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Por qué UEFA señala al área de Integridad de la RFEF como referencia y modelo

El creciente departamento de Integridad de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) acaba de iniciar exitosamente con UEFA la línea de trabajo para liderar el desarrollo del contenido en el proyecto de Integridad de la UEFA Youth League para el período 2024/2027. De las 55 federaciones internacionales de fútbol que poseen un departamento destinado a la Integridad, el de la española ha sido elegido por el máximo organismo del fútbol europeo por su método innovador, los conceptos en los que trabaja y la implicación y calado que ha logrado entre jugadores, cuerpos técnicos y protagonistas del fútbol nacional. Ahora bien, ¿de qué se ocupa el área de Integridad de la RFEF para ser una referencia internacional?

El departamento de Integridad está claramente centrado en velar por el juego limpio en el césped. Lucha contra todos los factores y agentes que puedan ir contra el juego limpio y estos se pueden dividir en dos grandes bloques: la manipulación del partido —el amaño— y las apuestas ilegales (ambas coinciden en que el último fin es lucrativo). Estas son las dos vías en las que se trabaja, las que pueden desvirtuar desde el resultado de un partido de fútbol a la propia calidad del fútbol. Por tanto, la labor de dicha área de Integridad no abarca otras cuestiones éticas, por ejemplo, relacionadas con igualdad, racismo o sostenibilidad, de lo que se ocupan otros departamentos.

Integridad enfoca directamente su actividad hacia la lucha por mantener la naturaleza de juego limpio y el departamento trabaja a pleno rendimiento ante el crecimiento detectado de amaños y apuestas ilegales alrededor del fútbol (en todo el mundo), una proliferación que ha ido acompañada del aumento del uso indebido de las nuevas tecnologías. La RFEF combate esta lacra a través de su Programa Global de Formación y Concienciación para la Protección de la Integridad, un plan elaborado desde la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, que cada temporada evoluciona y en el que se trata de concienciar a todos los protagonistas del fútbol, prevenir conductas delictivas y advertir sobre los peligros de usar indebidamente las nuevas tecnologías en general y las redes sociales en particular. Esto último, aparentemente una herramienta inofensiva, es la vía que las mafias utilizan con más facilidad para seducir al futbolista.

Desde la RFEF se trata de proteger al fútbol español impartiendo sesiones a vestuarios (tanto en adultos como en categorías inferiores), cuerpos técnicos, empleados o colectivo arbitral de diferentes categorías cubriendo al máximo todo el tejido futbolístico nacional, contando a su vez con la figura del Punto de Integridad que existe en cada federación territorial. Esta ramificación que llega a cada federación autonómica procede del concepto de juego limpio que también establece FIFA y UEFA, por lo que se instaura un mismo punto de referencia entre el fútbol de élite y el de aficionado. Porque cualquier persona que juegue al fútbol federado está expuesto al peligro.

Cómo afecta el mal uso de las nuevas tecnologías al futbolista, su club y al fútbol

En esta labor de concienciación, información y fomento de conductas responsables, el área de Integridad de la RFEF ha visualizado como elemento clave el uso responsable de las nuevas tecnologías. El smartphone de un futbolista puede suponer desde un factor de desconcentración que altere la calidad del propio jugador —y por extensión a su club y al fútbol— a ofrecer información del club que no interese a la entidad o a ser la vía de contacto entre una organización criminal y el jugador.

Por lo anteriormente descrito, en cada charla de Integridad se incide en la necesidad de concienciarse sobre el uso responsable de las nuevas tecnologías. Es una parte fundamental del mensaje que recibe el jugador/a.

Por otra parte, e independientemente de las sesiones de Integridad que se imparten a jugadores, en el formato específico de sesión sobre uso responsable de nuevas tecnologías destinado a perfiles de gestión de jugadores (entrenadores, delegados, tutores, médicos, fisioterapeutas…) se hace un recorrido sobre la problemática diferenciando tres niveles:

La RFEF conoce, a través de datos, el porcentaje de la sociedad española que se encuentra en cada color del semáforo y también de la gente que no es consciente de que se encuentra en una determinada fase del semáforo. En este sentido, el área de Integridad de la RFEF trata de prevenir dentro del fútbol que el uso de las redes sociales pase de ser abuso a ser adicción y para ello trabaja con la primera unidad hospitalaria de tratamiento de adicción a las nuevas tecnologías y con el Servicio de atención en adicciones tecnológicas (SAAT). En el momento en el que se convierte en adicción, la calidad de su fútbol queda afectada y, por tanto, repercute a su club y al deporte.

«En todas las charlas buscamos un punto de reflexión de en qué nivel está cada uno y cómo le afecta a su rendimiento en el campo. Detectamos casos en los que no hay ninguna conversación entre un futbolista y su fisioterapeuta durante una sesión de casi una hora. ¿Cómo puede ser posible? Porque el futbolista estaba con su teléfono… En este ejemplo, el profesional que trata al jugador pierde información sobre dónde necesita el futbolista que le traten con más prioridad porque el deportista, en ese momento, no está concentrado en su tratamiento. Y así sucede con otros procesos o actividades y esto afecta a su rendimiento y, por ende, distorsiona el fútbol», comenta Felipe Sánchez-Pedreño, responsable del área de Integridad de la RFEF y que da más de un centenar de charlas anualmente por todo el mapa de España.

En cada charla se evoca la pregunta de qué es necesario y qué no mostrar en una red social. La RFEF ha sido la primera entidad deportiva de España en detectar el uso irresponsable de las nuevas tecnologías y siente el deber de proteger al colectivo del fútbol porque, entre otras cosas, afecta a algo tan serio como el rendimiento deportivo y puede llegar a ser una problemática interna. «En las sesiones detectamos ese vínculo de las nuevas tecnologías con este atentado al juego limpio», apunta Felipe, quien recalca que este punto cobra una «importancia vital cuando hablamos de menores de edad». Por supuesto y al margen del fútbol, el departamento también es consciente de la repercusión que tiene todo lo relacionado con el fútbol en la sociedad, por lo que de esta labor de educación y ética se ve beneficiada la población.

Cada sesión abre el melón del uso de las redes sociales y genera un debate interno en cada uno. «Suele haber un toque de atención después porque nadie dice: «Esto no va conmigo». No se demoniza, sino que se aboga por el uso responsable».

Cómo las mafias usan las redes sociales para llegar al jugador

Sánchez-Pedreño, además, explica cómo de sencillo es que una banda criminal toque la tecla para persuadir a un futbolista a través de las redes sociales. «Si una organización delictiva percibe en una red social de un futbolista que le gustan, por ejemplo, las motos y viajar, el cebo para tratar de seducirle ya lo tienen: ‘¿Te gustaría tener una moto y este viaje? Pues escucha lo que simplemente tendrías que hacer para ganártelo…’. Y, conociendo sus gustos, es más fácil que el deportista caiga en la trampa».

El formato de las sesiones que ofrece la RFEF es muy novedoso, con mucha interactuación y pocas connotaciones académicas. «Invita más a la reflexión y es muy atractivo para el destinatario. Hemos pasado de memorizar conceptos a la reflexión y mostrar los dos canales posibles: esta decisión te puede llevar por este camino y esta decisión por otro camino, eliges tú qué es mejor», contextualiza.

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