La razón científica por la que a veces estudias durante horas y no memorizas nada
Todo estudiante conoce la frustración de darse cuenta de que, tras horas en el escritorio sentado frente al libro, sigue igual que al principio. Este fenómeno tan desesperante es más común de lo que podríamos pensar, no significa que tengamos ningún problema en particular y, de hecho, tiene una sencilla explicación científica.
Culpa del estrés
Para entender por qué nos pasa esto, pongámonos en situación. Imaginemos que somos un o una adolescente, en el día anterior a un examen importante. Son ya las 23.00 horas, y aún seguimos frente a los apuntes, el libro de texto y los esquemas o resúmenes, bajo la luz abrasiva del flexo.
Nos disponemos a dar un repaso final a todo el contenido que entra en la prueba… sólo para darnos cuenta de que cada pregunta que nos hacemos nos obliga a comprobar nuestras notas.
La situación es ciertamente estresante, en parte por la preocupación por el resultado del examen, en parte por el tiempo dedicado a estudiarlo que se percibe como inútil y en parte por la anticipación de las horas que aún prevemos que tendremos que dedicar a memorizar la materia.
Pues precisamente en ese estrés está la clave. Así lo explica la terapeuta ocupacional Catalina Hoffmann en su libro Neurofitness: «Nuestro cerebro, cuando está estresado o se siente nervioso, en vez de estar constantemente activándose, creando nuevas rutas neuronales, lo que hace es protegerse, porque se inflama».
«Esto hace que reaccione secretando cortisol, la hormona del estrés», prosigue. «El cortisol es un neurotransmisor muy nocivo que hace que empiece a ir todo más despacio en nuestro cerebro y que desconecta redes neuronales que son necesarias para memorizar, aprender, pararnos a observar, etc. Cuando se secreta en una cantidad muy pequeña, no lo notamos: pero cuando se dispara lo que sucede es que nos sentimos agotados, más pesados, con poca energía, y podemos estar delante de un texto horas y no haber retenido apenas nada».
Un truco para combatir el estrés
El manejo del estrés es un asunto muy complicado y que además varía mucho de una persona a otra. Por tanto, no hay una receta ideal ni una técnica mágica, sino que cada uno debe probar una multitud de estrategias hasta encontrar las que mejor se ajustan a su caso.
No obstante, la terapeuta propone una técnica conocida como tapping de la mariposa. Consiste en colocar las manos sobre el pecho, orientadas hacia los hombros, y con los pulgares entrelazados, construyendo una suerte de mariposa.
A continuación, se va tomando inspiración y se van intercalando golpecitos en el pecho con la mano izquierda y la derecha. Según la autora, este truco envía una señal de calma a nuestro cerebro que permite que desciendan los niveles de adrenalina y cortisol.