La ilusión del fútbol en la cárcel
Me gusta el fútbol porque soy Dios en casa por un día…”. A esta canción de Melendi sólo haría falta cambiar Dios y casa por ilusión en el Centro Penitenciario, para que fuera la definición perfecta de lo que supone ese deporte para algunos internos e internas de las prisiones de España. Algo que solo se puede empezar a comprender un poco cuando se accede a un lugar que impone mucho respeto, especialmente cuando el visitante escucha el cierre las puertas a su espalda, el silencio impresiona camino de la segunda puerta, sólo roto por el ruido de las puertas al abrirse y cerrarse, y le resulta inimaginable la sensación de pensar que vas a pasar meses o años sin poder salir de allí, mientras toma conciencia de la suerte que tiene de permanecer solo unas horas.