Los planes de Pescaderías Coruñesas para su joya en Canalejas: rehabilitación y alquiler
La plaza de Canalejas está de moda y de actualidad, al menos desde el punto de vista inmobiliario. La Operación Canalejas, con su gran galería comercial, el lujoso Four Seasons y sus no menos exclusivas ‘residences’, ha dado vida a una zona de Madrid que conecta directamente con la Puerta del Sol y que ha ido adquiriendo una gran importancia por los proyectos de rehabilitación que han ido devolviendo la vida a esta zona que fue centro financiero de la ciudad.
Además del mencionado Four Seasons y sus viviendas de lujo, destaca la rehabilitación del antiguo hotel Asturias, futuro hotel W, vendido en octubre de 2019 por Platinum Estates, el fondo de inversión de la familia Mohinani, a la socimi Millenium, por 82 millones de euros, como adelantó en exclusiva El Confidencial.
Quiere patrimonializar dicho inmueble, para lo que está estudiando su rehabilitación
Y, justo enfrente, en el número 3 de la plaza Canalejas, en la esquina de la plaza con la Carrera de San Jerónimo, se alza otro inmueble que dará mucho que hablar en los próximos meses. Se trata de la casa de Tomás Allende, un edificio con más de 100 años de historia (1916 y 1920), construido por el arquitecto Leonardo Rucabado y propiedad de Pescaderías Coruñesas, la histórica compañía que ha abastecido a lujosos establecimientos como los hoteles ‘Ritz’ o ‘Palace’ y ha sido proveedor, incluso, de los reyes de España desde 1911.
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La compañía, propiedad de la familia García Azpiroz, quiere patrimonializar dicho inmueble, para lo que está estudiando su rehabilitación, previsiblemente para viviendas de lujo y locales comerciales, y su posterior alquiler, según confirman a El Confidencial varias fuentes consultadas.
Mientras llega ese momento, el edificio ha sido elegido como sede de la próxima edición de Casa Decor, que cada año abre al público en un edificio singular e histórico que da cabida a decenas de espacios decorados por los interioristas más destacados del momento y que, al menos en los últimos años, se ha celebrado en edificios a la venta o en alquiler o cuyas viviendas van a salir a comercialización.
La casa de Tomás Allende dispone de casi 5.000 metros cuadrados distribuidos en un bajo comercial, seis plantas sobre rasante de unos 600 metros cuadrados cada una, así como un sótano y una exclusiva terraza con unas privilegiadas vistas sobre el centro de Madrid. En su interior, según explica Casa Decor en su web, destacan los techos altos y acabados señoriales.
Un edificio con 100 años de historia
«Durante tres décadas, Casa Decor se ha celebrado en edificios históricos y singulares, de gran valor patrimonial, desde conventos, a embajadas, pasando por sedes bancarias», explica a El Confidencial Alicia García Cabrera, directora general de Casa Decor, una plataforma de interiorismo, diseño, tendencias y estilo de vida que, desde 1992, consigue que el inmueble elegido para cada uno de sus edificios destaque por encima de la oferta inmobiliaria que hay en la capital.
Este año, el edificio destaca por su ubicación, pero también por lo que representa para la arquitectura de la ciudad, al ser uno de los máximos exponentes de la corriente regionalista de la segunda década del siglo XX, «de la que fue su más destacada personalidad», recoge el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) en su archivo.
«El edificio responde a la tipología de viviendas en esquina entre medianerías, dejando la planta baja y entresuelo diáfanos para uso comercial, dos viviendas por planta y una en el ático. Se remata con un amplio torreón en esquina», como se puede apreciar en la imagen superior. El COAM destaca, por otra parte, cómo el autor del edificio intentó armonizar «en lo posible la ordenación y proporción de masas constructivas en la fachada correspondiente a la plaza Canalejas con las adoptadas en la construcción contigua de la misma plaza», en referencia a Casa Meneses.
Fue la casa de Tomás Allende y también la de la entidad francesa Credit Lyonnais
Otra de las señas de identidad del edificio es su mirador de madera, que sobresale en la fachada de la Carrera de San Jerónimo y que recuerda a la arquitectura montañesa y cántabra, al igual que la rejería de los balcones y las escaleras, vidrieras y cerámicas realizadas en el taller de Daniel Zuloaga, además de la «armonía entre el ladrillo —rojo— y la piedra —caliza— y toda la ornamentación escultórica», recoge el COAM. Ornamentación que va desde conchas —en clara referencia a la Casa de las Conchas en Salamanca—, un escudo imperial, columnas jónicas, además de un sinfín de cenefas y medallones de piedra.
El inmueble, cuya fachada está justo a la entrada a la galería comercial del Four Seasons, fue la casa de Tomás Allende, su primer propietario, un empresario, promotor inmobiliario y político asentado en Bilbao, quien encargó su construcción a Rubacabo en un momento en el que Canalejas se había convertido en centro financiero de la ciudad.
De hecho, aunque estaba destinado a uso residencial y comercial, fue sede de la entidad francesa Credit Lyonnais, a mediados del siglo XX, lo que obligó a una primera reforma del edificio, que tuvo que someterse a una segunda para transformarlo en un edificio de oficinas entre 1987 y 1989. «Es un edificio residencial en el que también se permite uso terciario», explican a El Confidencial fuentes inmobiliarias.
Casi 30 años de Casa Decor
La celebración de Casa Decor en este inmueble —se celebra del 13 de mayo al 27 de junio— conseguirá poner de nuevo el foco de atención en un inmueble histórico, como ya ha sucedido en el pasado. No obstante, no es la primera vez que elige Canalejas. Ya en 2007 tuvo su sede en tres de los edificios de la manzana de Canalejas que en la actualidad ocupa el Four Seasons. Una edición histórica que sirvió para celebrar su 15º aniversario.
Atocha 34 se vendió a Cool Rooms, mientras que La Palma 10 se alquiló a El Paracaidista
«Cuidamos el patrimonio y lo abrimos a la ciudadanía. Lo ponemos en valor, ya que permite ver el edificio en un entorno de innovación y diseño. De hecho, cuando se trataba de un edificio que estaba en alquiler se ha alquilado, cuando era un edificio que estaba en venta se ha vendido, y cuando era un edificio con un proyecto para futuras viviendas se han cerrado preventas. Abrir un edifico singular al público y que dinamice la zona beneficia a todos. A los ciudadanos y al propietario, que consigue una gran visibilidad e impacto mediático«, asegura Alicia García Cabrera, quien recuerda cómo, por ejemplo, en 2016, Atocha 34 se vendió a Cool Rooms o cómo los propietarios de La Palma 10 consiguieron cerrar su alquiler a El Paracaidista, que, como anécdota, aprovechó los baños y paredes de la exposición.
Un gran escaparate inmobiliario
Como explica la directora general de Casa Decor, este evento sirve para dar a conocer inmuebles que se encuentran en ese momento a la venta o en alquiler en el mercado, pero también los proyectos de rehabilitación o transformación que se plantean sobre los mismos. De hecho, la mayoría de esos edificios han sido protagonistas de la actualidad informativa en el último lustro.
Así por ejemplo, en 2017 Casa Decor eligió un edificio ubicado en la calle Antonio Maura para celebrar su edición, en el barrio de Jerónimos. Un inmueble que pertenecía a un ‘family office’ nacional y que acabó siendo comprado por varios inversores mexicanos; entre ellos, según las fuentes consultadas, María Asunción Aramburuzabala, que en plena pandemia se hacía con Claudio Coello 11. Los planes de los nuevos propietarios pasaban por rehabilitar íntegramente el inmueble para recuperar su esencia del siglo XX. Apenas seis viviendas de unos 400 metros cuadrados, piscina, gimnasio, conserje las 24 horas y servicios de seguridad, en torno a los 13.000 euros el metro cuadrado.
Un año más tarde, Casa Decor centraba los focos sobre Francisco de Rojas 2, por aquel entonces propiedad de los venezolanos Impar Grupo. Un proyecto cuyas obras finalizaron a finales del año pasado. Sus 20 viviendas se vendieron, al 100%, en torno a los 7.400 euros el metro cuadrado. Precisamente Impar Grupo también era el propietario de la siguiente edición, la de 2019, que en aquella ocasión se celebró en Núñez de Balboa 86. Un evento en el que los venezolanos aprovecharon para dar a conocer su proyecto en el barrio de Salamanca y cerrar varias ventas. 15 viviendas cuya comercialización también ha ido viento en popa con precios medios en torno a los 10.000 euros el metro cuadrado.
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E. Sanz
La última edición, la de 2020, también tuvo como protagonista un edificio muy mediático. Velázquez 21, adquirido por la familia Grifols, principal accionista del grupo farmacéutico del mismo nombre. Una operación que, tal y como adelantó El Confidencial, se articuló a través de su socimi, Centirion, y que no fue sencilla, puesto que los anteriores propietarios no eran un bloque unido. Dos familias se repartían la titularidad del inmueble, ya que las cuatro plantas residenciales superiores pertenecían a una saga diferente a los Gancedo, que ocupan el espacio comercial del edificio y la primera planta desde hace más de 70 años y cuyo icónico esquinazo forma parte de la imagen más reconocible del madrileño barrio de Salamanca.
Han pasado ya casi 30 años desde que en 1992 Casa Decor celebró su primera edición en un antiguo convento ubicado en la calle General Oraá 7. Desde entonces, siempre ha elegido emplazamientos emblemáticos y diferentes en los que más de dos centenares de expositores utilizan y promocionan su trabajo, productos y servicios y consiguen atraer, cada año, a más de 50.000 visitantes entre potenciales clientes directos y profesionales relacionados con diferentes áreas de negocio, no solo en el sector del hábitat sino de la construcción, hostelería, restauración, promoción inmobiliaria, publicidad, turismo, moda, educación y cultura.