El tenista que viste al mundo
Wimbledon es para los británicos algo más que un torneo de tenis. Es un símbolo, un tesoro preciado, un motivo de honra. Que desde los años treinta ningún jugador nacional fuera capaz de conquistar la hierba del All England Club era una afrenta para un país tan orgulloso de sí mismo. Andy Murray, ya eliminado en esta edición, acabó con la maldición en 2013. Desde que Fred Perry consiguiera tres Wimbledon consecutivos entre 1934 y 1936 ningún jugador británico había logrado reinar. Precisamente, Fred Perry es el protagonista de esta historia. Una leyenda del tenis de origen obrero, el primer jugador en ganar los cuatro Grand Slam (Open de Australia 1934, Roland Garros 1935 y el Open de Estados Unidos 1933, 1934 y 1936), además de cuatro Copa Davis. Un icono de la moda que ha fascinado a distintas generaciones y ha vestido al mundo.
La historia de Fred Perry recuera a la de René Lacoste, aunque rápidamente se observan la diferencia. La marca del británico estaba dirigida a todos los públicos, a las tribus urbanas, mientras que los polos del extenista francés tenían aires elitistas. La ropa de Fred Perry se vinculó a la clase media y trabajadora y alcanzó cotas de popularidad extraordinarias. Todavía hoy se mantienen.
Ganador de ocho Grand Slams, Fred Perry no es Nadal, Djokovic o Federer a nivel tenístico. Pero su legado trasciende a los márgenes del deporte. Icono del star system americano, empresario de éxito, amigo de Charles Chaplin, Errol Flynn, Douglas Fairbanks, Marlene Dietrich o los hermanos Marx. Su línea de ropa deportiva ha vestido y viste al mundo. Popular dentro y fuera de las pistas.