PSOE y PP buscan ministro de Economía y tienen en el aire un puesto fundamental para una legislatura muy exigente
Del «España va bien» de José María Aznar al «la economía española va como una moto» de Pedro Sánchez. Y es que lo económico es clave para cualquier Gobierno, y más si cabe en una legislatura que, como la que viene -haya o no repetición electoral-, será muy exigente. Así, ni PSOE ni PP tienen claro quién ocupará una cartera que será el termómetro del país en los próximos años. Los socialistas dudan porque si Nadia Calviño salta al Banco Europeo de Inversiones tendrán que buscarle sustituto; en Génova, a la vez, siguen las quinielas por si el próximo Ejecutivo lo lidera Alberto Núñez Feijóo.
España, por lo tanto, busca ministro de Economía. La guerra en Ucrania, la crisis, los fondos europeos, la inflación o los precios de la energía copan una agenda con la que habrá que hacer (buenos) números mientras Bruselas vigila con cautela. En el caso del PSOE la cosa va sobre una especie de puzzle por si falta, llegado el momento, la pieza de Calviño. La vicepresidenta primera en funciones quiere dar el salto a Luxemburgo, impulsada por Sánchez, para el BEI.
En 2020 no pudo convertirse en presidenta del Eurogrupo porque perdió el sprint final frente al irlandés Pascal Donohoe, pero se ve ante una nueva oportunidad. Su perfil encaja para la institución pese a que la competencia no es sencilla de encarar: Calviño compite con la actual comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, una de las voces más importantes del equipo de Von der Leyen y azote de las grandes tecnológicas, y con el italiano Danielle Franco, que fue ministro de Economía durante el Gobierno de Mario Draghi. No obstante, Franco no es de la cuerda de la actual primera ministra, Giorgia Meloni, lo que podría restarle números.
«No se puede negar que es una mujer muy preparada, ya lo demostró durante sus años en Bruselas«, repiten con cautela las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. Nadia Calviño, de encabezar el BEI, volvería a la escena de la UE después de haber sido directora general de Presupuestos en la Comisión Europea. Al mismo tiempo, su nombre copó también algunos rumores para un alto cargo en la Unión después de las elecciones europeas de 2019, aunque después la apuesta de Moncloa fue el actual Alto Representante, Josep Borrell.
¿Y si Calviño se va? No le quedan demasiadas opciones al PSOE, al menos en la primera línea que ha formado Sánchez desde que asumió el poder en 2018. Si tiene que cambiar a su ‘alma’ económica, el presidente en funciones podría apostar por Manuel de la Rocha, principal asesor en asuntos económicos y que tiene también buen cartel en Bruselas. Tampoco se descarta la opción de acabar fusionando Economía y Hacienda bajo la batuta de María Jesús Montero. Otro nombre relevante podría ser el de Manuel Escudero, actual embajador ante la OCDE y que ya formó parte del equipo económico de Ferraz.
Feijóo dice tenerlo claro… pero no desvela el elegido
Las incógnitas sobre quién formará Gobierno tras el 23-J dejan también al PP tratando de cuadrar sus piezas. En la partida la figura para Economía es una de las más importantes, tal como ha venido confirmando Feijóo. El presidente de los populares ya dijo en campaña que tiene a su nombre elegido, pero no lo ha hecho público. La parte económica es fundamental para los conservadores, y de hecho ahí han centrado buena parte de sus críticas al Ejecutivo de Sánchez.
Para impulsar su posible gabinete, el gallego maneja nombres como el de Luis de Guindos. El que fuera ya ministro de Economía con Rajoy ocupa ahora una vicepresidencia del Banco Central Europeo y tiene experiencia a nivel comunitario, clave en los tiempos que corren. No obstante, no parece demasiado dispuesto a dejar su puesto en el BCE para volver a Madrid. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, suena como otra posibilidad, sin que él se haya pronunciado sobre ella, al igual que Pablo Isla, antiguo CEO de Inditex. Con todo, por el contexto actual y su disponibilidad, Isla parece ser el mejor posicionado.
Con todo, son tiempos de estar bajo la lupa de la UE, aunque esa mirada ya no sea dura y justiciera como la de 2008. España ostenta hasta diciembre la presidencia rotatoria del Consejo -para la que el PP ya ha conformado un equipo por si aterriza de nuevo en Moncloa-, pero también tendrá que gestionar a medio plazo los fondos de recuperación. Este es un tema importante en tanto en cuanto Feijóo ha asegurado que cambiará el modus operandi de Sánchez porque estas ayudas son, dice, «una moto que no arranca». Lo haga o no, el acelerador tendrá que pisarlo un ministro que, a la espera de lo que pase con Calviño, todavía no tiene rostro.