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Los búnkeres abandonados que ahora son uno de los mejores miradores de Barcelona

Ahora son uno de los miradores más espectaculares de Barcelona, pero antaño, durante la Guerra Civil, funcionaron como una batería antiaérea. Se trata de los Búnkeres del Carmel, situados en la cima del Turó de la Rovira, a una altura de 262 metros. Con el paso de los años, este lugar se ha ido convirtiendo en un punto muy turístico, debido a la impresionante panorámica que nos ofrece de la Ciudad Condal.

La historia de los búnkeres

Durante la Guerra Civil, en lo alto del Turó de la Rovira, una colina que forma parte del Parque de los Tres Cerros, el Gobierno Republicano instaló una batería antiaérea. Estas estructuras defensivas se sumaron a la amplia red de refugios subterráneos que también se construyeron en la urbe.

El objetivo era proteger la ciudad de Barcelona de la aviación fascista italiana, que utilizaba la sanguinaria técnica del bombardeo en alfombra, es decir, el lanzamiento de gran cantidad de bombas de caída libre, a menudo combinadas con bombas incendiarias. Las consecuencias de estos ataques fueron alrededor de 800 muertos, más de un millar de heridos y 50 edificios destruidos en su totalidad.

De lugar abandonado a punto turístico

Entre el 25 y el 26 de enero de 1939, en el momento de la retirada, el ejército republicano inutilizó las piezas de artillería. Sin embargo, no las llegó a retirar y, terminado el conflicto armado, todo el espacio quedó en desuso. De este modo, todos los restos de las construcciones de la batería fueron abandonados.

Durante mucho tiempo, el lugar continuó siendo muy desconocido, solo visitado por los habitantes de los barrios cercanos. Pero con el paso de los años, este enclave se ha convertido en una parada indispensable en una visita a Barcelona. Las vistas de la ciudad desde aquí son sencillamente impresionantes, incluso más bellas al atardecer, cuando muchas personas se reúnen para despedir los últimos rayos de sol del día.

Cómo llegar a los búnkeres del Carmel

La mejor opción para llegar hasta los búnkeres es el autobús, aunque la última parte del trayecto hay que hacerla caminando. Las líneas que nos dejarán más cerca son la 92 y la 119. La entrada es libre y totalmente gratuita.

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