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Ter Stegen, la palanca decisiva

El Barcelona ha vuelto a ganar LaLiga después de tres años y lo ha hecho de una manera poco habitual para el conjunto blaugrana, que normalmente basaba sus éxitos en un despliegue ofensivo que abrumaba a los rivales. Sin Messi, pieza capital para la producción goleadora que definía el juego barcelonista, de la necesidad se ha hecho virtud y la defensa ha sido fundamental.

A principio de año, Joan Laporta, presidente del club, activó lo que se llamaron popularmente ‘palancas’. Esto no era más que vender activos del club a futuro, como por ejemplo la parte de producción audiovisual o el merchandising para recapitalizar el club a corto plazo y poder cumplir el límite salarial establecido por LaLiga. Gracias estas operaciones llegaron jugadores como Raphinha, Koundé o Lewandowski y se pudo inscribir a Bellerín, Kessié o Christensen.

Pero la gran palanca decisiva estaba en casa: Marc-André Ter Stegen. La confirmación de Araújo como un central de talla mundial, la eclosión de Alejandro Balde como un lateral de garantías (hecho que le valió ir al Mundial de Qatar) y la aportación de Koundé a inicio de temporada (luego su rendimiento fue a menos) permitieron al equipo de Xavi mejorar en defensa. pero nada de ello no hubiera servido sin la aportación gigantesca del mejor Ter Stegen. El portero alemán cogió la antorcha que dejó Messi para decidir partidos. Si el argentino los decidía en el área rival, el alemán se hartó se salvar puntos en la propia área.

Junto a Ter Stegen, los goles de Lewandowski, especialmente antes del Mundial, la solidaridad del equipo, encarnada por un Gavi que ha dotado al Barcelona de una garra competitiva que hacía tiempo que no se veía, la capacidad física de De Jong, los fogonazos de Dembélé, las buenas cifras de Raphinha en goles y asistencias y el talento de Pedri, mermado por las lesiones, han permitido a Xavi ganar su primer gran título como entrenador. El camino ha empezado.

La Liga número 27 conquistada por el Barça ha tenido una columna vertebral clarísima con Ter Stegen como líder indiscutible en el proceso para alcanzar el campeonato. Xavi no tardó en encontrar su defensa ideal. Koundé tuvo que aceptar la ‘condena’ de ser lateral derecho; Araújo y Christensen se complementaron en defensa; y Balde pasó por la derecha a Alba y Marcos Alonso en la pelea por el lateral izquierdo. En el centro del campo, la venta frustrada de Frenkie de Jong fue agua bendita para el Barça, porque junto a Busquets, Pedri y Gavi han formado parte del mejor centro del campo de la Liga.

Raphinha y Dembélé tuvieron sus momentos en el extremo derecho. El segundo fue decisivo en la primera vuelta y el brasileño aprovechó la lesión del francés para demostrar que es un futbolista muy competitivo.

La línea temporal de la Liga 2022-23 demuestra que el Barcelona ha sido justísimo vencedor por pura cuestión de regularidad. Después de empatar en la primera jornada ante el Rayo (0-0), ganó siete jornadas consecutivas antes de perder el Clásico contra el Madrid en el Bernabéu. La reacción, sin embargo, fue fantástica: cinco victorias seguidas le permitieron marcharse líder antes del Mundial.

Después de otro empate en el regreso a la competición (1-1 ante el Espanyol), otras siete victorias consecutivas le lanzaron ya definitivamente al título. Vino un tropezón en Almería, pero las victorias ante Valencia, Athletic y el Clásico, con el gol agónico de Kessié, garantizaron casi definitivamente que sería campeón. Cerró el título con el triunfo ante el Atlético de Simeone gracias al tanto de Ferran y luego fue cuestión de esperar a que las matemáticas le hiciesen campeón.

A sus 43 años, y después de ganar en enero la Supercopa, Xavi ha conquistado su primer gran título como entrenador del Barça. Eso le ha permitido cumplir con el primer objetivo que se propuso junto a Joan Laporta cuando cogió al equipo en noviembre de 2021: convertir de nuevo al Barça en un equipo competitivo que volviese a codearse con los grandes. Es el primer paso de un proceso de reconstrucción que debe culminar con el regreso a las alturas en Europa.

Xavi ha devuelto energía e ilusión a un grupo que terminó agotado la era Messi. Ha cambiado los liderazgos del vestuario, adiós de Piqué en mitad de la temporada incluido, y ha inyectado pasión por el Barça. Le falta evolucionar en el juego. Al Barça le ha faltado brillantez durante muchas partes del campeonato. Más juego asociativo y empaque en muchos partidos grandes. El modelo de juego con el que sueña no ha terminado de implementarse, pero, como el mismo Xavi ha dicho, el Barça todavía está en construcción.

El gran secreto del Barça campeón de la Liga ha estado bajo los palos. El Urruti t’estimo de la Liga de 1985 podría haberse convertido con Puyal en el Ter Stegen t’estimo de 2023. El alemán ha jugado una Liga memorable. Recuperado de sus operaciones en el tendón rotuliano de la rodilla derecha a manos del doctor sueco Hakan Alfredson, Ter Stegen ha hecho paradas imposibles, casi incontables. Ha batido todos los récords de la historia del club y ganará el trofeo de portero menos goleado de la Liga por primera vez en su carrera.

Ter Stegen, un portero ideal para el modelo de juego del Barça por su habilidad para jugar con los pies, ha recordado a sus 31 años al jovencísimo portero que impactó a su llegada procedente del Borussia Moenchengladbach en 2014. Ágil, rápido, intuitivo, la defensa le ha ayudado pero cuando la pelota ha llegado a sus alrededores, ha resultado inabordable. Señalado en los últimos años, en los que parecía haber empezado una ligera decadencia, se ha repuesto y se ha convertido en intocable, además de un líder que, después de la marcha de Piqué, es el cuarto capitán del equipo por detrás de Busquets, Alba y Sergi Roberto, así que no tardará mucho en ser el primero. A lo sumo, en 2024.

En un Barça que ha destacado más por su estajanovismo y su intensidad que por su fútbol, Ronald Araújo y Gavi configuran el combo que es la mejor foto del Barça campeón. El uruguayo ha sido, junto a Andreas Christensen, el líder indiscutible de la defensa azulgrana. Inabordable por arriba, rápido y potente, ha salvado goles cantados y se ha revelado, por ejemplo, como un fantástico anti-Vinicius. Su carácter conecta con la grada y superó una lesión grave (avulsión del tendón del aductor largo del muslo derecho) que le impidió jugar el Mundial.

Gavi ha sido otro de los pegamentos del Barça. Incombustible, mezcla técnica con intensidad; fútbol con espíritu de lucha. Pese a sus 17 años, es un jugador que contagia al grupo y arrastra por su nivel de compromiso, uno de los valores que ha llevado al Barça al título de Liga. En el club sueñan en que su pareja con Pedri devuelva al Barça en la primera línea europea. El Barça, por cierto, está obligado a inscribir a ambos en el primer equipo dentro de los límites salariales exigidos por la Liga puesto que sus contratos aún no están actualizados. Laporta confía en que el barcelonismo de ambos ayuda a solventar los problemas.

“My name is Robert Lewandowski, I’m from Poland, I live in Barcelona”. Así se presentó a finales de julio en Fort Lauderdale, Florida, el futbolista considerado en ese momento como The Best por la FIFA. En una operación bien diseñada por Joan Laporta y Pini Zahavi, representante íntimo amigo suyo, el presidente del Barça consiguió el objetivo de recuperar un referente mundial para su Barça. Convencido de que su tiempo en el Bayern había terminado y que deseaba empezar un nuevo ciclo, no llegó a Barcelona de paseo sino a poner al servicio del equipo su experiencia, su ascendencia y profesionalidad con los jóvenes y, por supuesto, sus goles.

Lewandowski empezó como un tiro la temporada, con 13 goles en los 12 primeros partidos. Sus números descendieron después de su expulsión en Pamplona y el Mundial, y hasta arrastró ciertos problemas musculares, pero ha terminado siendo un elemento clave. Y no sólo en el césped. También como guía de los jóvenes, como profesional que contagia los mejores valores y crea el clima óptimo para que se consigan resultados y se superen varapalos como los de la Champions, la Europa League o el 0-4 del Madrid en el Clásico. Para Xavi, su fichaje ha sido una bendición porque ha sido un cómplice en el césped. Y encima, le ha dado los goles que son la tranquilidad en el fútbol.

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