Así se propagó el covid en un hospital: «Nos prohibieron mascarillas para no alarmar»
El pasado 11 de marzo, un sanitario del Hospital Virgen Macarena de Sevilla se dirigió al servicio de medicina preventiva de su centro para comunicar que tenía síntomas de covid. En esa fecha, ya se había detectado un contagio local en Sevilla, de alguien que no había viajado a ninguna zona de riesgo, y el Hospital Virgen del Rocío, que atendió a ese paciente, mandó a su casa sin pestañear a 80 profesionales que podrían haber estado en contacto con el infectado.
Mientras, a pocos kilómetros, el otro gran hospital público de la ciudad, días después, despachó a ese profesional con sintomatología así: “Eso es un catarro común, nada. Si quieres, consulta en infecciosos, pero eso no tiene importancia”. A los 10 minutos, seguía trabajando. Pero sí la tenía. Días después, 11 médicos de 19 del turno de Urgencias y cinco de siete enfermeros dieron positivo en covid. El coronavirus circulaba ya por los pasillos de un hospital donde expresamente los cargos intermedios tenían guardados bajo llave los equipos de protección y donde se colgaron carteles que dejaban claro que no se podía usar mascarilla “para no generar alarma social”. “Las salas comunes son pequeñas, nos hemos contagiado entre nosotros mismos. La falta de material de protección nos ha condenado a muchos”, cuenta uno de esos positivos.
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El estado de alarma ya estaba en vigor y en este hospital sevillano hubo cargos intermedios que advirtieron sobre sanciones si se incumplían las instrucciones que se había dado al personal. Uno de esos enfermeros, también positivo en covid, cuenta cómo le prohibieron usar mascarilla, ni siquiera quirúrgica al principio, mientras le pedían que mantuviera la distancia de seguridad. “¿Cómo iba a sacar sangre a dos metros de distancia?”. Un celador también se hizo con su propia mascarilla de alta protección de manera externa al centro. Le conminaron a que se la quitara para no alarmar. Fue una familia que llegó al hospital, todos con sus mascarillas, quienes le preguntaron cómo es que no llevaban protección en el propio centro.
El índice más alto, en Andalucía
Según un informe del Instituto Carlos III, los profesionales sanitarios andaluces son los más castigados por el coronavirus. En España, se han notificado 30.660 casos de covid en el personal sanitario, lo que supone un 22% del total, porcentaje que en Andalucía es de casi el 30%, el mayor del país. A pocos metros del Hospital Macarena, en el Parlamento de Andalucía, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, defendió este miércoles que hay 3.280 sanitarios infectados. Son 4.275, según el Boletín Oficial de la Junta (BOJA), si se suman otros trabajadores sociosanitarios de residencias de ancianos o dependientes. Defendió Aguirre que los contagiados solo suponen el 3,12% del total del personal sanitario.
Sin embargo, en una reunión de la mesa sectorial celebrada esa misma mañana, el Servicio Andaluz de Salud trasladó a los representantes sindicales otro cuadro, al que ha tenido acceso este periódico, con datos diferentes. Señalaba 7.575 “profesionales de alta y baja por covid”. Serían la mitad del total de casos confirmados en Andalucía, 14.639. Salud advierte de que son “datos registrados por ausencia al puesto de trabajo y que no son datos epidemiológicos ni asistenciales”. Ese cuadro señala 2.749 sanitarios en aislamiento domiciliario, 2.071 en estudio, cuatro fallecimientos, 12 hospitalizados, 1.354 casos por incapacidad temporal o accidente de trabajo y 1.385 positivos. Nadie explica el desfase de cifras.
La rebelión de las Urgencias
Siete semanas atrás, ajenos a esos datos dramáticos que llegarían para la plantilla sanitaria andaluza, la noche del lunes 23 de marzo, el personal de Urgencias del Hospital Macarena se plantó. Ese día, ya había un alto índice de positivos en la plantilla. Todo el personal de enfermería se dirigió al jefe de la guardia para asegurar que si no les daban equipos de protección no iban a atender a pacientes salvo casos graves. “No es que no quisiéramos trabajar. Es que sin protección nos poníamos en riesgo nosotros y al que llegara a esa puerta de Urgencias. El responsable nos amenazó con una denuncia penal por denegación de auxilio. No íbamos a dejar de atender a nadie en peligro, pero sí al que pudiera estar en Urgencias esperando horas. Hasta que no advertimos de que íbamos a llamar a la policía para presentar una denuncia y que dejara constancia de lo ocurrido, no cedieron. Abrieron un cuarto bajo llave y había más de 20 equipos”, cuenta alguien que lo vivió en primera persona.
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“Guardaban todos los equipos de protección para cuando llegara la gran avalancha, pero casos había y no nos daban ni lo imprescindible”, agrega una delegada del Sindicato de Enfermería (Satse). La falta de material ha sido común en toda España, en Andalucía ha sido una denuncia constante del Gobierno autonómico contra el mando único del Ministerio de Sanidad. “No nos quejamos solo de la falta de material, que también, sino de cómo se gestionaba el que había. Bajo llave y guardado, con amenazas por usar mascarillas, exponiéndonos”, relata una médica del centro. A esto se suman los cuatro lotes de mascarillas defectuosas retirados, uno del ministerio y tres del Servicio Andaluz de Salud.
Material bajo llave
En el servicio de Traumatología, hubo otro plante similar. Se negaron a operar sin equipos y solo así consiguieron que subieran las EPI. Todo el material, alegando que hubo robos al principio, estaba bajo llave. “A veces no han pedido hasta el DNI para darnos una mascarilla”; asegura otro sanitario. Lo mismo, aseguran, ha pasado con las pruebas PCR. “Nos hemos sentido solos, abandonados, sin información. Hablé con una compañera que llevaba en casa 18 días y que nadie del hospital le había llamado. No le habían hecho ni la prueba. Necesitaba asistencia psicológica”, señala una delegada sindical del Hospital Macarena.
Otra enfermera pasó de baja las semanas preceptivas en aislamiento domiciliario y tras la última prueba le comunicaron que había dado negativo y podía incorporarse. El tercer día de trabajo, tenía turno de noche, entró en su historial para revisar sus analíticas y se quedó de piedra: era positivo en covid. Se equivocaron. Hay dos profesionales que, desde el 18 de marzo que les dieron de baja, están esperando la prueba, porque aunque son trabajadoras del hospital sus domicilios están en otras provincias y prácticamente les dijeron que “se buscaran la vida”.
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El error no es aislado. “Aquí se trató el covid con mucha frivolidad al principio. Nada que ver con otros hospitales sevillanos. Hubo un momento en el que el Hospital Macarena tenía más positivos que Virgen del Rocío, Valme y Osuna juntos”, cuentan desde la plantilla. En este hospital, trabajan más de 5.000 sanitarios, en el Virgen del Rocío, más de 8.000. Según los datos oficiales, en el Macarena, se registran 138 positivos. Ningún sindicato ni organización profesional se cree esta cifra. Los profesionales cuentan que se les negaban las pruebas y que solo si llamaban al teléfono de Salud Responde se les conminaba a quedarse en casa si tenían síntomas. El hospital pasó semanas, al principio, restando importancia a lo que estaba ocurriendo.
Piden el cese del gerente
Este miércoles, hubo una reunión con el gerente del hospital. La Junta de Personal pide su cese. Francisco Merino tomó posesión en marzo de 2019. Antes ocupaba el puesto de gerente adjunto de Asistencia Hospitalaria en los servicios centrales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas). Los representantes de los trabajadores le pidieron explicaciones porque en todo este tiempo no ha dado información ni atendido las reclamaciones de los profesionales del hospital. El presidente de la Junta de Personal, Antonio Suárez, enfermero en el área de Pediatría, trasladó a este periódico que se registraron de forma oficial escritos para pedir cuentas de la situación el 18 y el 25 de marzo. Son documentos oficiales y registrados de los que la gerencia dijo no haber tenido constancia. Desde la primera solicitud de información, solo ha reunido al personal cuando ya estaba sobre la mesa la exigencia de su cese y casi dos meses más tarde.
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“Han existido instrucciones contradictorias, desorden, un desbarajuste muy grave. Nos preguntábamos cada día quién estaba al frente”, señala Suárez. Rafael Carrasco es presidente del Sindicato Médico Andaluz y médico de Urgencias del mismo hospital: “Haría falta un estudio detallado y concienzudo, y es muy complejo hacerlo, porque no tenemos todos los datos, pero el número de contagios habla por sí solo. Ha existido una cadena de errores y un descontrol absoluto de la gerencia. Hemos tenido una dirección nefasta, han llegado a amenazar a profesionales por llevar mascarilla”.
La Consejería de Salud señala que hay 125 profesionales infectados, 37 de baja y 88 de alta. La plantilla es de 5.337 trabajadores. «Se está realizando un estudio para definir los distintos factores de riesgo tanto a nivel colectivo como individual», añaden fuentes de Salud. «En los próximos días, el Servicio Andaluz de Salud hará una segunda ronda para el personal con más de 100.000 test rápidos e iniciará en paralelo estudios de seroprevalencia para medir la inmunidad entre los profesionales», agregan desde la Junta.