Salud

La psoriasis: cómo se produce y por qué es tan difícil hallar un tratamiento

La psoriasis es una de las enfermedades de la piel más desconocidas, pero también de las más comunes. Esta afección provoca descamación, enrojecimiento, hinchazón y dolor en la epidermis de quien la sufre. Entre sus particularidades hay que destacar que es crónica, pudiendo manifestarse con mayor o menor intensidad a lo largo de la vida. Aunque hay quien piensa que se trata de una enfermedad menor, como ocurre con otras erupciones cutáneas, en realidad puede causar graves dificultades para la vida personal del paciente, no solo desde el aspecto físico, sino también a nivel mental y social, ya que es muy desagradable a la vista.

A día de hoy, existen diversos tratamientos, pero peca de ser bastante incomprendida entre la comunidad médica. Al tratarse de una enfermedad autoinmune, el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a las células sanas de la piel, un hecho que todavía continúa siendo un misterio para muchos expertos. Según la Clínica Mayo, en teoría ciertas personas pueden verse predispuestas a padecerla, y algo en el medio ambiente activa este sistema inmune haciendo que funcione mal.

Muchos pacientes pueden sentirse avergonzados o cohibidos en las relaciones sociales, especialmente cuando sufren un brote

También puede haber una razón genética. Según la Fundación Nacional de Psoriasis estadounidense, existen aproximadamente un 10% de posibilidades de que contraigas psoriasis si uno de tus padres la ha sufrido. Un porcentaje que aumenta hasta el 50% si ambos la padecen. Aunque también es mucho más común que aparezca sin ningún antecedente familiar, tal y como reconoce un interesante artículo sobre el tema publicado en la revista ‘Self‘.Lo que si es bien conocido son los prejuicios que giran en torno a esta enfermedad: no es contagiosa y no está relacionada con una mala higiene por parte de quien la sufre. Este tipo de mitos pueden tener efectos profundamente dañinos y perjudiciales para los afectados. De ahí la necesidad de naturalizarla para intentar acabar con estas concepciones tan negativas sobre ella.

La psoriasis en placas

Desafortunadamente, la forma más común en la que se presenta es la psoriasis en placas, explica la Clínica Mayo. Esta provoca lesiones cutáneas que se inflaman y a las que tienden a salirle escamas, de ahí que se conozca por este nombre. Los síntomas varían de una persona a otra, pero estas placas tienden a causar una aguda sensación de picor y dolor, incluso ardor. También pueden secarse, agrietarse y sangrar. Lo peor es que al rozar con la ropa los síntomas pueden incrementarse, tal es la incomodidad que provoca.

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Por estas razones, muchas personas con la enfermedad pueden sentirse avergonzadas o cohibidas, sobre todo cuando sufren un brote. Pero incluso en las fases más suaves de la psoriasis, las personas que la sufren tienden a modificar ciertos aspectos de su vestimenta para evitar que en todo momento las otras personas sospechen de que la pueda padecer. Esto les lleva a ponerse prendas con mangas y pantalones rasgos para intentar ocultar en todo momento las zonas más propensas de la piel a desarrollar los síntomas. La experiencia de preocupación constante sobre si alguien notará el brote y lo que podrían pensar al respecto es una experiencia compartida entre aquellos que padecen la psoriasis.

Los brotes pueden ocurrir a raíz de una gran variedad de desencadenantes que en cada persona varían: infecciones, lesiones en la piel (cortaduras, picaduras de insectos o quemaduras solares), el clima, el estrés, el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol, según reconoce la Clínica Mayo. No siempre es fácil identificar esta serie de factores que producen un brote, y la mayoría de las personas pueden desarrollar varios de ellos.

Un tratamiento complicado

Muchas personas acaban acostumbrándose a vivir con los males de esta enfermedad de la dificultad que entraña poder encontrar un tratamiento definitivo. Las opciones más típicas es aplicarse lociones y ungüentos. También existe la fototerapia, dirigida a personas que presentan síntomas graves, que consiste en exponer a la piel afecta a rayos ultravioleta de forma regular. El problema está en que no hay forma certera de saber a qué tipo de tratamiento responderá el paciente. La única forma es a través de la prueba y error, viendo si uno funciona y cambiándolo por otro en caso negativo.

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