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Me llamo Savan, no Satán: la obsesión del autocorrector por corregir nombres está sembrando la polémica

Me llamo Savan, no Satán: la obsesión del autocorrector por corregir nombres está sembrando la polémica

Durante años luché contra Word y perdí la batalla. Trabajé con con este procesador de texto durante años, y me tocaba hablar de empresas como Acer y de sus nuevos productos. Pero una y otra vez, Word me corregía. Yo ponía «Acer» y él cambiaba automáticamente esa palabra por «Hacer». No había forma de que aprendiera que yo estaba hablando de Acer. Pues bien: la pesadilla del autorrector es aún peor para mucha otra gente.

No me llamo Satán, sino Savan. Como explican en The Guardian, gente con nombres irlandeses, galeses o indios, entre otros, están protestando por los sistemas de autocorrección de nuestros dispositivos. Savan-Chandmi Gandecha, un creador de contenidos británico de ascendencia y nombre indios, se queja de que el autocorrector cambia su nombre continuamente y pone «Satan».

Estoy harto. Savan destaca cómo «mi nombre también se corrige y cambia por Savant. Algunas veces se corrige a Savan, o el guión no se acepta en formularios online, y eso me irrita. Incluso en India mi nombre se corrige como ‘Sawan’, y el problema no es solo del inglés. Es algo multiidioma».

De «Dorito», nada. Dhruti Shah, una periodista afectada por el problema, también se ha unido a la campaña. Los autocorrectores suelen confundir su nombre y corregirlo para cambiarlo por «Dirty» («sucia») o «Dorito». Como ella misma comenta, su nombre no es tan largo, y con este problema «es como decir que no es sólo tu nombre el que está mal, sino que tú eres el que lo está».

«No soy un error tipográfico». Esa irritación con los autocorrectores ha hecho que se inicie la campaña «I am not a typo» (no soy un error tipográfico) que lanza una protesta a las empresas tecnológicas. Entre 2017 y 2021 nacieron 2.328 personas que fueron bautizadas con el nombre de Esmae, mientras que solo se le dio el nombre Nigel a 36 de ellas. Esmae se corrige y se cambia a Admar, pero Nigel no se corrige ni cambia.

Malditos autocorrectores. Según los responsables de la campaña, se estima que cuatro de cada diez nombres de niños nacidos en inglaterra y Gales en 2021 fueron considerados «erróneos» o no aceptados al ser comprobados con el diccionario de inglés de Microsoft.

Dependencia de tecnología errónea. Rashmi Dyal-Chand es profesora de la Universidad Northeastern en EEUU, y también se ve afectada por el problema. Su nombre se autocorrige a menudo y se cambia a Sashimi en estos sistemas. Publicó un estudio sobre el tema el que concluía que estos autocorrectores usan diccionarios que «ayudan a algunos de sus usuarios a comunicarse sin problemas en detrimento de otros que no pueden».

«Un problema de occidente y de los blancos». Gandecha explicaba qe el problemaes de las empresas tecnológicas occidentales, que aceptan los nombres convencionales y tradicionales de la gente caucásica de esos países. «Hay una gran diversidad en la mayoría global, pero el autocorrector es occidental y se centra en los blancos».

Imagen | I am not a typo

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Me llamo Savan, no Satán: la obsesión del autocorrector por corregir nombres está sembrando la polémica

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Javier Pastor

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