Un Mundial ‘cruzado’
En plena expansión del fútbol femenino, las lesiones pueden dejar fuera del Mundial a jugadoras clave. Según el ranking del Balón de Oro 2022, cinco de las 17 mejores han sufrido este tipo de lesión. Las rodillas de las deportistas se han convertido en un claro objetivo de estudio y de prevención, pues gran parte de las lesiones de gravedad se producen en esa zona. Sin ir más lejos, la liga española ha sufrido hasta 19 casos de roturas del ligamento cruzado anterior. Es la competición con mayor afectación, pero la preocupación trasciende a nivel mundial. En 2022, el fútbol femenino vivió un total de 63 roturas de LCA.
Es el ligamento cruzado anterior, que se encuentra situado dentro la cápsula articular de la rodilla (ligamento intracapsular) y que conecta la cabeza distal del fémur con la cabeza proximal de la tibia. Su principal función es la de aportar estabilidad a la articulación de la rodilla.
El sexo femenino es más propenso que el masculino a sufrir este tipo de lesión. Los motivos son diversos, aunque hay varios aspectos relacionados con la anatomía que sobresalen por encima del resto. Las caderas y las piernas de las mujeres son uno de los factores. En el caso de los hombres, las rodillas se alinean directamente debajo de la cadera. Sin embargo, las caderas de las mujeres son más anchas, lo que aumenta el ángulo en el que los fémures se encuentran con las tibias en las articulaciones de la rodilla. Esta angulación da lugar a una mayor tensión en el LCA durante ciertos movimientos.
Además de estos factores puramente biológicos, cada vez se habla más de un factor social. El deporte femenino, por lo general, en deportes como el fútbol, cuentan con menos recursos económicos y humanos que el deporte masculino. Este hecho podría dificultar el acceso de las mujeres deportistas a programas de prevención de primer nivel. Según el doctor Tomás Fernández Jaén, jefe de la Unidad de Medicina del Deporte de la Clínica CEMTRO, los deportes en los que se produce la lesión con mayor frecuencia son aquellos en los que hay contactos o cambios bruscos de dirección.
El proceso de rehabilitación es fundamental. El supervisor de la Unidad de Fisioterapia de la Clínica CEMTRO y profesional especializado en fisioterapia traumatológica y deportiva, José Luis Lara Cabrero, explicó que la rehabilitación puede comenzar a los pocos días de la cirugía. En la primera fase, el apoyo es parcial, con muletas, que progresivamente se irán retirando en torno a la cuarta semana postcirugía. Los objetivos del tratamiento serán por un lado recuperar la movilidad completa de la rodilla y, por otro lado, conseguir normalizar el control motor de todo el miembro inferior en armonía con el resto del cuerpo.
Entre los aspectos clave de la rehabilitación, destacan la terapia manual del fisioterapeuta, diversas aplicaciones de electro-termoterapia y el ejercicio terapéutico. El doctor Lara señala que la tendencia actual es la de retrasar la vuelta a los terrenos de juego hasta: “Se produce sobre el noveno mes postcirugía. Cuanto más se retrase el proceso de vuelta al deporte, el riesgo de nueva lesión disminuye. La decisión de cuando puede volver a competir nuestra deportista nunca es fácil”. La clave es medir parámetros de fuerza, la capacidad de salto en distintas direcciones, aceleraciones y desaceleraciones. La respuesta de la pierna lesionada debe ser la misma que la de la otra pierna y, sobre todo, la deportista debe haber recuperado por completo la confianza en su pierna.