El Mundial de 2023 y la brecha salarial del fútbol femenino
Es la frase más repetida: este será el mejor Mundial femenino de fútbol de la historia. Y no será solo por lo relativo al espectáculo ofrecido, los récords de asistencia o las cifras de audiencia, también será en el que mejores condiciones económicas tengan las jugadoras. Era una tarea pendiente de la FIFA y el máximo organismo, que encabeza Gianni Infantino, ha dado un paso adelante: de los 30 millones de dólares (28.255.583 euros) que había de premio en metálico en la Copa del Mundo de 2019 se ha pasado a los 110 (103.614.326 euros). La distancia, no obstante, con la cifra que se repartió en la competición masculina, la celebrada en Qatar en 2022, sigue siendo sangrante: se dieron 440 millones de dólares (unos 414M€). Para la edición femenina de 2027 hay una promesa: se equipararán los premios.
Pero mientras la promesa llega o no a cumplirse cada camino a un Mundial femenino resulta ir por unos derroteros similares. Las protestas y reclamos de mejores condiciones y mayores retribuciones económicas se van replicando en las diferentes selecciones. En 2019 fueron Dinamarca, Estados Unidos o Brasil, y en la presente 2022-23 han sido Francia, Canadá, Chile, Nigeria, Japón, Perú, España… E incluso Sudáfrica, una selección que forma parte de esas 14 que han firmado el llamado ‘Equal Pay’, un acuerdo que en algunos casos, en vez de responder a una igualdad salarial, se traduce como una equiparación en las condiciones de los viajes, porcentaje de ingresos para las jugadoras, o dietas. Porque sí, la brecha salarial continúa muy presente en el fútbol. Un buen ejemplo de ello es lo que se vive hoy día en la Liga F de España: las jugadoras luchan por un nuevo convenio que suba su salario mínimo, situado ahora mismo en 16.000 euros con una parcialidad del 75%, es decir, puede ser de 12.000. En 2018 el sueldo de Neymar equivalía al de 1.693 mujeres futbolistas.
Al tiempo, el sueldo mínimo de la Primera División masculina se sitúa en los 155.000 euros, con una nueva actualización que lo eleva hasta 182.000. No obstante, no hay que olvidar que la principal lucha de las futbolistas de la máxima categoría fue por sus derechos laborales: alta en la seguridad social, vacaciones, baja de maternidad, conciliación… El histórico acuerdo firmado en España en diciembre de 2019 iba a renovarse el verano pasado y continúa parado.
Al igual que están congeladas las condiciones materiales de muchísimas futbolistas alrededor del mundo y que denunció FIFPro en un informe en el que destacaban datos tan impactantes como el de que el 47% de las mujeres no cobran por jugar al fútbol o que solo el 10% tiene un salario digno que le permite vivir de su carrera deportiva. Las que sí lo tienen, o mejor dicho, las privilegiadas que están en el grupo de jugadoras mejor pagadas del mundo reciben, por supuesto, un sueldo 300 veces mayor…
Mientras la revolución con destino Mundial se ha ido dando en las diferentes selecciones aprovechando la proximidad de la cita, echar la vista atrás hace que en el retrovisor asomen las pioneras de esta lucha, las que abrieron el camino: Noruega, Dinamarca o Estados Unidos. La citada selección nórdica contó hasta con el apoyo de sus colegas de la masculina, pero los cambios no fueron suficientes: su gran estrella, la primera Balón de Oro Ada Hegerberg no acudió al Mundial de Francia de 2019. Algo que se ha reproducido en la actual cita planetaria con casos como los de las españolas Mapi León y Patri Guijarro, que anunciaron que no irían a la Copa del Mundo porque no creían suficientes las mejores introducidas por la RFEF.
Otras jugadoras que alzaron la voz en su lucha fueron las estadounidenses: las campeonas del mundo. Alex Morgan, Carli Lloyd, Sauerbrunn, Hope Solo o Megan Rapinoe lideraron una lucha que acabó con una denuncia por discriminación a su federación. Y ganaron.
Aunque a día de hoy no todas las selecciones o jugadoras pueden decir lo mismo (las futbolistas de Canadá fueron obligadas a jugar, bajo amenaza de denuncia, cuando anunciaron una huelga por el recorte presupuestario sufrido; las Banyana Banyana fueron sustituidas por otras futbolistas en un amistoso camino al Mundial…), en la mayoría de las cosas la lucha colectiva por la mejora de condiciones en el fútbol obtiene resultado. Está por ver si en la edición de la Copa del Mundo femenina de 2027 sigue siendo necesaria…