Scariolo, Brown, Rudy, Willy… y la épica historia de un imposible
El cuento de hadas de España en este Eurobasket ocupa una de las páginas más memorables del deporte español. Cada uno que la haga suya y la coloque en el lugar que prefiera, pero parece indiscutible la magnitud de la hazaña del equipo de Scariolo. Compareció como un outsider en el que nadie creía, mermada por el cambio de ciclo obligado tras años y años de gloria y relegada en el power ranking de FIBA antes del torneo. El relevo no es que haya dado la talla, es que ha roto todas las previsiones ofreciendo un rendimiento inesperado que le ha llevado a lo más alto, de nuevo, del torneo continental. Un triunfo frente al Big Data. La fe, el ejercicio de resistencia, el oficio táctico y el talento, cómo no, de jugadores y cuerpo técnico han obrado un imposible.
Superado el desafío de Lituania, se abrió un panorama esperanzador. La limitada jerarquía de Finlandia en alturas decisivas del torneo, pese a su incontestable calidad, cambió la percepción global y reivindicó las opciones reales de España de hacer algo grande. Se ganó al combinado nórdico, con un Rudy eterno, y después se afrontaron las semifinales ya sin nada que perder. Alemania, más ogro que nunca, jugaba en casa, pero España no estaba dispuesta a capitular. La actuación poderosa de Lorenzo Brown y la heroica faena de Alberto Díaz (+25 con él en pista y -20 sin él; además de 10 puntos, dos asistencias, dos rebotes y un robo) para desactivar en el tramo decisivo a Schröder abrazaron un triunfo mayúsculo. Las lágrimas del base malagueño identificaron la nobleza de un grupo que enorgullece a todo un país.
El muro final era Francia. Otra vez. Después de duelos y duelos maravillosos y una rivalidad imponente en estos últimos años, la hegemonía de España se ponía en juego. En realidad, el éxito ya era extraordinario. Ganar o no ganar no cambiaba la impresión de presente y futuro que había dejado la Selección de Scariolo. Eso solo es un resultado; los valores individuales y colectivos resultan verdaderamente mucho más importantes. Pero España también ganó, como otras tantas veces, cuatro veces de forma consecutiva. Juancho Hernangómez tuvo una actuación portentosa y su hermano Willy confirmó un MVP más que merecido. España es la envidia de Europa, el orgullo de todos, hacedora de imposibles. Un equipo con todas las letras.