Todd Boehly, rey de reyes
La llegada de Todd Boehly al Chelsea ha hecho saltar por los aires cualquier plan a largo, medio e incluso corto plazo que tuviesen en Stamford Bridge. No han pasado ni doce meses desde que el estadounidense compró el club, pero ya le ha cambiado la cara por completo. Hace justo un año, el Chelsea estaba en los Emiratos Árabes Unidos jugando el Mundial de Clubes. Del once titular de aquellas semifinales solo hay seis que continúan en la plantilla. Y otros que estuvieron aquel día en el banquillo como Werner, Hudson-Odoi, Kenedy, Barkley, Saúl y Sarr, tampoco. Por supuesto, el entrenador también es distinto.
Pocos podrán decir que Boehly no está invirtiendo en fichajes, como tantos otros nuevos propietarios han hecho. El club londinense ha tenido que hacer malabares para esquivar el fair play financiero tanto de la Premier League como de la UEFA en este mercado de invierno. Incluso se han tenido que ver obligados ha dejar fuera de la lista de la Champions League a Fofana (12M€), Andrey Santos (12,5M€), Madueke (35M€) y Badiashile (38M€) porque la UEFA solo permite tres cambios. Además, ha sacado a Aubameyang, quien ya estaba en el equipo.
Una de las desventajas con la que parte Todd Boehly es que tiene un predecesor. Román Abramóvich fue uno de los primeros propietarios multimillonarios que llegó al fútbol para hacer saltar por los aires el orden establecido en la Premier League. Su revolución, aunque en su momento no se veía así, fue más lenta y progresiva, pero los resultados sí fueron inmediatos. El Chelsea de Abramóvich solo tardo dos años en hacer un doblete de Liga y Copa de la Liga. Y no se quedó ahí, llegando engordar su palmarés hasta incluir dos Champions League.
En estos últimos años hemos visto distintos megaproyectos similares a este. Qatar entró de lleno al PSG en 2011, adquiriendo el 70% del equipo (en la siguiente temporada compraría el 30% restante) y, desde entonces, ha sido uno de los grandes agitadores del mercado. No en balde cuentan con los dos fichajes más caros de la historia del fútbol, habiendo pagado 222 millones de euros por Neymar y 180 millones de euros por Mbappé en dos temporadas consecutivas (aunque llegaron en el mismo verano, la operación tuvo una fórmula de cesión con opción de compra obligatoria). Sin embargo, por más que ha gastado, todavía persigue lo que sí consiguió el Chelsea de Abramóvich: la Champions League.
El Manchester City no se queda atrás, protagonizando prácticamente cada mercado de fichajes varios grandes movimientos. Por eso mismo está siendo investigado por la Premier League y se enfrenta a potenciales sanciones muy duras. Aunque la liga es más fuerte que la francesa, también han conseguido dominar con puño de hierro el campeonato local, especialmente con la llegada de Pep Guardiola al banquillo. Sin embargo, y aunque cada temporada parece que está más cerca, tampoco han conseguido levantar la Champions League.
El último en sumarse a este selecto grupo de clubes con propietarios multimillonarios es el Newcastle de Mohammed Bin Salman. Su impacto no ha tenido tantos fuegos artificiales, pero nadie duda de que el proceso está siguiendo los cauces adecuados. Están aprovechando bastante bien el mercado Premier y, además, fichando con precisión fuera de las islas. En los primeros meses (el nuevo propietario llegó con la temporada empezada), los resultados llegaron de inmediato, salvando al equipo del descenso tras no ganar un solo partido en las primeras catorce jornadas. Y en la segunda, la temporada actual, han llegado a la final de la EFL Cup y en Premier son cuartos, siendo uno de los equipos más peligrosos de la liga.
Cada uno tiene una forma distinta de encarar proyectos en los que están implicados muchísimos millones de euros. Y, evidentemente, ningún propietario ha comprado su club pretendiendo tener pérdidas económicas. Pero si algo nos dicen los números es que Todd Boehly ha apostado más que ningún otro (o, al menos, desde antes) por el éxito inmediato de su club. El Chelsea tiene mucho que remontar después de un inicio de temporada desastroso.