La maravillosa ruta por la costa y los montes del País Vasco que enamoró a Víctor Hugo
San Sebastián, con su famosísima playa de La Concha, su elegante monte Igueldo y su gastronomía llena de estrellas, es un destino imprescindible en cualquier visita al País Vasco. Pero también es un excelente punto de partida para conocer su costa.
Esta ruta recorre la parte oriental de Guipúzcoa junto al mar y por la montaña
En este caso nos vamos dirección Francia para conocer la parte oriental de Guipúzcoa. No es un camino recto, ya que aquí mar y montaña se disputan cada pequeña parte del terreno hasta el punto no dejar tierra neutral en muchas zonas.
Bahía de Pasajes
La ría de Pasaia se adentra varios kilómetros en el interior dejando unos preciosos paisajes que animan a buscar nuestro mejor calzado para ir en busca de los muchos miradores que salpican la zona, como el del Faro de la Plata, en la parte izquierda, o el Donibaneko Atalaia, en la orilla derecha.
La primera parada será Pasajes de San Pedro, donde siempre sorprende la visita al museo vivo-astillero de Albaola
La primera parada será Pasajes de San Pedro, donde siempre sorprende la visita a Albaola. En el mismo sitio en el que se construyeron grandes barcos, hoy los carpinteros siguen trabajando, ahora para restaurar algunas de aquellas embarcaciones históricas, tantos los grandes balleneros como los que viajaban al Nuevo Mundo.
Tras la visita de este astillero/museo toca comprobar todo lo aprendido, aunque sea en un pequeño viaje que nos lleva hasta el otro lado de la ría, donde nos espera la gran joya de la zona.
Pasai Donibane
Este pueblo es tan pequeño que solo tiene una calle, ya que está totalmente encajado entre la ría y el monte. Aun así, logra concentrar tanto encanto que es difícil no querer recorrerlo varias veces, o quedarse a vivir allí, tal y como le ocurrió al mismísimo Víctor Hugo.
Mientras recorría esta zona, el escritor y político francés Víctor Hugo se enteró de que su hija había fallecido
Mientras recorría esta zona, el escritor y político francés se enteró de que su hija había fallecido. Totalmente destrozado, decidió quedarse en este pueblo para recuperarse de la pérdida y buscar consuelo. Víctor Hugo pasó años sin poder escribir, pero cuando lo hizo dedicó varias líneas a Pasai Donibane.
Hoy es posible visitar el lugar donde decidió quedarse, una preciosa casa típica del siglo XVII situada frente al mar, que está reconvertida en un museo.
El monte Jaizkibel
Para seguir está ruta hay que separarse del mar y adentrarse en el monte Jaizkibel. Son muchísimos senderos los que animan a perderse por este monte siempre verde que mira al Cantábrico, y también muchos miradores desde los que asomarse y enamorarse de las vistas. Eso sí, la parada que no puede faltar es la del Santuario de la Virgen de Guadalupe, en la parte más alta del puerto.
Y para volver cerca del mar, nada mejor que llegar al Mirador Faro de Higuer, el último antes de entrar en Francia y el que tiene una de las vistas más impresionantes.
Última parada
Después de lo visitado hay que terminar a lo grande para que la ruta deje el mejor sabor de boca posible y, a pesar del nivel, eso es fácil de conseguir al tener tan cerca Fuenterrabía-Hondarribia, uno de los pueblos más bonitos de todo el País Vasco.
En la parte baja destaca el barrio de La Marina, fácil de reconocer por sus casas de balcones de madera pintados de vivos colores. En la parte alta, el casco histórico destaca por calles empedradas y pequeñas plazas llenas de historia por las que perderse hasta encontrar el castillo de Carlos V, en la Plaza de Armas. Hoy es un Parador Nacional, el lugar ideal en el que terminar esta ruta y descansar como un emperador.