Ya se puede disfrutar del nuevo Mirador del Fraile: ¡está a 300 metros sobre el Duero!
¿Qué tienen en común Doctor Zhivago, La cabina y Terminator 6? Aunque el primer impulso sea decir que nada, lo cierto es que estas tres películas tan diferentes sí que coinciden en una cosa: alguna de sus escenas fueron rodadas en torno a la presa de Aldeadávila de la Ribera. Esta impresionante obra de ingeniería hidroeléctrica se encuentra enclavada en el cañón del tramo inferior del Duero, apenas a siete kilómetros de la localidad salmantina que Miguel de Unamuno definió como “el corazón de los Arribes”, situada como está en el centro mismo del Parque Natural donde el río de mayor caudal de la Península Ibérica marca la frontera con Portugal.
En torno a la presa de Aldeadávila de la Ribera se rodaron escenas de «Doctor Zhivago», «La cabina» y «Terminator 6»
La presa, construida en hormigón a mediados del pasado siglo, posee una altura de 139,50 metros y es de tipo arco de gravedad. Podremos pasar junto a ella si nos subimos a uno de los catamaranes que recorren los once kilómetros que la separan de la playa del Rostro. Es toda una experiencia, aunque seguramente haya quien prefiera contemplarla desde las alturas. Hasta ahora existían tres miradores: el de Iberdrola, empresa que la gestiona, situado justo encima, con vistas al aliviadero, y los del Picón de Felipe y el Fraile, ambos en el lado de arriba. Desde esta misma primavera existe un cuarto balcón. Quedan advertidos: mirar hacia abajo es solo para valientes.
Colgados en el precipicio
El nuevo mirador del Fraile, que así se llama por estar situado a unos 200 metros del que ya ostentaba este nombre, es espectacular. Quienes recorran la plataforma de acero, de algo más de 12 metros de longitud, podrán, según sus creadores, los arquitectos Brigitte y Daniel Hollegha, “alejarse del terreno firme y ampliar considerablemente su ángulo de visión sobre la presa y el valle”. Levantada sobre una formación granítica, la impresionante pasarela sobresale en el vacío, a 300 metros de distancia sobre el río Duero, que podemos contemplar, si vencemos el miedo, a través del suelo de rejilla que hay justo en el extremo.
Al mirador se accede a través de rampas y escalones que permitirán que nos vayamos familiarizando con el paisaje. Sobre los abruptos cortados, de hasta 400 metros de altura, quizás podamos ver, volando por encima de nosotros, buitres leonados o águilas reales… Habrá que detenerse y mirarlos, porque aquí se lleva desde hace siglos el noble arte de la contemplación. El nombre de este mirador viene porque en esta zona era habitual ver a los franciscanos del convento de La Verde (en el Poblado del Salto de Aldeadávila, construido junto a la presa para las familias de los operarios) trabajando en su huerta.
En ruta por los alrededores
Si hasta aquí hemos llegado, una recomendación. Después de disfrutar de las vistas merece la pena recorrer Aldeadávila de la Ribera. Sus antiquísimas calles, con nombres tan medievales como Cilla, Atalaya o Remoria, esconden palacios como el del del Marqués del Caballero, del siglo XVIII, ermitas e iglesias. Si después nos acercamos hasta Masueco, podremos acceder fácilmente al Pozo de los Humos y su maravillosa cascada, con una caída de 50 metros, en el curso del río de las Uces.