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Qué ver en Grecia en 15 días o menos

Grecia es una joya de la arqueología mundial y uno de los destinos más completos para viajar. Un país con un glorioso pasado, en el que las ruinas y tesoros de la historia antigua perviven en medio de mágicas montañas e islas paradisíacas de aguas turquesas.

Atenas, un paseo por la historia

La mítica Atenas es una de las ciudades antiguas más emblemáticas de Europa. Podrás admirar muchos vestigios y monumentos de su glorioso pasado, como La Acrópolis, (la colina que domina la capital y su lugar más emblemático), el teatro de Dionisios, el odeón de Herodes Ático, y por supuesto, el Partenón. Pero además, merece una visita el Museo Bizantino, pasear por la bonita plaza Monasteraki o cenar en el turístico barrio de la Plaka. Te recomendamos subir hasta la iglesia de Ayios Georgios, en lo alto del monte Licabeto (Lycabettus). Puedes hacer el ascenso a pie o tomar el funicular para disfrutar de unas vistas únicas de la ciudad de Atenas.

Olimpia, la cuna de los Juegos Olímpicos

La residencia de los dioses griegos es un lugar imprescindible en tu viaje a Grecia. Situada en el Peloponeso, Olimpia fue la cuna de los Juegos Olímpicos y el centro religioso de Grecia en la Antigüedad, además de uno de los lugares antiguos más hermosos que te encontrarás en este viaje. Podrás admirar edificios y restos perfectamente conservados, como el Templo de Zeus y Hera, y también instalaciones deportivas de la antiguedad.

Monemvasia, un espacio medieval único

Esta ciudad fortificada construida sobre un islote rocoso es la joya del Peloponeso, un lugar único que no debes pasar por alto. Situada en una pequeña península de la costa este del Peloponeso, se trata de un maravilloso viaje a través del tiempo con castillos, casas antiguas, calles empedradas e iglesias bizantinas. Menos turística que otras zonas de Grecia, esta pequeña ciudad medieval está diseñada para recorrerla a pie, disfrutando de sus callejuelas de subidas y bajadas, hasta llegar a la ciudadela, donde se encuentra la Acrópolis y la iglesia de Agia Sofia, dominando la ciudad alta. Las vistas desde este lugar son impresionantes.

Meteora, los monasterios mágicos

Todo viaje a Grecia tendría que pasar por Meteora. En el centro de Grecia se encuentra una de la grandes joyas de la naturaleza griega. Uno de los paisajes más bellos de todo el país y donde te sentirás desconectado del mundo. Ante tus ojos, un paraje lunar espectacular: enormes bloques montañosos que se elevan hacia el cielo, esculpidos por la erosión. Y lo mejor de todo, algunos están coronados por un monasterio. Desafiando al vacío, estas comunidades de monjes ortodoxos cuentan con obras maravillosas del arte bizantino que custodian estos monjes que parecen anclados en el tiempo.

Las islas Cicladas

No se concibe un viaje a Grecia sin hacer una parada en las Cícladas. En el sur del Egeo se encuentran más de 200 islas, de las que solo 24 están habitadas. Aquí te encontrarás con los típicos pueblos griegos de casas blancas y techos azul rodeados de paradisíacas playas. Algunas playas tan curiosas como la de Sarakiniko (en la isla de Milos), que muestra un paisaje lunar con dunas de piedra blanca. Y por cierto, es en esta isla donde se descubrió la famosa escultura de la Venus de Milos.

Pero si hay una estrella en este archipiélago es Mikonos, la isla más popular del Egeo. Un edén de naturaleza salvaje, pueblos blancos de calles estrechas e idílicas playas de arena fina. Mediterráneo es estado puro y paraíso de la fiesta. Uno de sus iconos son los molinos de viento, situados en una colina. Por cierto, están en el lugar perfecto para disfrutar de magníficas vistas. Tampoco te pierdas el antiguo puerto, uno de los lugares con más encanto de la isla.

Y rivalizando en belleza, Santorini, un destino de postal. La localidad de Oya es el pueblo más bello y pintoresco de la isla. Con sus casas blancas y cúpulas azules es famosa por sus impactantes atardeceres. Además de disfrutar con un paseo en burro, podrás visitar una caldera volcánica en el mar.

La impresionante Garganta de Vikos

Situado en la región montañosa de Epiro (en el noroeste de Grecia) se encuentra el desfiladero de Vikos, que con sus más de 1000 metros de altura, es la segunda garganta natural más profunda del mundo (solo superada por el Gran Cañón del Colorado). Si te gusta andar, te proponemos una interesante caminata que sale desde el pueblo de Monodendri hasta Vikos. A lo largo del trayecto encontrarás una panorámica inolvidables con el río Voidomatis serpenteando entre los vertiginosos acantilados.

Creta, la isla más grande del país

Hay tanto que ver y hacer en la isla de los Dioses, que bien merece un viaje completo. Entre las maravillas que hay que descubrir está Heraklion, la capital, y su museo arqueológico, Agios Nikolaos, donde podrás disfrutar de importantes colecciones del periodo minoico cretense. Además de pasear por su pequeño puerto antiguo, Rethymnon, con un encanto muy especial debido a que utiliza parte de la estructura de la fortificación veneciana. Pero hay mucho más: los fabulosos cañones de las Gargantas de Samaria, la laguna rosa de Elafonissi y el Palacio de Knossos (a unos 15 minutos de Heraklion) construido hace 4000 años.

Y por supuesto, las playas de Creta. A unos 20 km al noroeste de Heraklion, se encuentra Agia Pelagia, un pequeño balneario situado en una bahía. Otra playa muy distinta a la anterior es la de Matala. Está en la bahía de Messara y es famosa por sus acantilados perforados por cuevas (antiguas tumbas romanas). Por cierto que en ellas encontraron su pequeño paraíso los hippies de los 60.

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