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El Rey del Cachopo admite errores pero insiste en que no hay «una sola prueba» en su contra: «La investigación ha estado dirigida a señalarme»

César Román, el Rey del Cachopo, ha hecho uso uso de su derecho a hablar por última vez en el juicio en su contra por la muerte y descuartizamiento de su novia Heidi Paz. Ha admitido errores, como cuestionar que los restos hallados en una maleta fueran los de Heidi, pero ha afirmado que no hay una sola prueba en su contra y ha cargado contra los fiscales: «Toda la investigación ha estado dirigida a señalarme».

El acusado ha comenzado dando las gracias al tribunal por darle permiso para salir de la prisión para asistir a las últimas horas de vida de su abuela.

Tras ello, ha comenzado su última defensa: «Podría haber venido a este juicio, intentar presentarme como un santo, venir vestido de primera comuniòn, presentarme como no soy, pero me he presentado como soy, con todos mis errores», ha dicho en el arranque de su declaración..

Y ha recordado el caso del crimen de los tirantes, la muerte de Víctor Laínez («Era amigo mío», ha afirmado Román) en el que el entonces acusado y ya condenado Rodrigo Lanza, se presentó con un aspecto diferente. «Era un antisistema y fue vestido de primera comunión».

El acusado ha comenzado dando las gracias al tribunal por darle permiso para salir de la prisión para asistir a las últimas horas de vida de su abuela.

Román ha reconocido errores, como gesticular demasiado en su primera declaración ante el jurado popular y en otras sesiones del proceso, pero se ha justificado porque ha escuchado cosas que le han «enervado».

El acusado ha reconocido que cometió un error al cuestionar al principio del juicio que los restos mortales hallados dentro de una maleta en una nave que tenía alquilada fueran los de Heidi, algo que ha quedado probado por los peritos. que dictaminaron que la piel podía ser de una persona de raza negra.

«He pensado todo este tiempo que no era ella«, ha señalado. «Cuando me equivoco lo reconozco y en eso me equivoqué».

Román, acusado de matar y descuartizar a su novia Heidi Paz en 2018, se ha quejado de que haya habido actuaciones que no se han visto en el juicio, como una conversación por WhatsApp en la que, siempre según el acusado, su novia Heidi Paz le dijo: «Tengo la mesa llena de coca hasta arriba pero no durará mucho porque la prima se está poniendo que te cagas».

Y en otra, Heidi admitía haber disparado armas de fuego. Todo ello, afirmó Román, hubiera contribuido a desmitificar la imagen de la víctima.

El acusado se ha quejado de que los investigadores se han dirigido contra él desde el principio: «Toda la investigación está hecha para señalarme».

El acusado ha insinuado que los policías y quienes participaron en la investigación tenían desde un principio un interés en demostrar su culpabilidad, porque un caso como este deviene en ascensos en el escalafón. En este punto, la magistrada ha tenido que llamarlo al orden.

«Quienes no han querido aclarar [las dudas] han sido los que pensaban que tenían todo agarradito y que quieren subir en el escalafón», ha señalado.

Román se ha quejado de que no hay una sola prueba que certifique que él asesino a Heidi Paz. «Aquí se han presentado indicios como si fueran pruebas», ha señalado.

Por ejemplo, en el hecho de que no se haya encontrado en su piso huellas de que haya descuartizado a la mujer. «¿Cómo descuartizas a una persona en un piso y no dejas ni una gota de sangre?»

Durante la investigación se ha remarcado el carácter «inteligente» del acusado. «Pero matas a una persona en tu casa y la descuartizas, la metes en una maleta ¿y llamas a un taxi? Tendrías que ser el más retrasado de la faz de la Tierra, yo nunca llamo a un taxi», ha dicho.

El Rey del Cachopo ha rechazado que se haya negado a declarar. Admite que solo lo hizo una vez, y fue cuando lo trajeron detenido de Zaragoza, y eso fue porque había secreto de sumario y primero quería ver de qué se le acusaba. Pero que el resto de las ocasiones siempre lo ha hecho: «Otra cosa no, pero declarar y hablar, lo que haga falta».

Román ha denunciado que «el 100% de las pruebas que pedimos en la fase de instrucción nos fueron negadas», En concreto, ha dicho que recibieron la negativa a hacer 30 pruebas que solicitaron.

«A todos aquellos que podían decir algo positivo de mí se les excluyó de la investigación», la declarado. «Se deja exclusivamente a los que pueden decir algo malo, aunque no venga al caso».

En referencia a que solo se ha encontrado el tronco de la víctima, ha dicho: «Si esa persona se hubiera cortado las venas ¿lo sabríamos? No. ¿Y si hubiera tenido un infarto cerebral? Tampoco».

Otra de las pruebas que ha rechazado es su huella encontrada en uno de los botes hallados en el incendio de la nave alquilada por él, en donde también fue encontrada la maleta con los restos de Heidi. Una huella, ha afirmado, que aparece como si hubiera cogido el bote al revés. «Esa huella está puesta ahí, a alguien le faltaba algo».

Por su parte, el fiscal Miguel Méndez ha explicado al jurado que en este caso hay que acudir a la prueba por indicios y que si un conjunto de indicios apunta al acusado se le puede considerar culpable. Además, ha afirmado que la defensa no ha aportado pruebas que desvirtúen los indicios.

Méndez ha recordado que Heidi usó su teléfono la última vez para llamar a César el 5 de agosto de 2018 a las 05.52 y luego su móvil fue hallado en el piso del acusado en Zaragoza, tras su detención. Además, esa fecha coincide con la de la muerte estimada por los peritos que han comparecido en el juicio y que han precisado que la víctima era de piel oscura, como Heidi Paz.

Otro indicio que apunta al Rey del Cachopo es que tenía «un comportamiento controlador», según lo relatado por sus exparejas y por el entorno de Heidi, así como que tenía antecedentes por maltrato y que sabía manipular carne, como los expertos dijeron que sabía hacer el asesino al desmembrar el cuerpo, que estaba sin cabeza ni extremidades.

También señalan a César Román la maleta en la que apareció el cadáver, porque tenía su ADN y además varios testigos han dicho que era suya -en contra de lo declarado por el acusado-, y el testimonio del taxista que explicó que le llevó el 5 de agosto por la tarde con una maleta grande, que reconoció en Sala.

Otros indicios son que el procesado tenía llaves de la nave en la que apareció el cadáver, que el conserje que alertó de un incendio en ese lugar, y que llevó al hallazgo, describió que vio salir a un hombre «bajo y que hablaba en castellano, y que precisamente el móvil del acusado le sitúa allí ese día a esa hora.

Además, hay una huella de César Román en un bote de sosa cáustica encontrado en la nave (el cuerpo estaba recubierto de esta sustancia) y una argolla de otro bote de sosa cáustica se encontró dentro de la maleta.

Asimismo, el cuchillo encontrado en la nave, típico de cocina, se usó para seccionar los pechos de Heidi a fin de evitar su identificación por las prótesis mamarias que llevaba, y el acusado huyó precipitadamente justo el 13 de agosto supuestamente porque le amenazó una banda de narcos por la mañana, pero no se fue hasta por la tarde.

Ademas, incurrió en la contradicción, entre otras, de enviar cartas al juzgado a finales de 2018 y 2019 asegurando que a Heidi la había matado una banda de narcotraficantes, cuando en Sala ha asegurado que puede estar viva.

Para el fiscal las pruebas que ha aportado la defensa de Román son «inconsistentes», «irrelevantes» y «no se sostienen» porque, por ejemplo, las bandas de narcotraficantes no tratan de ocultar la identidad de la víctima, y ha mantenido que el experto criminólogo que ha hecho un informe que respalda la inocencia ha «manipulado» datos como el resultado de las prueba de ADN.

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