Mi trabajo consiste en analizar coches. Esto le pido a un coche eléctrico para decantarme por él
El mercado empieza a inundarse de coches eléctricos. Y sí, de momento, la mayoría son vehículos con unos precios altos o, al menos, muy superiores a sus hermanos de combustión, pese a que el coste a afrontar para hacerse con uno de estos últimos tampoco deja de subir.
Estemos a favor o en contra, lo cierto es que el peso de este tipo de automóviles seguirá aumentando con el tiempo y no parece que los combustibles sintéticos acaben teniendo un gran impacto en la flota final de los vehículos europeos. Los coches que compremos en los próximos años estarán más y más electrificados.
A esto hay que sumar que algunos coches, como el MG4 Electric, ya ofrecen prestaciones similares (o iguales) a sus rivales a un precio mucho más reducido. No extraña, por tanto, que cada día sean más los que se plantean que su próximo coche sea eléctrico, aunque en España el crecimiento de la tecnología siga dando pasos muy pequeños.
Con todo esto en mente y si tuviera que comprar un coche eléctrico en estos momentos, esto es lo que más me interesa encontrar.
Qué le pido a un coche eléctrico
Lo primero que quiero dejar claro es que no hablaré de precios. Es evidente que el coche eléctrico es más caro que uno de combustión (al menos entre los fabricantes europeos) pero algunas ventajas de este tipo de vehículos pueden compensar el sobreprecio a sus compradores.
Con otro ángulo, lo mismo pueden sentir los compradores de un vehículo generalista cuando comparan su coche con uno premium y empiezan a analizar pros y contras de pagar más (o mucho más dinero), por un coche que «hace lo mismo». Superado esto, aquí están los imprescindibles que le pido a un coche eléctrico.
Un tamaño adecuado
Si tuviera que buscar un coche eléctrico miraría (y mucho) el uso que le voy a dar. ¿Lo quiero como segundo coche para ciudad? ¿Cómo vehículo principal con el que hacer escapadas de fin de semana? Si es lo primero, quiero un coche pequeño. Y no me importa demasiado su tamaño de batería.
En España, el conductor medio hace 41,6 kilómetros. Si tengo claro que busco un coche pequeño, para moverme por ciudad lo mejor es un coche muy compacto. No dudaría en mirar un Smart Fortwo y, si queremos buscar algo más económico, un Seat Mii o un Skoda Citigo me parecen opciones que, aunque no lo parezcan, pueden ser incluso divertidas para ciudad.
Me da igual que cualquiera de ellos, por tamaño de baterías o por degradación de las mismas apenas recorran poco más de 100 kilómetros porque, personalmente, nunca me he acercado a esas cifras dentro de una ciudad. Si me planteara este tipo de coche es porque estaría buscando un vehículo que se pueda aparcar en cualquier espacio, maniobre muy fácil y me mueva con agilidad entre el tráfico.
Berlina, sin ninguna duda
Y no necesito que su tamaño sea excesivamente grande. De hecho, encontraría perfecto un coche con las medidas del Polestar 2. Además de que me gusta más la posición de conducción de una berlina, en estos momentos los consumos son clave en un coche eléctrico si queremos viajar.
De momento, los fabricantes nos han dado SUV eléctricos enormes por cuestiones europeas pero, sobre todo, porque son más fáciles de vender que las berlinas. Pero, la ciencia es la ciencia y cuanto más aerodinámico sea el coche y menor superficie frontal tenga, más eficiente será un coche. Y, aquí, la berlinas pueden tener una vida extra.
La autonomía: el elefante en la habitación
¿Coche para escapadas de fin de semana? ¿Para viajar? Aquí lo tengo igual de claro, veo complicado que, en estos momentos, me comprara un coche con una batería inferior de 75 kWh útiles.
Para que este tamaño de batería sea suficiente, el consumo en carretera no debería superar los 25 kWh/100 kilómetros. Si esto se cumple, el coche podrá realizar 300 kilómetros reales sin parar en un enchufe. Sin embargo, intentaría encontrar un coche que se acercara o me dejara muy cerca de los 400 kilómetros reales.
En estos momentos, la red de recarga sigue siendo escasa en algunos puntos y considero que para viajar sin alargar en exceso el viaje o poder contemplar los problemas inesperados que puedan surgir, sumar esta cantidad es poco menos que imprescindible.
Una buena calculadora
Claro, sencillo y, por lo que parece, altamente complicado. Llegar al coche, poner un destino en el navegador y que me muestre la batería y la autonomía disponible cuando llegue al mismo. De momento, el único coche con el que he cumplido las previsiones casi a rajatabla ha sido con el Polestar 2.
Es cierto que el coche necesita aprender de nuestra manera de conducir pero, si ponemos a cero los valores, es de esperar que el vehículo sea capaz de calcular la autonomía restante en su lugar de destino, tomando como referencia el máximo permitido en las vías que tenemos por delante.
Hay que tener en cuenta que en la autonomía de un coche eléctrico también influye la orografía y la temperatura, siendo más decisiva en los kilómetros finales la primera. Por ello, es especialmente importante que el navegador tenga en cuenta el desnivel acumulado durante el trayecto.
Extra: una buena frenada regenerativa
Me confieso un defensor absoluto de la conducción con un solo pedal. Me parece la opción más cómoda para moverse por ciudad donde, además me parece que el coche eléctrico tiene mucho más que ofrecer que uno de combustión.
Por ello, y por último, si tuviera que buscar un coche eléctrico en estos momentos seguramente me decantaría por uno que tuviera una buena frenada regenerativa, cuyos grados de retención se pudieran controlar de manera sencilla con unas levas. La solución ideal para ir jugando con la misma y sacarle el máximo partido.
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por
Alberto de la Torre
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