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Valverde se despide con grandeza

Una trayectoria ciclista de 20 años como profesional da para mucho. Tanto, como para dar la vuelta al mundo (rodeando la línea del ecuador sin desvíos, lo que supone unos 40.000 kilómetros) casi cinco veces. Eso es lo que hizo Alejandro Valverde durante sus dos décadas como profesional, desde 2002 hasta el presente 2022 que está a punto de finalizar, pero obviamente esos únicamente no son sus mayores méritos.

Cuelga la bicicleta a los 42 años, siendo competitivo hasta el último día de su carrera deportiva (6º el pasado 8 de octubre en el Giro de Lombardía) y con un palmarés variado, exitoso y que perdurará en los tiempos: 133 victorias, incluidas entre ellas un Mundial (2018), La Vuelta (2009), ganador de etapa en las tres Grandes Vueltas (4 en el Tour, 12 en La Vuelta y una en el Giro), dominador de las Ardenas (5 Flecha-Valona, 4 Lieja-Bastoña-Lieja…) y un estilo y forma de correr carismático, por eso, en su año de despedida, prácticamente cada día que se ponía un dorsal era homenajeado. Incluso esta temporada, a menos de seis meses de hacer 43 años, termina 10º en el ranking UCI.

Un insaciable competidor que lo deja no porque se lo pidan, ni por salud, sino porque cree que ya es el momento. Todos estos méritos y logros le llevan al trofeo Trayectoria de los Premios AS 2022 que se entregarán este mes de diciembre en su décimosexta edición. Valverde dio el salto al profesionalismo en 2002 en las filas del Kelme. Ya desde que era amateur prometía, por sus logros de adolescente, y también trasladó esos éxitos compitiendo con la élite. Se dio a conocer para el público general en 2003, siendo tercero en La Vuelta y segundo en el Mundial de ese año tras su compatriota Igor Astarloa. En ese momento no sabía que esa carrera se convertiría en uno de sus grandes objetivos y que tendría que esperar hasta 2018 para poder vestirse de arcoíris (siete medallas mundialistas), pero el momento («es mi victoria preferida») llegó en Austria.

Fichaje. Fue en 2005 cuando dio el salto al Movistar, en sus diferentes denominaciones (era Illes Balears-Caisse d’Epargne cuando el murciano recaló en la estructura del Reynolds/Banesto…). Desde su primer éxito, con una etapa de Itzulia (Vuelta al País Vasco en 2003) hasta el último, la general de la prueba gallega O Gran Camiño, este año), el de Las Lumbreras alzó los brazos todas las temporadas salvo 2020, un año atípico, marcado por la pandemia y con un calendario reducido y comprimido (en los años 2010 y 2011 no compitió al estar sancionado).

Considerado uno de los mejores corredores a nivel internacional, no solo levanta la pasión de aficionados en España, ya que en países como Bélgica, Países Bajos, Japón… es una figura a la que admiran. “A veces me dan hasta ganas de llorar, pero es el momento”, decía Valverde a AS bajo el cielo oscuro de Bérgamo, en su última entrevista como profesional a escasas horas de ponerse el dorsal que ponía punto final a su carrera en la región de Lombardia. “Siempre se me dice que si hubiese tenido otro calendario de carreras en mi trayectoria… pero para nada me arrepiento. Siendo realista, no echo nada en falta en mi palmarés. Obviamente siempre hay retos ambiciosos, pero conseguí muchísimo más de lo que me esperaba cuando empecé en esto. Y, además, disfruté mucho de ello por el camino. No cambiaría nada”, añade.

Hoy en día no es extraño ver a corredores con más de 100 triunfos en su palmarés, pero lo extraño es verlo en alguien que no sea velocista puro (más allá de las incontables conquistas de Eddy Merckx). Mezclar etapas en los citados esprints, montaña, clásicas, Mundiales, grandes vueltas, todo ello con generales incluidas, le hace pertenecer a un grupo selecto. Sin embargo, a los 42 años, Valverde puede que haya bajado su rendimiento, como es ley de vida, pero es que en la actualidad se rueda a un ritmo alto todos los días. “Se va más rápido que antes. No hay carreras que digas que se va tranquilo, si acaso algún día en una gran vuelta, y ya poco. Es un no parar de salida a meta. También el nivel ha subido en lo relacionado a mis características: ahora hay muchos corredores rápidos en grupos reducidos, que es una de mis virtudes. En ese aspecto, es más difícil”, destaca El Bala.

Longevo. Sobre su mayor rival, cita a Contador si tuviera que escoger tan solo a uno, pero viendo que algunos corredores empezaron después que él y se retiraron antes… “He estado en muchas épocas compitiendo. Al principio eran Paolo Bettini, Danilo di Luca, Lance Armstrong. Después, pues Alberto Contador, Purito Rodríguez, Samuel Sánchez… y ya de últimas diría que Primoz Roglic y Tadej Pogacar. Si es que son muchos años encima de la bicicleta”, recalca con una sonrisa.

Amante del motor, en especial de la Fórmula 1, y seguidor del Real Madrid, la vida de Valverde está ligada a una bicicleta prácticamente desde que tiene uso de conciencia. Por eso, ahora para Natalia, su pareja, y los cinco hijos del ya excorredor (los mellizos Iván y Alejandro, Pablo, Natalia y Alessandra) se les hará extraño ver las carreras y que no esté Alejandro. También a él mismo. “Al principio será raro, pero seguiré ligado al mundillo”, avisa. Y es que todavía estará en el equipo Movistar, aunque desde el coche. “Mi principal labor será que haya más comunicación entre directores, entrenadores y corredor. Sí que estaré en el coche en algunas carreras. Por ejemplo, la idea es estar, entre otras, en Giro, Tour, Vuelta… pero no enteras. Cinco o seis días, algo así. Se me seguirá viendo por las carreras”, explica sobre su nuevo rol.

Una vez acabada la temporada, estuvo en Singapur, Japón, Costa Rica… participando en diferentes Criteriums y marchas, y es probable que un futuro cercano se le vea compitiendo en otras modalidades de ciclismo, aunque más a nivel aficionado: “Sí me gustaría estar en carreras de gravel y cosas del estilo. Será para tener un objetivo deportivo y divertirme, que para mí es lo mismo. Puede que, sin tanta insistencia o disciplina, pero mis mañanas de entrenamiento no se tocan”. Amante del ciclismo.

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