‘Equinox’ (crítica): la nueva serie nórdica de Netflix que quiere suceder a ‘Dark’ es un decente cóctel de thriller, drama y mitos paganos
Esta nueva serie danesa de Netflix llega con la inevitable etiqueta de ser la nueva ‘Dark’, y aunque hay elementos en común con el exitazo alemán de viajes en el tiempo y realidades paralelas, lo cierto es que va en otras direcciones, distanciándose de sus ramalazos de ciencia-ficción y adentrándose en el misterio sobrenatural y el suspense. El resultado es un cóctel de elementos muy variados (a veces demasiados para su propio bien), que arroja unos cuantos momentos de indudable interés.
La serie se ha encaramado a los puestos más altos de lo más visto en la plataforma en España en estos primeros compases de 2021, y no tiene nada de raro: lo intrigante de su punto de partida, las sugestivas imágenes que puntúan su desarrollo y su estructura de serie limitada de solo seis capítulos (todo un alivio en estos tiempos) la hacen especialmente atractiva. El saldo final, sin embargo, arroja más sombras que luces, y a sus indiscutibles virtudes se suman unos cuantos problemas también imposibles de pasar por alto.
La trama arranca cuando un grupo de estudiantes que está celebrando su graduación y la bienvenida a la vida adulta tiene un inexplicable accidente de autobús. Todos ellos desaparecen misteriosamente salvo unos pocos, pero las investigaciones no llevan a ninguna parte. Dos décadas después, la hermana de una de las desaparecidas trabaja en una emisora nocturna de radio y recibe la llamada de uno de esos pocos supervivientes. Los recuerdos afloran de nuevo y Astrid decide descubrir qué pasó realmente con su hermana, Ida.
Desde ese momento, iremos descubriendo a base de flashbacks constantes qué pasó 21 años atrás, qué hicieron Ida y sus amigos para desencadenar esa situación y los descubrimientos que Astrid va haciendo en el presente, desenterrando también una situación personal familiar conflictiva y una serie de dramas que rodearon al inexplicable evento. Un entramado de descubrimientos y recuerdos que amenazan con hacer perder la cordura a la periodista.
‘Equinox’: una enrevesada trama de suspense rural
Aunque en estos tiempos una serie de seis episodios autoconclusivos suena a auténtica bendición (en línea más con los thrillers criminales europeos que con las series norteamericanas producidas como chorizos), lo cierto es que las seis entregas conducen aquí a una narrativa atropellada y a un ritmo lleno de altibajos. Los descubrimientos arbitrarios se suceden con secuencias de suspense algo más sofisticadas y el espectador siempre sabe más que los personajes gracias a los continuos flashbacks, lo que da la incómoda sensación de que somos nosotros los que tiramos de la trama, y no a la inversa.
Dependiendo de los intereses de cada espectador, el desarrollo se le hará más o menos sugestivo. Los elementos de thriller criminal nórdico se combinan con un interesante trasfondo de terror pagano suave, que conduce al mejor momento de la serie, un ritual en una isla en el pasado, de impecable atmósfera y que empapa de enigmas y magia todo lo que viene después. Todo hasta llegar a un capítulo final lleno de revelaciones y que, este sí, dosifica convenientemente revelaciones y suspense.
‘Equinox’ abusa de los personajes «iluminados» (locos, enfermos, hippies… hay de todo) que tienen conocimientos que escapan a las posibilidades de una trama detectivesca, lo que a veces hace que la trama consista en una búsqueda del siguiente sabio que revele elementos para hacer avanzar el argumento. Una pena, porque en el fondo éste no es tan complicado y los momentos en los que Astrid da con las claves del acertijo (por ejemplo, cuando descubre una concatenación de números reveladores) no se sienten demasiado tramposos.
‘Equinox’ se beneficia de un extraordinario plantel de actores entre los que destacan la magnética y misteriosa Ida (Karoline Hamm) y Astrid en sus dos edades (la pequeña Viola Martinsen y la protagonista, Danica Curcic). En torno a todas ellas, secundarios y familiares que despliegan una serie de temas de alto voltaje dramático que en ocasiones funcionan peor (matrimonios rotos, dramitas adolescentes) y en ocasiones mejor (el subtexto sobre las mentiras que cuentan los padres es sutil y muy interesante).
‘Equinox’ tiene imágenes de fuerza considerable y el beneficio de tomarse en serio a sí misma lo suficiente como para hacer moderadamente creíble su trama llena de misterios. No siempre mantiene el mismo interés y no todas las cuerdas de las que tira están bien entretejidas, pero como entretenimiento en modo binge-watching de seis episodios, con disquisiciones sobre la salud mental y ritos con criaturas milenarias, cumple perfectamente su función.
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‘Equinox’ (crítica): la nueva serie nórdica de Netflix que quiere suceder a ‘Dark’ es un decente cóctel de thriller, drama y mitos paganos
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John Tones
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