¿Por qué nos resfriamos tanto este enero? el ‘invierno de los virus’ golpea España
A lo largo de todo el año existen virus, y no solo aparecen en invierno como muchos creen. A pesar de esto, es cierto que el invierno es la estación en la cual confluyen las características que propician los virus, los cuales traen consigo infecciones respiratorias, según informa eltiempo.es.
Las bajas temperaturas, y en definitiva, el frío, provocan un debilitamiento de nuestras mucosas nasales y una merma de nuestro sistema inmune. Estos factores pueden dar lugar a la aparición de algunos virus como gripe, resfriados, laringitis o bronquiolitis.
El frío, la clave
Uno de los factores más importantes a tener en cuenta para saber por qué los virus aparecen en invierno es, como no podía ser de otra manera, el frío. Debido a las bajas temperaturas pasamos más tiempo resguardados en interiores, por lo que solemos ventilar menos las estancias.
Esto da lugar a un aumento notable de las oportunidades de exposición a los diferentes virus. A pesar de que la ventilación puede parecer algo básico, es algo de lo que nos hemos concienciado a partir de la llegada del SARS-CoV-2, el causante del coronavirus.
De hecho, una de las frases típicas que todos hemos escuchado en invierno ha sido esas que nos ha dicho nuestra madre o nuestra abuela: «abrígate que vas a coger frío». A pesar de que esto es algo que tenemos interiorizado, no es del todo cierto. La realidad es que el frío no nos afecta directamente, ni es causante del virus. Sin embargo, las bajas temperaturas sí son causantes de una serie de circunstancias que propician la aparición de los virus.
¿Cómo nos influyen las bajas temperaturas?
En primer lugar, el frío provoca que la mucosa de la nariz se debilite y se seque. Esto conlleva la pérdida de una barrera que tenemos de protección. Asimismo, estas bajas temperaturas también propician el uso de la calefacción, algo que tampoco nos favorece, pues también contribuye a la sequedad de nuestras mucosas. Además, estas bajas temperaturas provocan que los anticuerpos de nuestro fluido nasal no funcionen como deberían.
En segundo lugar, el frío invernal también conlleva una descenso de nuestra temperatura corporal, lo que contribuye a una merma del sistema inmune de nuestro cuerpo. Como consecuencia de estos factores, las personas somos más vulnerables a los virus ‘por culpa’ del frío.
Para comprender el impacto del frío basta con poner un ejemplo. En el caso de los rinovirus -virus de la nariz-, estos se replican fácilmente entre los 33ºC y 35ºC, temperatura de nuestras fosas nasales y vías respiratorias durante la estación invernal.
¿Qué virus nos pueden acompañar en invierno?
Uno de los virus ‘estrella’ durante el invierno suele ser la gripe. Durante este año, a este se le han unido dos actores más que nos pueden complicar la vida, la bronquiolitis y el coronavirus, que han dado lugar a un tridente denominado ‘tripledemia’.
Gripe e influenzavirus
El influenzavirus es uno de los virus que componen la gripe, y está distinguido en cuatro vertientes diferentes que se diferencian mediante letras -A, B, C, D-. De estos cuatro tipos, los causantes de las epidemias de gripe invernal suelen ser los tipo A y B.
Asimismo, estos tipos de gripe suelen estar normalizados, no son una cuestión baladí. Estos tienen un impacto mayor del que nos pensamos, pues cada año suelen provocar entre 3 y 5 millones de casos graves con un rango de mortalidad que se sitúa entre 290.000 y 650.000 fallecidos en el mundo.
Como solución ante este tipo de virus común tenemos un método ‘sencillo’, la vacuna de la Gripe e influenzavirus. Esta está recomendada para su aplicación anual, especialmente en embarazadas, niños entre 6 meses y 5 años, mayores de 65 años, pacientes de riesgo y personal sanitario.
Resfriado común
Otro de los virus protagonistas durante la estación invernal es el resfriado común o catarro. Esta está producido por un mix de varios virus: rinovirus -que tiene más de cien tipos-, el virus sincital -VSR-, parainfluenza, adenovirus y algunos coronavirus entre otros.
En cuanto a los síntomas mediante los que se manifiestan estos catarros, no suelen producir fiebre. Lo más común suelen ser estornudos, congestión nasal, dolores de garganta, irritación ocular y tos en algunos. Como consejo, debemos tener en cuenta que debe curarse en su totalidad para que no pueda derivar en neumonía o bronquitis.
Bronquiolitis y virus respiratorio sinticial
El virus respiratorio sinticial es otro de los más recurrentes durante el invierno. En este caso afecta mayormente a niños menores de dos años, siendo de especial vulnerabilidad los menores de 6 meses. Como consecuencia, este suele provocar bronquiolitis, una infección de los pulmones y del aparato digestivo de los niños.
Estas bronquiolitis tienden a darse más en los meses de invierno e inicios de la primavera -desde noviembre hasta marzo y abril- aunque pueden aparecer durante cualquier época del año.
Laringitis y faringoamigdalitis
La laringitis es otra de las patologías causadas por virus, que suelen afectar mayormente a los niños. Sus síntomas son similares a los de la bronquiolitis, pero en este caso la vía aérea más afectada e inflamada es la superior. En este tipo de virus las cuerdas vocales son las que más sufren, hasta el punto de sufrir una tos seca, comúnmente conocida como ‘tos de perro’.
Respecto a la faringoamigdalitis, este tipo de patología suele estar causada, en el 80% de los casos por alguno de los virus que hemos visto anteriormente. Sus síntomas más comunes son el dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre moderada o afectación al estado general. El 20% de los casos restantes están causados por diferentes bacterias, como el estreptococo beta hemolítico A. En este caso los síntomas son un poco más graves, pues la fiebre es mayor y puede aparecer pus en las amígdalas con inflamación de los ganglios.
¿Qué pasa este año, por qué hay tantos virus?
Tras haber vivido la pandemia del coronavirus, todos estamos más atentos a los temas de sanitarios, sobre todo de todo aquello que pueda afectar a nuestras vías respiratorias. Asimismo, la covid sigue estando latente, por lo que todos nos situamos más alerta ante los posibles síntomas que podamos sufrir.
De acuerdo con el último informe de Vigilancia de infecciones respiratorias agudas de España del Instituto de Salud Carlos III -del 18 de enero-, la tasa global de infecciones respiratorias aguadas en la segunda semana de 2023 se sitúa en 751 casos por cada 100.000 habitantes. Estas cifras pueden no parecer alarmantes, pero debemos tener en cuenta el retraso en las notificaciones, que podría subsanarse durante las próximas semanas.
Aumento de las tasas gripales
Con estos datos en la mano, este informe concluye que «el porcentaje de positividad de infecciones respiratorias agudas a SARS-CoV-2, gripe y VRS es de 7,9%, 13,7% y 9,8% respectivamente». Esto se puede resumir en un aumento de las tasas gripales en todos los grupos de edad a excepción de los menores de 5 años.
Por su parte, las tasas de bronquiolitis también siguen aumentando en todos los grupos de edad. De hecho, las tasas de VRS son superiores en mayores de 79 años que en niños menores de 4 años, a pesar de que la bronquiolitis es un virus que afecta mayormente a niños.
Temporada gripal prematura
Este invierno la temporada gripal ha comenzado antes, probablemente por la eliminación de las medidas covid. Esto se ha producido por una cuasi vuelta a la normalidad. Tras más de tres años sufriendo fuertes restricciones de movilidad, mascarillas y más medidas, ahora nos encontramos con este ‘nueva normalidad’ donde los casos de gripe de las últimas semanas de 2022 son el doble que el mismo periodo de 2021.
El segundo factor, pero no menos importante, tiene que ver con nuestro sistema inmunológico. Tras la ‘época covid’, donde el uso de mascarilla ha sido obligatoria, no hemos estados expuestos a gripes, resfriados o bronquiolitis. Sin embargo, ahora que ya se han rebajado estas medidas, nuestro cuerpo es más propenso a contraer estos virus ya que nuestro sistema inmunológico se encuentra ciertamente debilitado.