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La sierra norte de Madrid cuelga el cartel de completo este verano

Pese a que por el momento no habrá restricciones de movilidad este verano, muchos madrileños han apostado por alojamientos de la sierra del norte de la Comunidad de Madrid por el deseo de escapar a destinos cercanos y poco saturados, colgando el cartel de completo en prácticamente toda la zona.

La oleada de peticiones comenzó mucho antes de que las fases de la desescalada permitiesen desplazarse por la región, porque la gente «empezó a desesperarse» y comenzó a reservar para el primer momento «en que se viera la luz al final del túnel», según cuenta el presidente de la Asociación de Empresarios de la Sierra Norte de Madrid (Atusima), Gustavo Nash.

Sin embargo, este domingo se estrena una ‘nueva normalidad’ que deja atrás el estado de alarma y permite la movilidad por toda España y los países europeos del espacio Schengen, lo que ha supuesto la cancelación, a última hora, de algunas de estas precipitadas reservas.

Pese a todo, aparentemente se trata de algo puntual y anecdótico que «no pone en peligro» la temporada «fuerte» que se avecina y que «el sector necesita», añade Nash.

«La explosión llegó cuando por fin se supo que Madrid pasaba a la fase 1″, añade el portavoz de la asociación, que asegura que prácticamente la totalidad de alojamientos rurales de la zona están completos para todo junio y julio, tanto los fines de semana como en los días laborables.

Los poquísimos huecos que se han quedado libres se utilizarán para hacer limpiezas «más profundas», siguiendo el consenso de que «hay que hacer las cosas bien» para que la sierra sea un destino «sostenible y seguro» frente al coronavirus, como lo ha sido estos meses, cuando ha contado muy pocos casos de contagios.

En este momento clave para el sector, la Sierra se ha marcado la meta de recuperar la facturación perdida durante el estado de alarma y darse a conocer.

El Centro de Innovación Turística de la Sierra Norte de Madrid también han notado una demanda «súper alta», especialmente en zonas como Rascafría, Patones, Buitrago o Torrelodones, que tienen más servicios, según señalan fuentes del centro.

En Rascafría, por ejemplo, apenas quedaban habitaciones disponibles a inicios de abril.

Es el caso de los alojamientos rurales Valle de El Paular, que informan de que «están completos», con reservas que oscilan entre los dos días hasta largas quincenas.

Aseguran que la mayoría de las empresas han mantenido los precios, aunque algunos de los nuevos turistas de la Sierra se han mostrado sorprendidos al encontrar tarifas similares a las de otros destinos.

«Se piensan que por alojarse en pueblos va a ser todo mucho más barato», lamentan.

La llegada de turistas no deja a nadie fuera, ni siquiera al municipio menos poblado de la Comunidad de Madrid, Madarcos, con medio centenar de habitantes y donde «la ocupación será total».

«Porque no hay más plazas, que, si no, se llenarían también», explica Fran Sueiro, encargado de los Alojamientos Madarcos.

Durante dos meses, cuenta, hubo «un parón absoluto», sin las tradicionales visitas de grupos o escuelas medioambientales, algo que, pese a todo, no se va a recuperar con un verano «loco y sin huecos». No obstante, considera que este empujón «les subirá la moral».

Igualmente, los camping han visto muy ampliada su demanda, como ha sucedido en el alojamiento El Picachuelo, en El Berrueco, cuyos dueños aseguran que en la fase 1 multiplicaron por 20 el número de autocaravanas que recibieron sus instalaciones.

Por otro lado, y ante la falta de alojamientos para pernoctar, las sendas y los planes deportivos para pasar el día se han convertido en otro de los grandes atractivos de la zona norte.

Una muestra de ello son las sendas que cubren el Hayedo de Montejo, en la sierra del Rincón, que fueron activadas el día 6 de junio y en pocas horas vieron copadas todas las plazas para prácticamente toda la temporada, según explican a Efe desde la organización.

Ante la avalancha de personas, algunos pueblos ponen en la balanza los pros y los contras de este incremento de turistas en sus calles.

Es el caso de Garganta de los Montes, que tiene 348 habitantes empadronados y más 150 plazas turísticas, a lo que se suman las segundas residencias, por lo que este verano verá duplicada la población habitual.

El alcalde, Juan Carlos Carretero, cuenta que esto tiene su parte positiva, porque la gente «da vida y alegría» a los pueblos, pero también genera alguna duda, ya que «el municipio no siempre está preparado para recibir a tantas personas».

Hay muchas familias, gran parte de ellas con niños, y eso hace que, en ocasiones, se «queden cortos» los recursos sanitarios o los contenedores de basuras, entre otros, y que aumenten las esperas en los comercios o en las farmacias, una situación más preocupante en estos momentos, con la crisis del coronavirus.

Pese a todo, los responsables de alojamientos de la sierra abren los brazos a los turistas, aunque piden responsabilidad individual para que los meses de convivencia sean pacíficos y nadie corra peligro.

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