Lo que no se vio en el regreso de Nadal al Mutua Madrid Open: "¡Rafa, gracias por volver!"
Rafa Nadal regresó este jueves por todo lo alto a la Caja Mágica, ante su público, en una de las tardes más emotivas de su carrera. Una de las últimas en la pista de tierra batida de la capital que le ha visto alzar el trofeo del Mutua Madrid Open al cielo en cinco ocasiones y que pudo disfrutar de su estrella una vez más, la penúltima.
No era un día de tenis, pues poco juego se vio en la pista central desde el partido previo al de Rafa. Un rumor constante rebotaba en las paredes de la pista central Manolo Santana durante el Coco Gauff – Arantxa Rus, una especie de tensión compartida por todas las almas que poblaban el graderío progresivamente.
Antes del calentamiento la pista alcanzó su aforo completo, aunque muchos esperaron a sentarse en su asiento para conseguir la mejor toma de Rafa Nadal. Su salida provocó la histeria colectiva, enaltecida por el estruendo de la mítica melodía de Piratas del Caribe. Parecía la celebración de un punto de campeonato, pero no, era más que eso, era la celebración de las 12.500 personas agraciadas con la fortuna de poder ver a campeón de 22 Grand Slams de nuevo en vivo, ante sus ojos.
El momento deportivo de ambos jugadores convertía la cita en uno de los días más importantes de su vida. Darwin Blanch, de apenas 16 años, debutaba en un Masters 1.000 ante el ídolo local. Enfrente, Rafa comparecía ante una grada sumida en un sueño, en un mar de recuerdos. También lo hacía ante toda su familia, entre ellos su pequeño, Rafa Jr.
El ansia de celebrar una vez más con Rafa, contenida en todos y cada uno de los presentes, se liberó precozmente en el primer punto. El absoluto y estremecedor silencio previo a su primer saque se rompió en una detonación de júbilo. El juez no entonó el habitual ‘game, set and match’, claro, pues la fiesta no había hecho más que empezar.
El marcador empezó a rodar a toda prisa en favor del balear y la calma se instaló en todos aquellos seguros de poder ver a Rafa una vez más el sábado. Sin embargo, a pesar la escasa tensión competitiva, nadie quería perderse ni un solo intercambio del duelo entre el joven aprendiz y el rey de la tierra batida.
«¡Rafa, muchas gracias por estar en Madrid!», se escuchó desde la grada en una entonación sincera aplaudida por el resto de los presentes en un gesto de agradecimiento por el esfuerzo del balear. «Si no fuera Madrid, no jugaría», llegó a decir apenas 24 horas antes de regalar a su gente una hora más de tenis.
El partido solo em importa a nivel emocional
También tuvo su reconocimiento Blanch en las puntuales ocasiones en las que dio rienda suelta a su descaro para zanjar puntos de saque directo y con golpeos secos. «Bravo», llegó a pronunciar varias veces Rafa hacia su rival en un gesto de aprecio.
Apenas fue una hora de tenis para Rafa ante un rival «con mucho potencial», pero «poca experiencia», eso sí, poco más de sesenta minutos de juego que amplían la ilusión de todos 48 horas más hasta la tarde del próximo sábado.
Le espera Álex de Minaur, su verdugo la semana pasada en la última vez que saltó a la Pista Rafa Nadal del Trofeo Conde de Godó, y aunque aseguró que le «sorprendería ganar» al australiano, quiso restar toda importancia al resultado para mostrar a su gente la ilusión de volver a competir. «Lo único que me importa del partido es a nivel emocional, si gano juego un día más aquí», aseguró un hombre que volverá a ver la Pista Manolo Santana repleta de pancartas, banderas y aficionados dispuestos a levantar el puño con él en cada uno de sus puntos.