Es imposible resistirse a la física que nos propone esta serie de ciencia ficción. Tardará mucho en ser superada
La quinta y última temporada de ‘Fringe’ se estrenó a finales de septiembre de 2012. Ya ha pasado casi una década, y los entusiastas de la ciencia ficción de calidad, a pesar de la vorágine de estrenos que nos proponen las plataformas de vídeo en streaming actualmente, en cierto modo seguimos huérfanos. De una cosa podemos estar seguros: la serie protagonizada por Olivia Dunham, Peter Bishop y Walter Bishop es irrepetible.
Y lo es por varias razones. Una de las más evidentes es lo irresistible que resulta este trío. A Olivia, que está interpretada por Anna Torv, y Peter, que está encarnado por Joshua Jackson, es inevitable cogerles cariño, pero, en mi opinión, el auténtico corazón de esta serie es Walter, un personaje excéntrico y entrañable interpretado con una credibilidad absoluta por el inigualable John Noble (a muchos nos dejó boquiabiertos en 2003 por la forma en la que se apropió de Denethor en ‘El retorno del rey’, de la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’).
En cualquier caso, este artículo no es una crítica cinematográfica al uso. Lo que os propongo es que indaguemos en la auténtica razón por la que esta serie ha calado muy hondo en muchos entusiastas de la ciencia ficción: su base científica. En ‘Fringe’ hay mucha fantasía, es evidente, pero algunas de las ideas que nos propone tienen un germen sólido con el que, de alguna manera, está coqueteando la ciencia actual.
Antes de seguir adelante ahí va un pequeño aviso para los lectores que aún no han visto esta serie: este artículo contiene espóileres. Intentaré no destripar la trama de ningún capítulo en particular, pero es inevitable que brujuleemos por el hilo argumental que vertebra la historia central que nos está contando. Si todavía no las has disfrutado quizá prefieras reservar este texto y leerlo más adelante. Decidas lo que decidas, bienvenido.
La columna vertebral de ‘Fringe’: la teoría del multiverso
La ciencia actual coquetea no con una, sino con varias teorías que proponen la existencia de un multiverso conformado por una gran cantidad de universos que coexisten. La teoría de los universos burbuja especula con la posibilidad de que cada uno de ellos se esté expandiendo y pueda contener otros en su interior. La de los universos infinitos defiende la posibilidad de que cada uno de ellos se esté expandiendo de una forma ilimitada a través del continuo espacio-tiempo y resida en un plano diferente que permite a una infinidad de ellos coexistir.
La principal fuente de inspiración de los guionistas de ‘Fringe’ es la teoría de los universos paralelos
No obstante, la teoría en la que nos interesa detenernos debido a que es la que parece haber ejercido como la principal fuente de inspiración de los guionistas de ‘Fringe’ es la de los universos paralelos. Muy a grandes rasgos postula la existencia de múltiples universos que coexisten en un mismo tejido espacio-temporal, pero que están alojados en diferentes dimensiones que les permiten mantenerse cohesionados sin entrar en conflicto. Estas no son las únicas teorías que proponen la existencia de un multiverso, pero las tres en las que acabamos de reparar brevemente nos bastan para ilustrar el germen que inspiró a Walter Bishop. En la serie, claro.
Todo esto suena muy fantasioso, sí. Y, por supuesto, no podemos pasar por alto que todas ellas son teorías que todavía no han sido confirmadas de una forma fehaciente por la comunidad científica. Pero, y aquí llega el giro más sorprendente, la mayor parte de estas hipótesis se apoya en evidencias y medidas recogidas en experimentos en los que están involucrados instrumentos que tienen un indiscutible valor técnico, como, por ejemplo, el telescopio Planck o el LHC del CERN.
No podemos descartar que la interpretación de los datos que ha invitado a algunos científicos a elaborar estas teorías sea errónea, pero tampoco debemos pasar por alto que en su formulación están involucrados muchos físicos que gozan de un gran prestigio internacional, como John Archibald Wheeler, Richard Holman o Max Tegmark, entre muchos otros. En cualquier caso, no cabe duda de que los guionistas de ‘Fringe’ han conseguido sacar mucho partido a esta idea y no han evitado recurrir a su imaginación a la hora de proponer una respuesta a algunas de las innumerables preguntas que la ciencia todavía no puede resolver.
Al fin y al cabo, y este es el principal leitmotiv de esta serie, Walter Bishop demuestra la existencia de un universo paralelo, y, para más inri, encuentra la forma de viajar a él. Esta posibilidad da pie a una infinidad de situaciones bizarras e inauditas, pero tremendamente entretenidas. Y todo ello tiene lugar, y aquí viene otro espóiler, bajo la intimidante mirada de unos seres cuyo aspecto humanoide no consigue ocultar unas capacidades que quedan fuera de la compresión, al menos en un principio, del trío que protagoniza esta serie.
Una pincelada de ciencia por aquí y otra más voluminosa de ficción por allá
‘Fringe’ tiene unos referentes cinematográficos muy marcados. De hecho, J. J. Abrams, que es uno de sus creadores, ha reconocido sin tapujos haberse inspirado en el cine de David Cronenberg, y también haber tomado algunas ideas de otras series míticas, como ‘Expediente X’ o ‘La dimensión desconocida’. Y es que en realidad lo que nos propone esta serie no es nuevo. Otras propuestas de ciencia ficción han recorrido antes los mismos caminos por los que transita ‘Fringe’, pero esta última se adentra en ellos con un ingenio y una ambición que han conseguido cautivar a muchos entusiastas de este género.
Cualquier persona que haya disfrutado esta serie sabe que, como hemos visto, su principal hilo argumental se sostiene sobre la existencia de los universos paralelos. Sin embargo, esta no es la única idea que Abrams y sus colaboradores han tomado de la ciencia actual con el claro propósito de arrojar atisbos de credibilidad sobre la montaña de ciencia ficción, e, incluso, a menudo, fantasía, sobre la que se yergue ‘Fringe’.
La cámara de privación sensorial a la que con tanta frecuencia se ve sometida Olivia está inequívocamente tomada de los tanques de aislamiento sensorial utilizados desde los años 50 por algunos terapeutas debido a su presumible impacto beneficioso en el sistema nervioso. Y el dispositivo implantado en el cerebro de los Observadores que les dota de unas capacidades sobrehumanas no es sino una suerte de implante claramente inspirado en algunos de los ingenios que ya utilizan actualmente algunos partidarios del transhumanismo.
‘Fringe’ tiene muchos otros ingredientes que la hacen muy atractiva para los entusiastas de la ciencia ficción. En este artículo hemos indagado en algunos de ellos, pero a quien aún no la haya visto le vendrá bien tener la certeza de que, ante todo, esta es una serie extraordinariamente entretenida. Algunos capítulos bajan el listón de calidad defendido con uñas y dientes por los episodios más inspirados de esta ficción, pero todos ellos derrochan ingenio. Cualquier momento es bueno para descubrir esta serie. O para que aquellos que ya la hemos disfrutado la revisitemos. Actualmente está disponible al completo en HBO Max.
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La noticia
Es imposible resistirse a la física que nos propone esta serie de ciencia ficción. Tardará mucho en ser superada
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Juan Carlos López
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