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Tutankamón 100 años después de su descubrimiento: una tumba llena de incógnitas

“¡Veo cosas maravillosas!”, exclamó Howard Carter al asomarse por primera vez al interior de la tumba de Tutankamón. Desde que el arqueólogo inglés descubriese el lugar de enterramiento del célebre faraón han pasado cien años, pero el esplendor del hallazgo y las incógnitas que aún suscita han llegado intactos a día de hoy.

El 4 de noviembre de 1922 se produjo uno de los descubrimientos más importantes de la historia y que causaría un furor extremo en el mundo de la egiptología. Ese furor continúa vigente en la actualidad, convirtiendo al país norteafricano en un popular destino turístico y la tumba de Tutankamón en uno de sus principales reclamos.

El 4 de noviembre de 1922 se produjo uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la arqueología

Donde descansan los faraones

La tumba de este y otros muchos faraones se encuentra en el conocido como Valle de los Reyes, ubicado en las cercanías de la ciudad de Luxor. La tarifa estándar para entrar al mismo tiene un precio de 160 libras egipcias (unos 6,7 €) y da derecho a visitar tres tumbas a elegir entre las que están abiertas al público, pero «se tiene que pagar una entrada extra para acceder a la de Tutankamón (300 LE o 12,7 €) y a la de Seti I (1.200 LE O 50 €)», cuenta a 20minutos José Ramón Pérez-Accino, profesor de Historia Antigua especializado en Egiptología en la Universidad Complutense de Madrid.

La visita a la tumba de Tutankamón es una experiencia sin igual, y es que es el único faraón cuya momia aún permanece en su lugar de enterramiento. Aunque todo el equipamiento, altares, mobiliario y ajuares se llevaron a El Cairo, el sarcófago se dejó allí. El motivo lo encontramos en “la relevancia de haberlo encontrado in situ”, explica Pérez.

Los otros cuerpos que se encontraron en el valle han sido trasladados al nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia, abierto recientemente en El Cairo y con “una colección cronológica muy completa de lo que es la cultura egipcia desde la prehistoria hasta nuestros días”. Sin embargo, la apertura que mantiene al mundo en vilo es la del próximo Gran Museo Egipcio, en Guiza, cuya inauguración está prevista para finales de este año. De hecho, a este centro serán trasladados más de 150 objetos encontrados en la tumba de Tutankamón.

Un hallazgo que lo cambiaría todo

Pero antes de adentrarnos en las profundidades del Valle de los Reyes y visitar la tumba de Tutankamón hay que conocer la historia que esconde su descubrimiento. «Howard Carter era un arqueólogo británico que llevaba mucho tiempo trabajando en Egipto», cuenta Pérez, que añade: «Tras quedarse sin su trabajo como inspector de arqueología para el gobierno egipcio, Carter se desplazó hasta la ciudad de Luxor. Allí conoció al aristócrata británico George Herbert de Carnarvon, quien se hizo cargo de algunas excavaciones en la zona y empezaron a trabajar juntos en el Valle de los Reyes».

“En ese contexto, ya se había encontrado un pequeño almacén con materiales que se utilizaron para preparar el cuerpo de un rey casi desconocido: Tutankamón”, detalla el historiador. Ante ese hallazgo, Carter pensó que la tumba del faraón debía estar cerca y, sin darse por vencido en ningún momento, por fin llegó el milagro.

«Encontró una tumba muy pequeña, con una entrada cubierta por los escombros de otra posterior», detalla Pérez. Entonces sucedió esa escena que ya ha pasado al imaginario colectivo: «se dieron cuenta de que había una pared sellada, abrieron un pequeño agujero e introdujeron una vela; Carnarvon le preguntó qué veía y Carter respondió: »¡Veo cosas maravillosas!», narra Pérez. Y no fue para menos el asombro y la estupefacción ya que tenían ante ellos una tumba prácticamente intacta, uno de los descubrimientos del siglo.

En su interior reposaban miles de objetos que les llevó años catalogar. Entre ellos el que se ha convertido ya en un icono de la civilización egipcia: la máscara de oro de Tutankamón. “Para los egipcios, el oro era la carne de los dioses porque no se corrompe, y como el faraón es una divinidad, su rostro está hecho de ese material”, explica el arqueólogo español. Además de la máscara se encontraron muchos más objetos, a cada cual más bello, como piezas de alabastro y altares de madera con pan de oro.

Además de la famosa máscara funeraria se encontraron otros objetos de gran belleza, como piezas de alabastro y altares de madera con pan de oro

¿Quién era Tutankamón?

Aunque Tutankamón ha pasado a la historia como una figura altamente reconocida, realmente no tuvo mucha relevancia en su época. Fue un faraón menor y murió siendo aún joven, con 18 ó 19 años. Se convirtió así en el último vástago de una larga dinastía, “un importante linaje que ha tenido a alguno de los reyes más característicos de lo que se conoce como Reino Nuevo”.

Tutankamón fue hijo y sucesor de Akenatón, faraón conocido por desarrollar una importante reforma religiosa y administrativa. Además, Tutankamón el era el descendiente de una larga serie de matrimonios consanguíneos. Incluso “una de las últimas teorías, de acuerdo a un análisis de sus restos, es que sus padres eran hermanos”, comenta el egiptólogo. Por ello, Tutankamón tenía importantes problemas de salud. Por ejemplo, no podía caminar bien y tuvo varios ataques de malaria casi mortales.

“Lo único que hace y que se reconoce históricamente es un decreto en el cual ordena el regreso a la situación anterior a la reforma de su padre, al haberse revelado esta como un desastre”, detalla Pérez. Tras su muerte se sucede una época confusa en Egipto. Al no tener hijos, Tutankamón es sucedido por un ascendiente hasta que llega al trono un general por vía militar. Posteriormente se dio paso a una dinastía muy conocida y fuerte, la de los Ramsés.

Un siglo de incógnitas

Cien años después del descubrimiento, Tutankamón y su tumba arrastran incógnitas aún sin resolver. «La tumba es muy extraña y sobre ella hay muchas teorías. Es mucho más pequeña de lo que se esperaría para una tumba real de esa época. Incluso el ajuar tiene unas dimensiones muy inferiores si las comparamos con el que tendría alguno de los grandes reyes de Egipto», señala Pérez.

Por otro lado, en cuanto a la distribución, “las tumbas egipcias reales tienen una serie de características, y la de Tutankamón no se corresponde”, añade. Todo ello ha conducido a que haya una enorme especulación en torno a este faraón y su lugar de enterramiento. Por ejemplo, una teoría puesta en marcha por el arqueólogo británico Nicholas Reeves sostiene que detrás de una pared hay otra tumba real de un monarca anterior, que estaría todavía intacta. Entonces lo que habrían hecho los antiguos egipcios sería “levantar la pared y enterrar a Tutankamón en la parte delantera de la tumba”, nos cuenta Pérez.

Lo que está claro es que aún queda mucho trabajo arqueológico por hacer en Egipto, y eso es justo lo que continúa haciendo Juan Ramón Pérez. Este experto en la materia también dirige el Proyecto C2, que trabaja en el Valle de las Momias Reales y que ha encontrado lo que parecía ser una estatua monumental de unos 30 metros de altura ya destruida. Así que, definitivamente, aún quedan muchos descubrimientos del siglo por llegar.

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