Viajes

La iglesia gótica más importante de Cantabria: un tesoro arquitectónico clave en el Camino de Santiago

La ciudad de Castro Urdiales guarda en su territorio una larguísima historia, empezando por la fundación de Flaviobriga, un antiguo asentamiento romano cuyos restos se encuentra soterrados bajo el casco antiguo de la localidad cántabra. Más adelante, durante Edad Media, formó parte de la hermandad de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, una entidad administrativa compuesta por los pueblos costeros del Reino de Castilla, es decir, la actual Cantabria.

A día de hoy, Castro Urdiales es un popular destino turístico en España, pero no ha perdido su esencia de villa pesquera. Con una visita a la urbe podremos disfrutar de sus playas, como la de Ostende y Brazomar, al igual que de su casco histórico, donde encontraremos joyas tan especiales como la iglesia de Santa María de la Asunción, nada más y nada menos que el templo gótico más importante de toda Cantabria.

Los orígenes de Santa María de la Asunción

La historia la iglesia de Santa María de la Asunción está ligada al rey Alfonso VIII. En el año 1208, este monarca impulsó la construcción del edificio sobre una formación rocosa junto al mar, dando como resultado un templo con planta basilical y «un estilo influenciado por el gótico francés de la zona normanda y por la catedral de Burgos, que se construyó en la misma época», explican desde el Ayuntamiento de Castro Urdiales.

Cabe mencionar que tras la ampliación en 2015, la iglesia pasó a formar parte del bien ‘Caminos de Santiago de Compostela: Camino Francés y Caminos del Norte de España’, inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial en 1993.

El acceso se hace a través de una escalinata flanqueada por dos altas torres. La portada principal, en la fachada norte, está «enmarcada por un gran arco apuntado abocinado mediante tres arquivoltas y guardapolvo», señalan. Por otro lado, la llamada Puerta de los hombres, presenta un estilo clasicista, ya que se construyó posteriormente en el siglo XVIII.

El interior del templo

La belleza del exterior de esta iglesia declarada Monumento Nacional también encuentra su lugar en el interior. El espacio está dividido en tres naves paralelas a las que se suma un ábside poligonal. Además, la nave principal cuenta con tres pisos, «el primero con arcadas, el segundo con triforio y arcos ciegos, y el tercero con grandes ventanales«, detallan.

En el siglo XV, se añadió la capilla de Santa Catalina, que en la actualidad se ha transformado en el Museo Parroquial, y en el 1537, la capilla renacentista de los Escalante. Años después, en el 1612, se sumó la capilla de Nuestra Señora la Blanca y, finalmente, en el 1893 levantó la capilla de San José en estilo neogótico. También destaca el retablo del ábside de la nave de Belén, «con uno de los conjuntos escultóricos flamencos más importantes de España, fechado a mediados del siglo XV», explican desde Turismo de Cantabria.

Por otra parte, es imprescindible fijarse en la rica decoración del templo, con ornamentos con motivos vegetales, cuadros barrocos, esculturas y dos valiosas figuras policromadas a tamaño natural: un Cristo gótico de madera de principios del XIV y una Virgen de piedra de finales del siglo XIII o principios del XIV. Tampoco podemos olvidarnos del retablo del Santo Cristo, diseñado en estilo prechurrigueresco y acompañado por un lienzo de Zurbarán.

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