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La diferencia del Barcelona

El fichaje de Franck Kessié (25 años, Costa de Marfil) invoca a la memoria de los éxitos pasados del Barcelona. Seguro que Xavi pensó en Yayá Touré, compatriota del ex del Milan, y Seydou Keita para aprobar la contratación de un futbolista que no se asemeja en casi nada al perfil de jugador que define el ADN culé. Kessié sumará desde la diferencia como antes hicieron otros. Es distinto a todo lo que había y de ahí su indisimulada importancia si todo sale como el entrenador blaugrana considera. La aptitud física, el dinamismo y la capacidad recuperadora del africano fortalecerán la medular y ofrecerán variantes al juego que el Barcelona no tenía.

Stefano Pioli hizo de Kessié lo que hoy es. Pudo salir de San Siro, pero la llegada de este entrenador cambió su rol. Se convirtió en un elemento principal en el 1-4-2-3-1 de Pioli, formando en el doble pivote. Tuvo que readaptar su juego y acotar algo sus incursiones ofensivas para poder dar mayor contención al sistema táctico. Aunque no destaca por su rigor, tiene tantas cualidades físicas que es capaz de arreglar situaciones comprometidas para su equipo. Eso espera Xavi, entre otras cosas, que haga en el Barcelona como interior en el 1-4-3-3. Kessié deberá enriquecer al equipo blaugrana en el repliegue defensivo, los duelos, las coberturas y la presión alta debido a su efectiva activación tras pérdida y potencia. Además, se trata de una roca, sin apenas lesiones en su carrera. Desde que debutó con el Milan en la temporada 2017/18, disputó más minutos (14741) que cualquier otro centrocampista de la Serie A.

Pero Kessié no es un pivote defensivo. Ni mucho menos. Es un jugador más llegador que posicional, que cubre todo el campo, con capacidad para pisar línea de fondo y picar bien al espacio, como se ha visto ya en las primeras tomas de contacto con el Barcelona. Contra el Rayo casi era un segundo delantero, muy descolocado, pero lanzó alguna ruptura interesante. Desde su recorrido y verticalidad puede protagonizar acciones de juego que no estaban integradas en la filosofía del bloque de Xavi. Sus movimientos se pueden completar perfectamente con el criterio asociativo de Busquets, Pedri y Gavi. Kessié da líneas de pase a sus compañeros y aparece en lugares liberados por su buen sentido del espacio. Y los contrarios no le pueden detener. Además, técnicamente es un jugador de recursos. En el último curso en Italia ha promediado un 73% de acierto en el regate. Su gran problema puede ser su adaptación al juego de posición: cuándo fijar, cuándo avanzar, cuándo girar. En el estreno perdió un par de balones peligrosos. Xavi tiene trabajo ahí.

Kessié asoma en el área rival con frecuencia desde esa segunda línea para dar el penúltimo o último pase o acabar la jugada. Para nada se siente incómodo en los últimos metros y toma malas decisiones. La virtud ofensiva se identifica en Kessié, al que el gol no le rehúye tampoco, como demuestra el hecho de que es el que más tantos marcó con los rossoneri en la Serie A desde la 2017-18: 35, 21 de penalti (33 de Ibrahimovic). Su llegada no ha tenido tanto revuelo como las de Koundé, Raphinha o Lewandowski, casi ha aterrizado como un tapado, pero promete justificar su fichaje. Un jugador diferente para un Barcelona que necesita seguramente de alguien así.

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