Viajes

Así ha sido el viaje de un joven desde Málaga a Estambul haciendo autostop: «Las personas que me recogían ha sido lo más auténtico»

Cuatro horas y veinte minutos en avión separan la ciudad de Málaga y Estambul. Un trayecto cómodo y rápido que nos lleva hasta uno de los destinos más populares del momento. Pero hay otros caminos que conectan ambas ciudades sin tener que despegar los pies del suelo y esa es precisamente la aventura en la que se ha embarcado Maxime Le Rigoleur, que sin pensárselo mucho decidió emprender un viaje muy poco convencional: de Málaga a Estambul haciendo autostop.

Este joven residente en la provincia Málaga y de tan solo 24 años salió de su pueblo con nada más que una mochila para recorrer España y otros ocho países más hasta llegar hasta la ciudad turca. A dedo alzado y con carteles escritos a mano en un cartón, consiguió que un coche tras otro (y algún que otro camión y autocaravana) se pararan para recogerlo y llevarlo de un punto a otro hasta su destino final. Además, día a día durante el camino, Maxime ha ido contando sus aventuras en la red social TikTok, donde ha creado una comunidad muy pendiente de sus avances diarios.

«Simplemente me lancé sin tener mucha idea»

De madre colombiana y padre francés, Maxime Le Rigoleur nació en Colombia, pero con tan solo un año su familia se trasladó a Francia. Poco después, con ocho años, se mudó de nuevo, esta vez a España, a un pueblo de Málaga. Es aquí donde ha vivido desde entonces y desde donde ha empezado su trepidante aventura. «Los dos últimos años he estado trabajando como consultor autónomo haciendo proyectos. El último en el que participé terminó en enero de este año y estuve buscando a ver si salía otro, pero viendo que había pasado un mes y tenía tiempo y algo ahorrado, no me lo pensé mucho y simplemente decidí hacer el viaje», cuenta Maxime a 20minutos.

«Yo he viajado mucho, pero siempre en avión y llevaba mucho tiempo con esta forma de viajar en la cabeza. He escuchado muchos pódcast y leído sobre gente que lo ha hecho así y tenía muchas ganas de vivirlo en primera persona, aunque cuando sales a la calle es totalmente distinto«, señala. Durante dos semanas, el joven estuvo decidiendo qué se llevaba en la mochila y «al final me llevé más de lo que necesitaba, simplemente me lancé sin tener mucha idea». Un saco de dormir, una tienda de campaña, una olla y algo para encender fuego y un par de mudas de ropa fue lo único que se cargó a las espaldas.

Sus primeros pasos: de España a Croacia

Granada, Valencia y Barcelona fueron sus primeros pasos por España antes de cruzar su primera frontera. «Sabía que en España, como en la mayoría de Europa, es ilegal hacer autostop en autopistas y autovías, además de que está muy mal visto, y allí tuve problemas con la policía, porque en cualquier sitio que me pusiera me decían algo», cuenta Maxime. En otras ocasiones durante su trayecto, la policía lo echó de la autopista mientras pedía autostop, aunque nunca le llegaron a multar. «La mayoría han sido bastante simpáticos, incluso me recomendaban otros sitios donde ponerme», recuerda.

Con una familia alemana en autocaravana llegó al país galo, donde volvió a hacer autostop hasta Montepellier y después Lyon. Pasando por pueblos de los Alpes como Megève y su bellísimo paisaje nevado, el joven llegó hasta Italia, concretamente hasta la ciudad de Milán, para después ir saltando de un punto a otro y pasando por localidades como Brescia y Trieste. «No conocía la ciudad de Trieste, justo en la frontera con Eslovenia, pero me gustó mucho y me pareció super bonita; tenía de todo: mar, montañas y casas de estilo italiano», recuerda Maxime. Allí recorrió de noche los jardines y el exterior del Castello de Miramare, uno de los puntos más pintorescos de la ciudad italiana.

Tras cruzar a pie la frontera con Eslovenia, rápidamente consiguió parar un coche que le llevó hasta la capital, Liubliana. Después de una visita express por sus coloridas calles y su castillo medieval, Maxime se puso de nuevo en ruta en dirección a Zagreb (Croacia). «Aquí estaba yo tranquilo con mi cartel cuando una mujer le dio una moneda a su hija para que me la dé; se ve que no ha visto muchos autoestopistas en su vida», contaba Le Rigoleur en uno de sus TikToks. En la capital croata tuvo la suerte de vivir en primera persona el Festival de las Luces, cuando los edificios y monumentos más importantes de la ciudad se iluminan con un juego de luces mágico. Antes de cambiar de país, Maxime llegó a Imotski: «Fue un sitio que me impresionó, un pueblo que tenía un estadio de fútbol enorme rodeado de montañas», explica.

A mitad de camino: de Bosnia a Albania

En el décimo día de ruta, Maxime cruzó su quinta frontera, esta vez a Bosnia y Herzegovina. Su primera parada en el país balcánico fue Mostar y «desde que llegué por la noche hasta que me fui al día siguiente me impresionó un montón, tanto la ciudad como la historia en sí son super puras», nos cuenta. Al cruzar de nuevo la frontera con Croacia para llegar hasta Dubrovnik las autoridades le avisaron de la peligrosidad de la zona: «Me han preguntado si llevo algún arma y me han dicho que debería llevar una», relataba en uno de sus videos.

Una vez en Montenegro, Maxime cogió un ferry hasta Tivat para cruzar las bocas de Kotor, una bahía muy accidentada que se adentra en la tierra en el suroeste del país. Budva y Podgorica, la capital, fueron los siguientes destinos de la ruta montenegrina antes de llegar a Tirana la capital de Albania. Recorriendo la costa albanesa llegó hasta la de Sarände, una ciudad muy de moda en la zona. «Estaba masificada, había diez metros de playa y el resto eran chiringuitos, restaurantes y hoteles», lamenta Maxime.

Finalizando la aventura: de Grecia a Turquía

Al llegar a Grecia, el conductor del coche con el que hacía autostop le convenció para visitar la isla de Corfú, donde pasó la noche acampando en una idílica y recogida cala. Durante el trayecto, este viajero ha dormido en algún hostal, pero también en medio de un campo de naranjos, en playas, en un parque público, junto a un río… pero tal y como nos cuenta Maxime, «nunca tuve miedo, como solamente era pasar la noche, me buscaba algún sitio medio escondido para montar la tienda y levantarme temprano para empezar a hacer autostop».

El siguiente destino fue la mágica localidad de Kalambaka y sus monasterios en lo alto de las montañas. Salónica es la segunda urbe más grande de Grecia y esa fue la siguiente parada del aventurero, para después llegar a la bonita ciudad de Kavala. «Lo interesante del autostop es el camino, porque lo vas viendo todo, no es como coger un avión, llegar a una ciudad, visitar tres cosas e irte», señala. Aunque también tiene su parte negativa: «Había veces que esperaba cinco minutos y otras hasta 6 horas hasta que alguien me recogía».

Un camionero le acercó hasta la frontera con Turquía y así llegó por fin a su país final. «Las personas que me recogían en el coche eran increíbles, ha sido lo más auténtico de este viaje; es más fácil toparte con gente buena que mala», afirma Maxime. Además, el idioma no era ningún impedimento: «Ha habido personas que sabían inglés con las que apenas he hablado, y otras con las que no tenía ningún idioma en común, con las que me he reído mucho y nos hemos comunicado durante todo el camino». Con la suerte de que un coche iba directamente desde la frontera hasta la capital, después de 24 días de viaje muy intensos, finalmente Maxime pisó las magnéticas calles de Estambul. «No tenía una ruta como tal, pero Turquía es un país que hace mucho que quería visitar», reconoce.

Sus próximos viajes: Irak, Irán y el norte de Europa

A un viajero incansable como Maxime 24 días le saben a poco. Por ello, tras unos días explorando la vibrante ciudad turca, se ha lanzado de nuevo a la carretera para seguir recorriendo el país. «Tengo pensado volver antes del 15 de mayo a España, así que no tengo todo el tiempo que querría, pero las semanas que me quedan tengo pensado visitar la costa sur de Turquía hasta llegar a Irak«, nos cuenta.

En ese país árabe tiene la intención de visitar la zona norte y, si le da tiempo, cruzar a Irán. «Muchos piensan que los habitantes de estos países son todos terroristas y gente mala y, pero tengo entendido que en realidad son de las mejores personas que te puedes encontrar y eso es lo que quiero ir a ver de primera mano», explica. Además, no solo seguirá compartiendo su aventura en TikTok, sino que ha empezado a hacer directos en Twitch para mostrar su día a día con más detalle.

@maximeleri Mi primer dia atravesando europa en autostop! #autostop #hitchhiking #fyp ♬ sonido original – Maxime Le Rigoleur

Pero una vez que esta aventura finalice, Maxime no tardará en ponerse de nuevo en marcha. «Lo más seguro es que pronto me vuelva a ir de viaje haciendo autostop, no tengo ningún destino pensado, pero como ya llega el buen tiempo, tal vez vaya dirección norte de Europa, Dinamarca, Noruega, Suecia…», reconoce. Aunque si hay algo que tiene claro es que lo que más se aprende con este tipo de viaje es a «pasar tiempo contigo mismo, que es algo que mucha gente no tolera». En definitiva, no solo es una forma poco convencional de descubrir el mundo, sino de «descubrirte a ti mismo«.

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