Cada año se producen más de 400.000 nuevos casos de pacientes que sufren dolor neuropático
En España, más de 400.000 personas comienzan a sufrir dolor neuropático, una enfermedad que afecta a un 32% de la población adulta, aunque sólo un 27% está diagnosticado.
Son algunos de los datos proporcionados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), que han dado a conocer con motivo de la conmemoración el 17 de octubre del Día Mundial contra el Dolor, patología que padecen principalmente personas de entre 45 y 54 años, y mayoritariamente mujeres.
El dolor motiva el 40% de las consultas de pacientes de Atención Primaria cada año, de los que un 20% experimenta más de 6 meses, aunque si se sufre más de tres ya es catalogado como crónico, según la SEN.
En un comunicado, los neurólogos han recordado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el dolor crónico es la mayor amenaza para la calidad de vida a nivel mundial y destaca que supone un coste sociosanitario superior al 3% del Producto Interior Bruto en Europa y, en España, representa la principal causa de absentismo laboral.
Alan Luis Juárez-Belaúnde, coordinador del Grupo de Dolor Neuropático de la SEN, detalla que se trata de un tipo de dolor que no es causado como respuesta a un estímulo, «sino que es provocado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial, a nivel central o periférico, que hace que el sistema nervioso interprete como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son».
Aunque los mecanismos desencadenantes de este dolor no son del todo conocidos, se sabe que, en muchas ocasiones, aparecen asociados a enfermedades como la diabetes, el herpes zóster, el ictus, el párkinson o el cáncer, así como puede ser causado por tóxicos, fármacos, infecciones o alteraciones metabólicas y hereditarias, entre otras causas.
«Convertir el dolor en una especialidad»
Por su parte, la SEMDOR (Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor) ha subrayado que para ayudar a los pacientes de la mejor manera posible, el tratamiento del dolor debe realizarse desde un enfoque multidisciplinar, ya que esta patología no pertenece a ninguna especialidad médica concreta.
Por ello, ha situado entre sus objetivos «convertir el dolor en una especialidad que permita tratar esta patología de forma completa», para lo que reclama que se inicie el procedimiento para crear áreas específicas de competencia (ACE) que sean el origen de la futura especialidad y que faciliten a los enfermos acceder a las unidades de dolor.