Los mercadillos de Navidad más bonitos de Europa
Los mercadillos de Navidad en Europa son un reclamo ineludible de los viajes en los días de Adviento (de finales de noviembre a finales de diciembre) y una fiesta muy especial, y muy antigua, para los habitantes de los lugares donde se celebran. Durante este periodo de Adviento las principales plazas europeas se llenan de casetas y todo se decora de forma primorosa con luces y adornos navideños. Son puntos de encuentro para comprar, mirar, disfrutar, degustar los dulces típicos y brindar con glühwein, el típico vino caliente y especiado. Y son una excusa perfecta para visitar alguna de las ciudades más emblemáticas de Europa y compartir una Navidad diferente. Estos son algunos de los más representativos y conocidos.
Dresden (Alemania)
Está considerado uno de los mercadillos de Navidad más antiguos del mundo, ya que lleva celebrándose de forma ininterrumpida desde el año 1434, en plena Edad Media. El Striezelmarkt, que así se llama, está formado por más de doscientos puestos y tiene su momento cumbre con la celebración del Stollenfest o fiesta del Stollen, que así se llama el panecillo típico de la navidad alemana, con formas que semejan a un niño recién nacido envuelto en pañales (polvo de azúcar). En Dresden se hornea un stollen gigante de casi cuatro toneladas de peso. germany.travel
En Dresden se hornea un panecillo típico de Navidad gigante que pesa casi cuatro toneladas
Viena (Austria)
La plaza del Ayuntamiento de la capital austriaca, la Rathausplatz, acoge uno de los mercadillos más espectaculares, con los árboles del parque que hay frente al edificio profusamente decorados e iluminados. Hay varios mercados de Navidad en Viena, pero todos los caminos y las miradas terminan en este Christkindlmarkt. Sus puestos ofrecen regalos, dulces y bebidas calientes del 19 de noviembre hasta el 26 de diciembre. Dentro del edificio del Ayuntamiento los niños hacen velas y pastas de Navidad y se cantan villancicos. Otro mercado espectacular es el que se instala en el Palacio de Schönbrun, antigua residencia imperial de los Habsburgo. austria.info
Praga (República Checa)
La magia de la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga cobra aún más intensidad cuando cae la noche y se iluminan las fachadas y los puestos de Navidad. Aquí la bebida típica se denomina grog, elaborada con agua caliente azucarada mezclada con un licor y un aromatizante. La iglesia de Nuestra Señora de Tyn y el mundialmente famoso reloj astronómico completan el cuadro navideño en la plaza más emblemática de la capital de la República Checa. visitczechrepublic.com
Estocolmo (Suecia)
El olor del vino especiado penetra por los poros de las estrechas callejuelas Gamla Stam, el casco antiguo de la ciudad, en cuya plaza se monta el mercadillo de Navidad, de centenaria tradición, con el encanto de los artesanos trabajando en sus casetas. Especial aquí y en toda Suecia es el día 13 de diciembre, fiesta de Santa Lucía, santa italiana que tiene especial arraigo en los países escandinavos, venerada como “la que porta la luz”, de ahí que quienes la representan luzcan coronas con velas iluminadas. Y como en toda gran fiesta, no pueden faltar los postres tradicionales, como los “lusserkatter” (bollitos de azafrán) y las “pepparkakor” (galletas de jengibre). visitsweden.com
Tallin (Estonia)
Ubicado en la Ciudad Vieja, el mercadillo navideño de Tallin no es famoso por su tamaño sino por su encanto y por el esmero de su decoración, que transporta al visitante a los medievales cuentos de hadas. En la Plaza del Ayuntamiento hay dos puntos a tener en cuenta: la figura del Viejo Tomás en lo alto de una de las torres y el enorme y frondoso árbol de Navidad que se instala en el mismo lugar donde la leyenda dice que los mercaderes de la cofradía de los Cabezas Negras colocaron el primer abeto navideño en 1441. Las galletas de jengibre, las almendras especiadas y el vino caliente envuelven con su dulce aroma esta encantadora plaza medieval. visitestonia.com
Estrasburgo (Francia)
La capital de la región del Gran Este, en el noreste de Francia, se atribuye a sí misma el título de Capital de la Navidad. Su mercado, el Christkindelsmärik, se remonta al año 1570 y es de los más antiguos de Europa. El ambiente de la ciudad en esta época del año es único. Las fachadas y las calles lucen sus mejores galas, los escaparates iluminados centellean, el aroma a canela y especias evoca recuerdos de la infancia y los villancicos resuenan bajo las bóvedas de las iglesias. La ciudad entera se convierte en un marco incomparable y encantador. Un abeto gigantesco, símbolo de “Estrasburgo, Capital de la Navidad”, se alza hacia lo alto en la plaza Kléber. Se trata del abeto natural de mayor altura que se decora en Europa. No hay que marcharse sin probar las pequeñas galletas de Navidad denominadas “bredle”. atout-france.fr