La llegada de estudiantes y profesionales extranjeros y el teletrabajo impulsan los alquileres de menos de un año

La demanda de alquileres temporales es cada vez mayor, según un estudio elaborado por la plataforma Lodgerin, especializada en procesos de movilidad internacional para organizaciones y propietarios de alojamientos. La compañía apunta a que este tipo de arrendamientos temporales, que califica de media duración, han crecido un 94% en el último año, impulsados por el auge del teletrabajo y el desplazamiento temporal de estudiantes y profesionales que buscan una mayor flexibilidad residencial.
Esta fórmula de alojamiento es una modalidad a medio camino entre el alquiler turístico y el permanente, cuya duración suele ser de unos meses, sin llegar al año. Está pensada para personas que tengan que residir durante un tiempo en un lugar distinto al habitual, ya sea por tener que desplazarse por motivos de estudio o trabajo o para recibir un tratamiento médico, por ejemplo.
Según Lodgerin, entre quienes recurren a esta fórmula en España tienen especial protagonismo los estudiantes extranjeros, destacando sobre todo los estadounidenses de entre 22 y 23 años, con estancias promedio de cinco meses. Pero no son los únicos atraídos por estas latitudes. La compañía subraya el liderazgo de España como destino para estudiantes internacionales, albergando cada año a más de 200.000. De hecho, es el principal país receptor del programa Erasmus en Europa, con más de 47.000 alumnos extranjeros anuales.
La creciente movilidad se detecta también en el mercado laboral, con el desplazamiento temporal de profesionales al país. Es un fenómeno que ha crecido de la mano del teletrabajo desde la pandemia y que, según Lodgerin, ha demostrado no ser un «moda pasajera» sino una nueva modalidad de trabajo «imperante» y una «aspiración» de los propios trabajadores. Esta tendencia, personificada en el fenómeno de los nómadas digitales, estaría impulsando una demanda de alojamientos más flexible de viviendas amuebladas y para arrendar por meses en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga.
«La media estancia está dejando de ser una solución puntual para convertirse en una alternativa habitacional sólida y sostenible», valora Óscar Rubio, CEO y fundador de Lodgerin, que apunta a que esta modalidad de alquileres ofrece a los inquilinos «una forma más flexible, segura y accesible de residir en nuevas ciudades, ya sea por estudios, trabajo o proyectos personales», al mismo tiempo que para los arrendadores supone «mayor estabilidad económica, menor rotación y una gestión más eficiente frente al alquiler turístico» y para las ciudades, «una oportunidad real de atraer talento internacional, dinamizar el comercio local y descongestionar el modelo turístico tradicional».
Desde la compañía sostienen que se está produciendo un trasvase de la oferta de alquileres turísticos de corta estancia hacia el arrendamiento temporal, una tendencia que esperan que siga en aumento y justifican por el hecho de que esta segunda fórmula genera para los propietarios «menores costes de gestión, menor limpieza y menores periodos vacíos», pese a que los precios son de media un 40% más bajos que en los pisos turísticos, lo que implica una menor rentabilidad.
Más caro que el alquiler permanente
El estudio reconoce que la presencia «masiva» de nómadas digitales en algunas ciudades y el consecuente auge de este tipo de alojamientos ha contribuido al encarecimiento de los alquileres residenciales y ha despertado cierta tensión entre los vecinos. Calculan que las rentas mensuales de los alquileres temporales son de media un 35% más altas que los arrendamientos permanentes de vivienda habitual.
Ante el crecimiento de los alquileres temporales y su impacto sobre los precios, el Congreso de los Diputados está tramitando una proposición de ley impulsada por los partidos a la izquierda del PSOE para tratar de regular esta tipología de arrendamientos, que quedó fuera de la ley de vivienda aprobada en la legislatura pasada. El hecho de no estar sometido a esta norma, que prevé topes de precios para los alquileres en zonas tensionadas y limita su actualización anual, ha hecho que los alquileres de temporada sean especialmente atractivos para los inversores, ya que se pueden fijar libremente los precios.
A la espera de que esta iniciativa salga o no adelante, por el momento el Ministerio de Vivienda ya ha impulsado una herramienta para aumentar el control sobre este tipo de alquileres, ante la sospecha de que se ha extendido su uso fraudulento para esquivar la ley de vivienda. A partir del 1 de julio será obligatorio que, si se anuncian en plataformas online, estén registrados en la denominada Ventanilla Única Digital y cuenten con un número de identificación que acredite que cumplen con la normativa. Se realizarán controles aleatorios y periódicos en los portales y el propietario tendrá que aportar los contratos firmados al cabo del año para verificar que el inmueble se está empleando con un uso distinto al residencial.