El principal obstáculo de la Ley de IA está en casa: Francia ha decidido no bloquearla, pero se juega mucho
Europa se ha puesto de acuerdo con la Ley de IA (AI Act). Los 27 han pactado proseguir con el acuerdo provisional, pese a que dentro de la propia Unión Europea han surgido voces discordantes. La principal es la de Francia, un país que hasta el último momento estaba abierto a bloquearla. Finalmente se ha impuesto el acuerdo común, pero las preocupaciones de Francia siguen presentes.
Este es el papel de Francia en la aprobación de la normativa de Inteligencia Artificial europea; qué intereses propios tiene nuestro país vecino y cuáles son las distintas posturas que complican la creación de una normativa que ya de por si promete ser una de las más complejas que hasta la fecha se ha propuesto Europa.
Francia dio el visto bueno a última hora. Durante la presidencia española se alcanzó un acuerdo provisional, pero ni Francia ni Alemania ni Italia estaban muy por la labor. Según describe Euractiv, las grandes potencias europeas intentaron influir en el texto.
En enero llegó la presidencia belga y las distintas partes fueron dándose cuenta que había poco margen de maniobra si no se quería poner en riesgo el acuerdo. Primero fue Alemania y finalmente Francia anunció su apoyo al texto, con «estrictas condiciones».
Hay acuerdo, pero falta la letra pequeña. En abril de este 2024, el Parlamento Europeo tendrá que ratificar el acuerdo ya alcanzado. Son más pasos en el proceso de adopción de la ley, pero tras el acuerdo de los 27 ya no hay marcha atrás. Ya no hay riesgo de que se bloquee. «Europa tendrá la primera ley de IA del mundo. Algo histórico», explica el comisario europeo Thierry Breton.
La Ley de IA obligará a las empresas tecnológicas ser transparentes con sus modelos y se categorizarán los usos en función del riesgo. Las líneas maestras están ya pactadas, pero falta la redacción del texto final legal. Y aquí es donde países como Francia todavía tienen bastante margen de maniobra para intentar influenciar el resultado.
El lobby está también en casa: Mistral (Francia) y Aleph Alpha (Alemania). Los reguladores europeos están acostumbrados a recibir presiones de los grandes grupos tecnológicos. Desde Google hasta Amazon, pasando por Apple, Meta o Microsoft. Leyes europeas como la DSA o la DMA les afectan directamente y es entendible que quieran aportar su visión.
En esta ocasión, la Ley de IA también afecta directamente a dos empresas tecnológicas europeas. Al contrario que en otras ocasiones, esta vez también hay intereses propios en juego.
Mistral es la empresa francesa de IA que ya está valorada en más de 2.000 millones de dólares. Una empresa impulsada por antiguos trabajadores de Google DeepMind y cuyo modelo se ofrece en código abierto. Historia similar es la de Aleph Alpha, startup alemana fundada por ex trabajadores de Apple y Deloitte.
La Oficina europea de IA tendrá un duro papel. Uno de los pasos marcados por el acuerdo es la creación de pautas de documentación y guías para el desarrollo de la IA. También la creación de una Oficina Europea de Inteligencia Artificial.
Aquí es donde Francia y Alemania intentarán que la mayoría de los responsables de este organismo estén alineados con sus intereses. Veremos cómo se implementa finalmente la Ley de IA, pero todos los países son muy conscientes de lo mucho que hay en juego. Europa ha acordado cumplir una serie de reglas, pero ahora también hay en juego que las startups europeas de IA puedan competir contra sus homólogas estadounidenses.
Imagen | Michael Dziedzic | Yuedongzi CHAI
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El principal obstáculo de la Ley de IA está en casa: Francia ha decidido no bloquearla, pero se juega mucho
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Enrique Pérez
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