Los acantilados de Moher, una de las joyas naturales más espectaculares del mundo que están en Irlanda
En la costa del condado de Clare, en Irlanda, se encuentra uno de los paisajes más espectaculares del país. Se trata de uno de los mayores atractivos de Irlanda y no es para menos, pues su estampa es abrumadoramente sorprendente. Estamos hablando de los acantilados de Moher, una formación geológica que se extiende aproximadamente ocho kilómetros por la costa y cuenta con alturas que llegan a alcanzar los 214 metros.
Un lugar de película
Este paraje es único en el mundo, y según las declaraciones de la directora del centro de visitantes de los acantilados de Moher, Katherine Webster, «lo que diferencia a estos acantilados de muchos otros es su verticalidad. Eso, y los ocho cabos espectaculares que se prolongan en la distancia» (recogidas en ireland.com). Tanto es así, que los acantilados han sido objeto de numerosas películas, como Harry Potter y el misterio del príncipe (2009).
Igualmente, su belleza no solo ha inspirado a la industria del cine, sino que sus paredes albergan también historias y leyendas dignas de admirar. Una de ellas es la historia del pescador enamorado de una sirena que le permitió regresar al mar, o el trágico relato del Salto de los potros, en el que los míticos Tuatha Dé Danann se lanzaban por el borde de los acantilados, e incluso la ciudad submarina y perdida de Kilstiffen.
Unas vistas sorprendentes
Los acantilados separan el característico paisaje kárstico de la zona, conocido como The Burren, y el imponente océano Atlántico. Esta combinación ha hecho que sean catalogados como Geoparque Global de la UNESCO. A esto se le suma la fabulosa fauna y flora que alberga, pues es un lugar perfecto para los amantes de la ornitología. Así, se podrán admirar frailecillos, alcas comunes, gaviotas o incluso algún halcón peregrino. Además, en un día tranquilo se pueden divisar en el agua tiburones peregrinos y grupos de delfines.
El lugar cuenta con un centro de visitantes donde encontraremos una exposición sobre la formación y la fauna que vive en los acantilados. Desde él edifico parten casi 800 metros de senderos pavimentados que permiten ver lugares como las islas Aran, la bahía de Galway, los Maamtaurks e incluso la lejana Kerry. Este recorrido lleva a la Torre O´Brien, que constituye el punto más alto desde donde ver los acantilados ofreciendo una perspectiva diferente. Es recomendable subir a la torre, si el tiempo lo permite, ya que desde allí se descubrirá el hipnótico paraje.
No obstante, el pueblo más cercano es Doolin, una pequeña localidad que es la puerta de entrada a los acantilados y desde donde se puede embarcar hacia las islas Aran. A pesar de su pequeño tamaño, el pueblo cuenta con lugares donde poder alojarse unos días.
Dos formas de ver los acantilados
La visita se puede hacer de dos formas: en barco o a pie, dos maneras muy distintas que ofrecen perspectivas totalmente opuestas pero igual de impresionantes. Para hacer el paseo en barco, se debe llegar a la ciudad de Doolin. En su pequeño embarcadero se organizan viajes en ferry de aproximadamente 1 hora de duración con paradas en las zonas de más interés, como la roca Great Raven.
La vista del paisaje desde el barco permite adentrarse más en la roca y percibir de una forma imponente las salidas y metidas de los acantilados. Igualmente, es una experiencia inmersiva dentro de la fauna local, pues se podrán observar con todo lujo de detalles las aves. Por otro lado, el paseo a pie es la opción mencionada anteriormente que parte desde el centro de visitantes.
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