Salud

La dilatación de las pupilas podría dar pistas sobre una persona que sufre depresión

Cuando el dinero aparece frente a nuestros ojos, nuestro cerebro se ilumina y en seis segundos, nuestras pupilas se abren. Pero ese sentimiento de anticipación a la recompensa no es hallado en muchas personas con depresión clínica, según muestra un nuevo estudio publicado en Scientifics Reports.

Esta investigación muestra que, cuantos más síntomas de depresión reportaban las personas, menos se dilataban sus pupilas cuando se les ofrecía la oportunidad de ganar una recompensa de 1 euro. «La reacción pupilar reducida fue particularmente notable en pacientes que ya no podían sentir placer y reportaron una pérdida de energía», dice el primer autor y científico de datos Andy Brendler.

La dilatación de la pupila es parte de la respuesta del sistema nervioso al estrés o la excitación y esta se desencadena cuando una parte del tronco encefálico produce el neurotransmisor ‘norepinefrina’. En personas con depresión que experimentan anhedonia (sentimientos de embotamiento emocional y falta de alegría), la falta de dilatación de la pupila sugiere que este circuito de recompensa en el cerebro se ha visto afectado.

En el nuevo estudio de Brendler y su equipo, 40 personas con depresión no medicadas y 31 personas sanas completaron pruebas de tres tareas diferentes en un ordenador. Al mismo tiempo, se midió el tamaño de sus pupilas utilizando un rastreador ocular dentro de una máquina de resonancia magnética. «Este hallazgo nos ayuda a comprender mejor los mecanismos fisiológicos detrás de la falta sensibilidad», dice el autor principal Victor Spoormaker, psicólogo e investigador del Instituto de Psiquiatría en Alemania.

Durante cada tarea, la pantalla de la computadora indicaba si existía la posibilidad de una recompensa financiera usando imágenes y luego pedía al participante que respondiera después de un destello de luz. Cuando la persona fuera más rápida, la pantalla del ordenador mostraría la recompensa de 1€. Aproximadamente una de cada diez personas en todo el mundo sufre depresión, pero no existen biomarcadores aprobados para la enfermedad.

Por lo general, la depresión se diagnostica mediante una evaluación del comportamiento, pero el seguimiento ocular podría ser útil como prueba clínica para clasificar a las personas con depresión en subgrupos o para controlar su respuesta a los tratamientos, informan los investigadores.

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