La nueva técnica para luchar contra las ‘superbacterias’: dejarlas vivir
Las superbacterias son una de las grandes amenazas para la salud pública actualmente. Se trata de especies y cepas bacterianas que han evolucionado hasta ser resistentes a los antibióticos, nuestras principales armas contra ellas; por ello, pueden provocar el regreso de enfermedades que actualmente no tendrían porque revestir mayor gravedad.
La perspectiva es catastrófica. La OMS predice que, para el año 2050, más personas morirán por infecciones que por cáncer (actualmente, la segunda causa de mortalidad en el mundo). Infecciones que hoy en día consideramos inocuas, como una cistitis o las que surgen en un corte o herida.
Los ácidos grasos, un nuevo arma frente a las bacterias
Pero, tal vez, la mejor manera de luchar contra ellas implique… dejarlas vivir. Puede sonar paradójico, pero lo cierto es que es posible que, sencillamente, no haga falta matarlas para neutralizarlas.
Esto es lo que destaca un grupo de investigadores adscritos a la Universidad del Sur de Dinamarca en un artículo publicado en la revista científica Frontiers in Microbiology, que expone la posibilidad de emplear ácidos grasos como agente antimicrobiano. Pero, a pesar de que estas sustancias pueden matar a las bacterias, lo que resulta más interesante es la capacidad que tienen de neutralizarlas de manera que no puedan causar una infección; un efecto que han demostrado sobre bacterias del género Listeria como las causantes de la listeriosis.
Cabría preguntarse por qué estos autores resaltan la pertinencia de no acabar con las bacterias, una cuestión que nos lleva al mismo origen de la resistencia a los antibióticos. Este fenómeno ha aparecido por acción de la evolución, que en el caso de las bacterias es muy rápida por su alta frecuencia de mutación.
Al tratar una determinada infección con antibióticos, estos fármacos acaban con la mayoría de ellas. Sin embargo, unas pocas pueden portar mutaciones que las hacen resistentes a los mismos, con lo que sobreviven y transmiten la capacidad a su linaje. A medida que los antibióticos van aplicando una presión selectiva a las bacterias a lo largo del tiempo, el linaje capaz de sobrevivirlos va imponiéndose.
Esto supone que emplear los ácidos grasos para acabar con las bacterias tendría, a la larga, el mismo efecto. En cambio, aprovechar la capacidad de impedirlas provocar infecciones, la presión selectiva desaparece, con lo que prácticamente desaparece la posibilidad de que se tornen resistentes a la sustancia.
Cómo hacerlos llegar hasta el campo de batalla
Los ácidos grasos están presentes en multitud de alimentos, como el aguacate, el pescado azul, los frutos secos o la leche. Por desgracia, no basta con consumir estos alimentos para lograr el efecto deseado: es necesario que se encuentren en su forma libre, lo que plantea algunos problemas.
Específicamente, se desconoce si la ingesta de ácidos grasos en forma libre es suficiente para que lleguen hasta los intestinos (el ‘campo de batalla’ en la lucha contra muchas bacterias) o si los farmacólogos deberán encontrar una manera de que la sustancia llegue hasta allí.
Esta circunstancia implica que, por ahora, un fármaco, un suplemento dietético o incluso un alimento funcional (alimentos a los que se añaden componentes con una función específica, como es el caso de la sal yodada) no están a la vuelta de la esquina. Pero, con suerte, pronto podremos ver más investigaciones que ahonden en este nuevo método.
Referencias
Thomasen RS et al. The Global Regulator CcpA of Listeria monocytogenes Confers Sensitivity to Antimicrobial Fatty Acids. Front Microbiol, publicado online el 03/05/2022.