triste perder a seres queridos y por supuesto que tenemos miedo de la muerte. Toda la tradición romántica y de humor es para que sea más fácil llevar esa pena en vida. Otras tradiciones cómo rimas sobre la muerte y catrinas decoradas buscan esto mismo: que lo que da miedo lo de menos. Pero también vamos a llorar a los cementerios», asegura Sergio.
Sergio recuerda este día en su infancia en México de forma tierna. Pedía monedas y dulces por la calle con cajas que simulaban calaveras, lo que ahora sería el americano «truco o trato», y montaban altares en casa en recuerdo de los que ya no estaban. Ahora, en Madrid, los sigue montando y, de hecho, ha hecho varios homenajes a víctimas de accidentes o personalidades reconocidas de México en Mejorada. «Da igual si son altares grandes y espectaculares o pequeños e íntimos, lo importante es, al menos una vez al año, acordarnos de quien ya no está en cuerpo, pero sí en alma. Y si puede ser con moles, que es un plato con especias, más comida rica, acompañado de la familia y con bebida, mejor. Con esto, Sergio saca pecho por «la suerte de tener una identidad que es consciente de lo malo, pero intenta que lo sea un poco menos».