Las criptomonedas buscan consolidar su expansión en 2022: claves sobre su regulación y el auge de su popularidad

El 2021 fue el año de consolidación de las criptodivisas. La evolución de la más popular de todas, el bitcoin, es un fiel reflejo del interés que están despertando en el mundo financiero: hace un año escaso, el Bitcoin inauguraba el ejercicio con un precio de 29.087,37 dólares, según CoinMarketCap. Las uvas se las tomó muy por encima de ese valor, que el 31 de diciembre rondaba los 47.000 dólares. Una subida de más del 60% en apenas 12 meses.

Otras criptomonedas, algunas de las cuales se pueden consultar en el escaparate de Finect, han vivido durante los últimos meses un impulso parecido. Los ahorradores particulares han aumentado su interés por estas monedas digitales después de ver el apoyo de empresarios de calibre como Elon Musk, fundador de Tesla, o Jack Dorsey, el artífice de Twitter.

“Ha sido el año de la adopción masiva de las criptomonedas, donde la gente se ha empezado a tomar en serio este mercado tan particular”, destaca Álex Reyes, experto en criptomonedas, en una conversación con Finect.

El número de personas que se anima a dar el paso y dedican una pequeña parte del ahorro a comprar criptodivisas ha crecido en España. Alrededor del 14% de los inversores españoles tiene dinero en algunas como bitcoin o ethereum, según el tercer Observatorio del Ahorro y la Inversión de Bestinver y el IESE, presentado en noviembre.

Las criptomonedas fueron el activo más rentable de 2021, muy por encima de productos populares entre los ahorradores españoles -los depósitos- o cualquier índice bursátil, como ilustramos en Finect a través de este vídeo.

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Los analistas de Bitpanda, una de las mayores plataformas de negociación de criptoactivos, señalan que 2022 “debe ser un año de regulación, consolidación y mayor adopción”. Álex Reyes considera que el papel de las criptomonedas en el nuevo año dependerá sobre todo de factores externos: la reducción de estímulos monetarios de la Reserva Federal de Estados Unidos o la regulación de las stablecoins. Éstas últimas están ligadas a un valor estable (por ejemplo el dólar) y nacieron para reducir la volatilidad de las monedas virtuales de primera generación.

Más penetración en empresas y países

Crecen las divisas digitales y con ellas más compañías adoptan el bitcoin como un activo en su balance empresarial. De hecho, existen firmas y plataformas, como Coinmotion o Criptan, que ofrecen servicios para empresas con el objetivo de que operen de forma habitual con monedas virtuales y las incorporen en su actividad diaria.

Asimismo, los gobiernos nacionales también empiezan a recurrir a las monedas virtuales. El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en establecer el bitcoin como moneda de curso legal. Ocurrió el pasado septiembre y los analistas no descartan que en los próximos meses otros mercados emergentes emprendan el mismo rumbo.

Más productos

Los nuevos productos de inversión que ya asoman la cabeza en el mundo cripto, especialmente los fondos cotizados, son vistos por los analistas y asesores como una opción más segura de invertir en criptodivisas. De hecho, las principales características de los fondos cotizados son que están regulados por los organismos competentes y permiten al ahorrador invertir de forma más diversificada (a través de más de una criptomoneda y por tanto con menos riesgo).

Algunos de los fondos cotizados más accesibles desde España son: 21 Shares Bitcoin ETP o 21 Shares Ethereum ETP. Si no, siempre existe la posibilidad de apostar por las monedas digitales de una forma indirecta. ¿Cómo? Invirtiendo en blockchain, la tecnología con la que funcionan las criptomonedas. El fondo BNY Mellon Blockchain Innovation Fund o el Alcalá Multigestión Oricalco permiten dar los primeros pasos de forma más entendible a quienes recelan de este tipo de inversiones.

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Regulación, el caballo de batalla

Las medidas de restricción de los intercambios de criptodivisas de la India y China pueden repetirse en otros lugares. Los reguladores y gobiernos seguirán la tónica del último ejercicio: pondrán sus ojos en las criptomonedas a medida que éstas se acoplen en el ecosistema financiero tradicional.

Uno de los ámbitos de regulación más sonados es el impacto medioambiental que generan las ‘criptos’. Diferentes organizaciones han denunciado el uso intensivo de recursos energéticos. Las divisas virtuales se obtienen mediante un proceso llamado minería: los participantes verifican las transacciones del blockchain (tecnología de bloques). Un procedimiento que consume grandes cantidades de energía, proveniente sobre todo de la quema de carbón.

Monedas digitales de bancos centrales

Los bancos centrales estudian la posibilidad de lanzar sus propias monedas digitales. El objetivo es mantener el control del sistema financiero frente a la penetración cada vez mayor de las ‘criptos’, que funcionan de forma descentralizada. Las monedas que quieren impulsar estos bancos centrales tienen el potencial de usurpar algunos beneficios a bitcoin y compañía, como la velocidad de los pagos y el coste de las transacciones.