Los riesgos en la salud de tomar testosterona para ganar masa muscular
La popularización de diversas formas de ejercicio es algo a grandes rasgos muy positivo; al final, se trata de una actividad saludable, se realice por los motivos por los que se realice. Sin embargo, es cierto que en algunos casos puede tener detrás la presión de ciertos cánones de belleza poco realistas, relacionados sobre todo con la delgadez en las mujeres y con la musculación en los hombres.
Efectos secundarios de la testosterona
Cuando el objetivo no son los beneficios para la salud del ejercicio sino una meta estética, muchas personas pueden caer en emplear métodos poco saludables para alcanzarla, como puede ser el uso de ciertas sustancias o terapias (fuera de indicación) para aumentar la masa muscular. Un ejemplo es el uso de terapias de sustitución hormonales.
La suplementación de testosterona para la actividad deportiva (por su acción anabólica) y para otros motivos, cuando no está prescrita y vigilada por un profesional sanitario, puede conllevar una serie de riesgos que deben ser tenidos en cuenta.
Se ha documentado, por ejemplo, que el exceso de testosterona estimula la eritropoyesis (formación de glóbulos rojos), la proliferación de las glándulas sebáceas (lo que puede desembocar en una aparición o un empeoramiento del acné), el engrosamiento de la piel, la hipertrofia de la laringe (lo que vuelve la voz más grave), un aumento del vello corporal en la distribución habitual masculina, la aparición de calvicie, cierre de las placas epifisarias, y comportamiento más agresivo.
Cáncer de próstata e hipogonadismo
Además de todos estos efectos, la acción anabólica se vuelve evidente en otros órganos, como el hígado, el riñón, el corazón o la médula ósea, lo que puede a la larga causar problemas de funcionamiento de los mismos.
Igualmente, se debe tener en cuenta que el cáncer de próstata es dependiente de la testosterona, con lo que la suplementación puede acelerar su progresión.
Finalmente, quizás algunas de las complicaciones más llamativas son la infertilidad, la pérdida de la capacidad de generar testosterona endógena (necesitando, entonces, suplementación como tratamiento sustitutivo de por vida) o el hipogonadismo tardío (atrofia de los órganos sexuales).