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La Copa del Mundo: historia, anécdotas y detalles del trofeo más codiciado del planeta

Apenas faltan unos días para que eche a rodar el esférico en la Copa del Mundo de fútbol de la FIFA de Qatar 2022, y ya conocemos en profundidad los estadios donde se jugará, las convocatorias de cada combinado nacional, y los grupos, enfrentamientos y horarios.

Además, aunque aún faltan equipos por llegar a Qatar debido a los amistosos internacionales de preparación, casi todos los protagonistas se encuentran ya en el país arábigo, incluyendo al más codiciado de todos, por el que toda la locura del fútbol de selecciones cobra sentido, el que todo jugador anhela desde antes de saber, de pequeño, que quiere ser futbolista: el trofeo de la Copa del Mundo.

Tras pasar los últimos dos meses visitando los 32 países que participarán en el Mundial para acercar el trofeo a las aficiones, siguiendo el itinerario del ‘Trophy Tour‘ de la FIFA, la Copa del Mundo aterrizó en Qatar el pasado día 15 para estar lista para el comienzo de la 22ª edición del torneo más importante y prestigioso del mundo futbolístico a nivel de selecciones, aunque será únicamente la decimotercera ocasión en que el actual y codiciado trofeo sea puesto en liza, ya que fue entregado por primera vez, y mantiene su vigencia desde entonces, en el Mundial de Alemania de 1974.

El icónico trofeo actual, descrito por el presidente de la FIFA Gianni Infantino como “el emblema más hermoso que la FIFA podría soñar”, apenas mide 36,8 centímetros, y pesa 6,175 kilos (5 de ellos de oro puro), lo que no lo convierte en el más grande o el más pesado, pero el oro macizo de 18 quilates y los anillos de malaquita (piedra semi-preciosa) en su base lo dotan de un diseño y una estética idóneos para representar el cetro máximo del fútbol mundial, el oscuro objeto de deseo de tantos y tantos profesionales del fútbol, cuyo valor estimado ronda los 300.000$, aunque su precio real es incalculable.

Su creador fue el escultor italiano Silvio Gazzaniga, que comenzó a forjar el legendario trofeo después de México 1970 cuando leyó que la FIFA había regalado el anterior modelo, el actualmente desaparecido Trofeo ‘Jules Rimet’, a la Brasil de Pelé tras lograr su tercer campeonato del mundo, y que estaban buscando un sustituto entre más de 53 opciones de países distintos. “Me encerré en mi estudio en el barrio de los artistas de Milán y me puse a trabajar inmediatamente”, recordó años después de diseñar la copa.

Las líneas brotan de la base, se elevan en espirales, y se extienden para recibir al mundo«, la describió el propio escultor, fallecido en 2016, que explicaba así su diseño: «De las notables tensiones dinámicas del cuerpo compacto de la escultura surgen las figuras de dos atletas en el conmovedor momento de la victoria”. En la base, a su vez, son inscritos los campeones de cada edición, pero en 2030, centenario de la Copa del Mundo, se agotará el espacio para hacerlo.

Se trata, a fin de cuentas y como bien describe Infantino, de “un objeto mítico para los jugadores y para todos los amantes del fútbol”, y como tal, disfruta de un tratamiento protocolario específicamente establecido para asegurar que las únicas personas en el mundo que puedan tocarlo, sujetarlo o sostenerlo sean los privilegiados que lo han ganado, y Jefes de Estado.

Además, es el capitán de la selección ganadora de la edición previa, como sucedió con Fabio Cannavaro en Sudáfrica en 2010, el encargado de acompañar por última vez el preciado trofeo, en un estuche especial, y ofrecerlo a los finalistas en el partido definitivo, que tendrá lugar en esta ocasión el próximo 18 de diciembre, cuando sea Hugo Lloris quien acompañe al trofeo (salvo que juegue la propia final).

Atrás quedó la copa original, de 30 centímetros y 4,5 kilos, hecha de plata esterlina enchapada en oro y conocida como Trofeo Jules Rimet en honor a un antiguo presidente de la FIFA, cuyo paradero actual es desconocido (se cree popularmente que sus captores la destruyeron) después de haber sido sustraída de su vitrina en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol en diciembre de 1983.

En 1966, unos meses antes de la victoria de Inglaterra en su mundial, el mismo trofeo que representa una alegoría de la diosa griega de la victoria, Niké, fue robado por vez primera en territorio británico, cuando era expuesto en el Central Hall de Westminster en Londres. En aquella ocasión la copa sí regresó, gracias al olfato de un sabueso llamado Pickles y de su dueño, David Corbett, aunque los autores del robo nunca fueron encontrados.

De este modo, una vez comience la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA Qatar 2022, el trofeo podrá descansar durante unos días de la ajetreada agenda que conlleva ser considerado como el símbolo de la excelencia futbolística para todos los países, futbolistas y aficiones del mundo, hasta pasar a manos de sus nuevos héroes, que solo podrán disfrutar del original durante unas horas hasta que regrese a manos de la FIFA, que lo custodia habitualmente.

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