Qué fue de Vota Mi Cuerpo, el mercado de la carne que sentó las bases de Tinder sin saberlo
Cuando les tocó buscar nombre, los creadores de “Vota mi cuerpo” no se rompieron los cuernos. Fueron al grano. Al pan, pan. Al vino, vino. Y para bautizar una red de ligoteo descarado, digno de la barra de extrarradio más chusca de Madrid, qué mejor que un dominio directo y preciso, tan claro como un señalero con chaleco reflectante moviendo banderines en la T4: Votamicuerpo.
¿Para qué andarse con sutilezas?
Vivíamos en los primeros 2000, la cultura de las redes sociales no estaba ni de lejos tan bien engrasada como ahora, sexting era un palabro extraño y para el boom de Tinder quedaban aún unos cuantos años. Si de mostrar (y buscar) cacho se trataba, por qué no dejarlo claro ya desde el mismo nombre. Ya se sabe, muy al pesar de Bécquer, flirteo no siempre es sinónimo de delicadeza.
A los más jóvenes del lugar quizás les sorprenda, pero en España hubo un tiempo en el que, efectivamente, funcionó una red social llamada Vota mi cuerpo que alcanzó cierta popularidad entre jóvenes y pubertos. Su dinámica era más sencilla que la partitura de unas maracas: te sacabas una foto lo más resultona posible, la colgabas en la web y esperabas a que otr@s la puntuasen.
¿El qué exactamente? Pues para eso estaba ahí el dominio, para recordártelo: tu cuerpo.
Otra forma de votar
Si pensamos en los años de las BlackBerry o el psicodélico Motorola AURA no cuesta imaginar qué clase de retratos poblaban la web. Profusión de selfies frente al espejo del baño o el del armario con una iluminación digna de la mejor peli de serie B y, sobre todo, chicos y chicas metiendo tripa, sacando pecho y jugando con los ángulos y picados para mostrar su lado más hot.
Ojo, no todo era foto y puntuación.
En Vota mi cuerpo había espacio también para una prosa experimental que parecía haberse sublevado a las tildes, puntos y demás superficialidades estériles de la Real Academia Española. Releerlos tumba aquello de que en cualquier tiempo pasado se escribió mejor.
“ola wapa d k zona eres?? Weno k estas mu bien¡¡?si quieres pos me pasas tu msn?besos”, respondía (sic) Fran, un joven de Girona, a la foto de una veinteañera que posaba con gafas de sol frente al espejo del baño de casa, la cámara digital en una mano y la porcelana del váter de fondo. Muy en la línea, todo sea dicho, del propio Fran, que luce en su perfil torso a los cuatro vientos.
Se me acaba de venir a la mente una pagina que se llamaba: Vota mi cuerpo
En la que literalmente subías fotos tuyas y la gente te puntuaba del 1 al 10 pic.twitter.com/sKvVVx5Zeo
— RoberSwart 📸 (@RoberSwart) February 9, 2022
La web presumía de sumar alrededor de diez millones de contactos. Lo cierto es que el dominio votamicuerpo.com está aún activo y muestra una buena colección de instantáneas. “Contamos con más de 3.000.000 de usuarios de ciudades de España como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla…”, detalla antes de soltar una larga retahíla de ciudades españolas y países hispanohablantes.
Y por si el nombre no fuese lo suficientemente explicativo, incluye en su portada una breve pero franca declaración de intenciones: “Votamicuerpo es una red social orientada a chicos y chicas que desean divertirse viendo y votando fotos de otros usuarios, conocer gente nueva y hacer amistad, chatear, coquetear, ligar; e incluso encontrar el amor”. Que, por supuesto, de todo había en las viñas de la red social. Entre votocuerpo y votocuerpo también estaban los que buscaban a Cupido.
¿Significa eso que la web sigue operando?
No es fácil responderlo. Veamos. Votamicuerpo.com puede visitarse, pero cuando uno intenta registrarse acaba redirigido a un portal con imágenes subidas de tono y una advertencia: “Estás a punto de ver fotos de mujeres desnudas que podrías conocer”. Mensaje que, todo sea dicho, quizás llegue algo tarde porque se ameniza con una galería en movimiento de señoras en cueros.
En un artículo de 2017 Culturplaza explica que si por aquellas fechas intentabas anotarte la plataforma te mostraba otro aviso: «Vota Mi Cuerpo se ha unido a Badu, por lo que debes registrarte aquí para poder acceder a nuestros usuarios». Juntos, aseguraba, sumaba nada menos que veinte millones de usuarios. Si avanzabas en el proceso para darse de alta, señala Culturplaza, llegabas a una tercera web que ya ofrecía sin medias tintas «romance para los latinos del mundo».
Si nos resignamos, pasamos del alta y vemos directamente los “nuevos usuarios” de la web nos encontramos con fotos de chicos y chicas que supuestamente se registraron a lo largo de los últimos meses, aunque, eso sí, con algún que otro guiño old school que hace dudar de cuándo datarán en realidad sus fotos: hay quien posa con cámara digital frente al espejo del aseo en plena era de los smartphones y HDR, además de referencias a plataformas que hace tiempo pasaron a mejor vida, como Tuenti. A una chica supuestamente anotada hace 23 meses le piden incluso el MSN.
En redes la cosa tampoco es muy boyante.
Su última publicación en el perfil de Facebook al que remite la web es un comentario de junio de 2014 en el que presume de haber superado los diez millones de usuarios.
“Creo que la página web ya no funciona, tiene muchos años y no creo que hayan continuado con el mantenimiento… Yo estoy intentando registrarme y me redirige a otras páginas de citas y anuncios del estilo…”, escribía un frustrado Arzo en su muro de Facebook allá por 2013. “Como se puede entrar ahii”, insistía (sic) sin respuesta aparente otro joven en el último mensaje de la red.
En Twitter la cuenta incluida en la portada directamente no existe.
Aunque visto con perspectiva quizás sorprenda su enfoque, Vota Mi Cuerpo consiguió cierta popularidad, sobre todo entre los más jóvenes, lo que se tradujo en un generoso flujo de fotos y algo más, mucho menos divertido: debate y un espacio ideal para usuarios de turbias intenciones.
En 2012 Pantallas Amigas alertaba de que había menores que tras mostrarse en la red y participado en foros habían sido víctimas de un sextorsionador. El caso lo desgrana con mayor detalle El Mundo, que habla de un joven que se dedicaba a ver chicas en Votamicuerpo.com «lo más provocativas posible» y afrontaba cargos por ciberacoso. Entre sus víctimas había una niña de 14 años.
En enfoque de la plataforma generó también un profundo malestar entre quienes alertaban de su efecto sobre los usuarios más jóvenes. «Los niños de la ESO rinden culto a su cuerpo, a su imagen, imaginando tal vez que su ego saldrá reforzado tras los comentarios de los votantes. Un juego que, a juicio de algunos psicólogos, puede llegar a causar estragos en la mente de estos jóvenes», recogía en abril de 2007 un artículo publicado en el diario El Confidencial, antes del aviso de Pantallas.
Otras críticas similares podían leerse en foros de padres en los que se censuraban imágenes con una más que evidente carta erótica de usuarios que no habían soplado aún las 18 velas.
«Son muchos los adolescentes que exponen imágenes personales de forman ingenua e inocente, esperando obtener una buena valoración y comentarios positivos y lo que se encuentran son insultos y vejaciones, provocando un grave daño emocional y conflictos interpersonales serios», llegó a recoger una presentación colgada en la web de la Comunidad de Madrid en la que se hablaba precisamente de los peligros de las redes y se citaba el caso de Vota mi cuerpo.
Cosas de una época en la que aún no estábamos tan rodados con las redes.
Y nos mostrábamos sin filtro, pensar en la huella que dejábamos o quién podría vernos.
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La noticia
Qué fue de Vota Mi Cuerpo, el mercado de la carne que sentó las bases de Tinder sin saberlo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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