Viajes

La promesa cumplida 20 años después del Prestige: así es el Parador de Muxía, uno de los más bonitos de España

Hace 20 años, ante el desastre del Prestige, que llenó las costas gallegas de chapapote, el Gobierno puso en marcha el llamado Plan Galicia. Con este proyecto se pretendía compensar de alguna manera todos los daños ocasionados por el vertido de crudo.

Una de las piezas del plan era a construcción del Parador de Costa da Morte, en Muxía, una de las zonas más afectadas. El hotel por fin abrió sus puertas el pasado 2020, pero la pandemia de la covid-19 retrasó su inauguración oficial hasta el pasado 22 de octubre, hace menos de un mes.

Unas vistas espectaculares

El espectacular Parador de Costa da Morte se presenta con una auténtica terraza al mar, un balcón al fin del mundo. Se alza en una ubicación privilegiada sobre la playa de Lourido, muy cerca del Cabo Fisterra, con lo que las vistas desde él son espectaculares. Los clientes podrán maravillarse con una panorámica del mar, los acantilados y las idílicas playas.

Su arquitectura destaca por un estilo contemporáneo y un diseño adaptado a la orografía natural del lugar con una estructura de terrazas que se asientan sobre la ladera. Además, el hotel pone el foco en el medioambiente y el respeto hacia el espectacular entorno donde se asienta.

Diseño elegante y acogedor

El interior del Parador resulta igual de sorprendente que su exterior. Cada estancia está decorada minuciosamente con colores que hacen referencia a los elementos de Galicia y con un diseño inspirado en las formas orgánicas, las piedras y la vegetación de la zona. Al mismo tiempo, los materiales de esa decoración son los utilizados en la propia estructura del hotel. El resultado es un alojamiento sencillo, acogedor y que se mimetiza con el paisaje que le rodea.

Además, en el interior se exponen fotografías y pinturas que retratan el desastre del Prestige y los trabajadores y voluntarios que acudieron a la zona.

En cuanto a las habitaciones, presentan un diseño moderno y elegante y vistas al mar o a la montaña. Además, todas ellas cuentan con un camino que nos lleva a la costa. Aunque si lo preferimos, también podemos darnos un baño en alguna de las piscinas del hotel, tanto interior como exterior. A ella se suma un spa y un restaurante, Nosa Señora da Barca, donde deleitarnos con la mejor gastronomía local y las recetas tradicionales de la zona.

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