Nos estamos cansando de las reuniones telemáticas (y Zoom lo sabe perfectamente)
De la noche a la mañana, Zoom se convirtió junto a Teams en una de las plataformas más utilizadas por los trabajadores de todo el mundo. Corría marzo de 2020 y media humanidad afrontaba confinamientos más o menos estrictos. Sin posibilidad de desempeñar sus tareas en la oficina, las reuniones telemáticas se apoderaron de la rutina de millones de empleados. Zoom se aprovechó de una ola gigantesca para crecer más de un 300% aquel año.
¿Ha llegado el freno?
Sus datos. Las cifras de 2022, reveladas por la propia plataforma, quizá apunten en esa dirección. Por un lado, la duración de las reuniones se está acortando: de los 54 minutos de 2021 hemos pasado a los 52 minutos de 2022. Es una reducción menor en agregado, pero significativa si pensamos en los 300 millones de reuniones diarias (estimadas) registradas por Zoom. Todas se han ido acortando poco a poco.
Y menos gente. Otro dato es aún más elocuente: la reunión media en 2022 ha contado a siete personas, por las diez de 2021. Zoom interpreta esta tendencia como una búsqueda de la «eficiencia», y en cierto sentido es así: sabemos que buena parte de las reuniones que tenemos al cabo del día no son demasiado productivas y sí entorpecen el trabajo. Pero caben otras interpretaciones. El agotamiento de las reuniones telemáticas ha podido conducir a que, sencillamente, más gente las esquive.
Indoloro, por favor. Menos tiempo, menos gente. En el tercer año de la pandemia (o en el primero de la post-pandemia, en función de lo optimista que uno sea frente a China) nos hemos cansado de las reuniones telemáticas. Queremos mantenerlas simples y rápidas. Esto concuerda con la experiencia sobre el terreno de algunos cargos directivos (Musk llegó a definirlas como una «plaga») y con las preferencias de los empleados.
Cuando el MIT analizó el año pasado qué sucedía en varias empresas que eliminaron por completo las reuniones en tres días de la semana… La satisfacción laboral subió un 65% y la productividad otro 75%.
¿Inútiles? Las reuniones cumplen un rol dentro de la estructura organizativa de toda empresa: fijan prioridades, marcan rumbos, refuerzan ideas… Pero su utilidad varía de trabajador a trabajador. En 2021, otro estudio ilustró cómo el 47% de sus participantes pasaba por todas ellas en silencio, sin nada que decir. Otros estudios orientados a los efectos físicos de tanta reunión (específicamente centrados en Zoom) descubrieron una fatiga asociada altísima (en gran medida por el sinfín de estímulos que nos plantea cualquier reunión telemática con tanta gente).
Cambio de etiqueta. Quizá por todo ello hay cierto ruido sobre los protocolos sociales y la etiqueta pública en torno a las reuniones telemáticas. ¿Es correcto, por ejemplo, que alguien nos envíe un Calendly con las fechas marcadas para reunirnos? El debate, como vimos el otro día, está abierto: quizá considerar que el tiempo de los demás está abierto a las reuniones de otros es de mala educación. En especial si las reuniones, como hemos visto, acumulan fatiga y no se perciben siempre como muy productivas.
Imagen: Stable Diffusion
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La noticia
Nos estamos cansando de las reuniones telemáticas (y Zoom lo sabe perfectamente)
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Xataka
por
Andrés P. Mohorte
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