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Iñigo Llopis: «El deporte te enseña todo lo que puedes hacer»

Fue una de las sensaciones del verano. Uno de esos temazos que traspasan todas las fronteras. Iñigo Llopis (San Sebastián, 1998) volvió de los Mundiales de natación, celebrados en Mánchester, con dos medallas de oro. Sus actuaciones, acompañadas de mucho carisma y un mensaje muy necesario, llegaron hasta John Cena, superestrella de la WWE. «¡Enhorabuena por nunca rendirte!», le dedicó el estadounidense a Iñigo, que nació con el fémur y el brazo derecho más cortos. De familia de deportistas (su padre es Luis Llopis, entrenador de porteros del Real Madrid), también estudia Integración Social. Como cierre a un 2023 mágico, habla como Premio Paralímpico AS del Deporte 2023 después de mejorar su propio récord de España en los 50 metros espalda (categoría S8), el pasado fin de semana.

¡Qué forma de terminar el año! Estará contento, ¿no?

Muy contento, la verdad. El mitin de Róterdam (Países Bajos) ha sido la primera competición oficial de la temporada 2024. Batí el récord en los 50 metros espalda, pero también conseguí mi mejor marca a estas alturas del año en los 100 metros espalda. En los 50 metros mariposa, me quedé cerca de mi mejor registro. Las sensaciones han sido muy buenas para ser diciembre.

Ya tiene plaza para los Juegos Paralímpicos de París, pero necesita ratificarla con las mínimas. ¿Cuándo podrá hacerlo?

Las marcas de esta última competición ya nos valen. Las mínimas aún no han salido, pero no creo que me pidan más de lo que he hecho en Róterdam. Confiemos en que esto valga.

¿Está en su mejor momento deportivo?

Yo me noto bien. En los Mundiales, los resultados fueron muy buenos, pero también en campeonatos de mayo y junio, en los que rendí muy bien pese a estar en cargas altas de entrenamiento. Ahora, he vuelto a empezar muy bien.

¿Qué pruebas tiene en mente para París 2024?

Todavía no lo sabemos al 100%. Los 100 metros espalda, seguro. Luego, 400 metros libres y habría que ver los relevos. Dependerá de cómo lleguemos. Yo intentaré hacerlo lo mejor posible para que el seleccionador me elija para el relevo. Yo quiero nadarlo, claro.

¿Qué calendario tiene hasta entonces?

Como fecha más importante, los Europeos, del 21 al 27 de abril. Es un campeonato similar a los Juegos. Nos sirven un poco como preparación, pero no dejan de ser unos Europeos y todos queremos rendir y medallas. Luego, también tengo Nacionales y Series Mundiales.

Serán sus terceros Juegos. ¿Cambia mucho la forma de vivirlos?

A Río fui un poco de rebote por el tema de Rusia (estuvo sancionada). Yo me lo tomé como un premio a un año muy duro. Esos Juegos eran poder disfrutar de la experiencia. Todo es diez veces más grande. Llegabas a la piscina y era una fiesta. Yo había competido sólo en unos Europeos, con una grada de nadadores y familiares. Llegué a Río y me quedé flipado. Tampoco tenía presión. No logré ni una final, un noveno puesto fue lo mejor. Me dio esa experiencia, porque unos Juegos te pueden sorprender.

A Tokio ya fue con otra mentalidad…

Sí, iba con el chip de que quería mi medalla en los 100 metros espalda (fue plata). Río me ayudó a que en Tokio no me pillara todo de sopetón. Porque te imaginas que es la bomba, pero hasta que no lo vives no te das cuenta de todo lo que supone. En los Juegos, todo el mundo quiere estar pendiente de todo, pero lo importante es nadar.

¿Y qué espera de París?

Que haya público. Además, en tren no hay nada de Donosti a París. Mi familia y mis amigos me pueden ir a ver, marcharse y, cuando vuelva a competir, volver a coger el tren (risas). En lo deportivo, como en Tokio, pensando en rendir al máximo nivel.

Cuando, de pequeño, empezó como portero de fútbol, ¿se esperaba estar ante sus terceros Juegos con 25 años… y como nadador?

Qué va. Si me dices unos Juegos, hubiera flipado. Si me dices en natación, hubiera flipado más todavía. Sí es cierto que, pese a que no me lo podía imaginar, en el club, el Konporta, teníamos a Richard Oribe, que ha ido a muchos Juegos. ‘¿Vas a ir a Río?’, me decía. ‘Qué va, qué va’, le respondía. Pero iban pasando los años… hasta que un día le dije: ‘Hostia, Richard, pues al final igual sí que voy’. Ir a tres sí que no me lo hubiera podido imaginar.

¡Y van a caer más!

Estaría guay. Los siguientes son en Los Ángeles, ¿no? Yo intentaré ir hasta que me echen. Me gusta nadar y me gusta competir.

Ese gen competitivo le viene de familia. ¿Qué parte de culpa tiene su padre?

Yo, por lo menos, no compito tan seguido. Mi aita tiene partido cada tres días… Siempre me ha enseñado que hay que esforzarme y disfrutar. Luego, darlo todo. Y hasta donde lleguemos.

Tras los Mundiales, estuvo en un entrenamiento del Real Madrid. Le vi hablando con Ancelotti. ¿Qué le dijo?

Hay muy buena relación. Siempre están muy pendientes de mis resultados. Me dijeron que mi padre se volvió loco. El día de mi final les pilló en Orlando y no sabían qué pasaba con tanto grito. Muy buen rollo.

¿Le tocó dar discurso?

No (risas). Ancelotti les explicó que era el hijo de Luis y lo que había logrado. Muchos jugadores ya me conocían. Y yo feliz de compartir mis logros y los de ellos. Y que siga así. Que ellos ganen muchas Champions y yo, muchas medallas.

¿Usted es del Madrid?

No, soy del Athletic.

Por eso su celebración (mueve la mano por delante de la cara, como Toquero y John Cena), claro…

Eso es (risas).

Pues de San Sebastián y del Athletic…

Caparrós llamó a mi aita para el Athletic. Me he criado yendo a San Mamés y Lezama, ¡como para no ser del Athetic! Al final, tu padre tiene que ganar porque es tu padre, pero yo ya soy del Athletic. También ha estado en el Mallorca, en el Levante, la Real… Te quedas algo de cada equipo, porque a todos les coges cariño, pero el Atheltic es para siempre.

¿Se ha planteado volver a jugar al fútbol?

Sí, la verdad, pero no sé cómo lo haría. En fútbol amputados, los que juegan de portero tienen bien las dos piernas y juegan con un brazo. Y los que juegan con muletas juegan sin la prótesis y con una pierna. Con mi brazo tengo complicado coger una muleta. Me gustaría ser portero, pero igual soy el único portero con prótesis en una pierna. Ahora hay que seguir a tope con la natación.

Sea fútbol o natación, usted entiende el deporte como una forma de empoderamiento.

Es una forma de ver todo lo que puedes hacer. Con la natación, he vivido experiencias increíbles. Además, físicamente, me ha venido muy bien para mi discapacidad. Es una manera de que otros puedan ver que no se tienen que quedar en casa sin hacer nada sólo por su discapacidad. Tienes que encontrar la manera de hacer lo que te propongas a tu manera. Con discapacidad o no, cada uno hace las cosas a su manera. Igual te puede ayudar el ver que otros con discapacidad lo hacen. Si eso ayuda y es un empuje, es la bomba.

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