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El mayor espectáculo del mundo

Y ahora, a enseñar las cartas. El invierno de la Fórmula 1 es opaco, con fábricas a pleno rendimiento y los test ocultistas por parte de las escuderías. Pero este fin de semana regresa el Mundial con el GP de Bahréin, la primera carrera de veintitrés, y las enormes expectativas de todos se deben traducir en décimas de ventaja. “En esta época del año todos somos campeones y nos queremos mucho”, bromea Frédéric Vasseur, el nuevo ‘team principal’ de Ferrari, pero no le falta razón: después de semanas alardeando, los unos y los otros, con evoluciones, expectativas de mejora, ambición de “volver a ganar en algún momento” y mensajes vacíos, la única verdad de la F1 se manifiesta: los coches van a la pista y los pilotos ponen a cada uno en su sitio.

Delante hay pocas dudas: el bicampeón Verstappen defiende el número uno con un Red Bull RB19 que arranca el 2023 con cierto aire de superioridad. Los test de pretemporada así lo confirman. Checo Pérez aspira al título, como cualquiera que pilote semejante bestia, pero su trabajo es uno de los más difíciles en la Fórmula 1 porque debe medirse, en cada sesión, con el listón más incómodo de la parrilla. Max ganó 15 carreras en 2022, nadie había alcanzado esa cifra en una misma temporada (aunque no había tantos grandes premios por año en el pasado) y ahora se enfrenta a otro reto de peso: solo Fangio, Schumacher, Vettel y Hamilton ganaron tres Mundiales consecutivos.

¿Quiénes pueden evitarlo? La teoría dice que Ferrari, con Carlos Sainz y Charles Leclerc; o el Mercedes de Lewis Hamilton y George Russell. Puede que la práctica confirme otra cosa. Mientras tanto, hay que creer que las evoluciones del SF-23 corrigen los puntos débiles de su predecesor, que fue un gran coche; y que los dos Carlos habrán afinado en la pretemporada para dejar atrás los errores individuales del curso anterior. Porque no solo necesitarán un gran monoplaza para plantar cara a Red Bull, también deben cuajar un año perfecto si quieren inquietar a Verstappen por alguno de los ínfimos flancos desatendidos que ofrece.

Detrás, pero no muy lejos, esta especialidad siempre amenaza con nuevas escuderías que se sumen a la pelea, o al menos se asomen de vez en cuando. En ese papel de ‘outsider’, Aston Martin aspira a ser la referencia con el fichaje ilusionante de Fernando Alonso. Las altas expectativas se cimentan sobre los test de pretemporada: el AMR23 sobresalió a una vuelta y en tandas largas, podría plantar cara incluso a los Mercedes en las primeras carreras de la temporada. Alpine estará ahí (la confianza en el garaje es importante) y Alfa Romeo tiene mucho que decir. Falta McLaren, con problemas de inicio y pendientes del primer paquete de evoluciones. Pero cada plaza de la parrilla es un universo de prestaciones, espectáculo y política en un deporte que está de moda, y lo sabe. La Fórmula 1 quiere subirse a la ola de aficionados que ahora sí abarrotan sus circuitos. Y debe corresponder con la mejor temporada posible.

 

Entre la ilusión y la obligación

Carlos Sainz aspira a todo en 2023. El piloto madrileño ha ha sido autocrítico en el invierno para corregir todo lo que no le fue bien e iniciar el curso desde una posición más aventajada. Está en su plenitud, con 28 años y ante su novena campaña de F1, tercera en Maranello. El año pasado ganó su primera carrera (Silverstone) e hizo tres poles; pero sufrió cuando el Ferrari era más competitivo y perdió la regularidad que era seña de identidad. También la mordiente en las salidas, aunque eso se pueda achacar al difícil embrague de Maranello. En las últimas semanas ha revisado cada detalle, cada carrera. Y confía en que el SF-23 le devuelva a la lucha por victorias y le permita pelear por el título contra Verstappen, su compañero y quien venga.

“Cuando eres piloto de Ferrari y eres tan competitivo como soy yo, el objetivo ante una temporada tiene que ser luchar por el Mundial e intentar ganarlo. Lo pienso yo y todo el equipo. Pero hay que mirar a corto plazo y si quieres ser campeón del mundo tienes que ser el mejor piloto y el mejor equipo. Yo me centro en lo que puedo hacer para ese corto plazo, cómo ser el mejor piloto de la parrilla. He trabajado mucho en invierno y me siento más confiado y mejor preparado que el año pasado, sé lo que tengo que hacer para luchar delante. Pero en febrero todos somos campeones del mundo y estamos preparados, lo que importa es cómo mantienes tus objetivos personales conforme avanza la temporada”, asegura Sainz.

En otro punto completamente diferente de su carrera deportiva, Alonso (41 años) se embarca en el último proyecto con ambición de luchar por el Mundial antes de que sea demasiado tarde. El Aston Martin es la revelación de la pretemporada, sus test en Bahréin sorprendieron gratamente pero no debería ser así: en la fábrica convergen ingenieros estrella como Dan Fallows (director técnico, anterior jefe de aerodinámica en Red Bull) y Eric Blandin (responsable aerodinámico en Mercedes); un CEO de peso como Martin Whitmarsh (ex de McLaren); la inversión del dueño, Lawrence Stroll; y el empuje de la estrella, Fernando.

“Estoy motivado y contento con lo que veo. Este equipo no está contento con el cuarto, el tercero ni el segundo puesto. Es muy diferente en comparación con otros equipos a los que me uní, que habían tenido éxito en el pasado, pero eran cuartos, y estaban contentos con el cuarto. O eran quintos y estaban satisfechos con el quinto. Un séptimo puesto era una celebración. Aquí no habrá fiestas hasta que ganemos, eso es muy atractivo”, expone Alonso, que piensa en las victorias: “Creo que existe la posibilidad. No este año, soy honesto y tengo los pies en el suelo. No puedo decir que vayamos a luchar por victorias este año, mentiría si lo dijera. Pero queremos tener un buen coche para desarrollar durante la temporada, y quizás en la segunda parte del año podamos estar más cerca, si surge la oportunidad no la dejaremos escapar”.

Nuevas carreras y más esprints

En el calendario, la principal novedad es el GP de Las Vegas (18 de noviembre) un sábado por la noche. La penúltima carrera del año puede ser decisiva en el campeonato, pero seguro que no dejará a nadie indiferente en cuanto a show alrededor del evento. Qatar no es nuevo, ya se disputó en 2021 (con victoria de Hamilton y podio de Alonso), pero regresa en 2023 en Losail después de un paréntesis de un año obligado por el Mundial de fútbol. Además habrá seis esprints en lugar de los tres que hubo en los años anteriores. Los circuitos escogidos para esta carrera de sábado son Bakú, Spielberg, Spa-Francorchamps, Losail, Austin e Interlagos.

A vueltas con el ‘porpoising’

Hay ligeras variaciones técnicas en los monoplazas por reglamento. Para consolidar la eliminación del ‘porpoising’, la FIA obliga a levantar los coches 15 milímetros y refuerza los extremos del fondo plano con el fin de evitar esas incómodas y vistosas oscilaciones. El problema, a juzgar por los test, es que no desaparece: los equipos tienden a llevar el coche lo más bajo posible porque así genera más ‘efecto suelo’ y carga aerodinámica. Y por las físicas naturales de estos F1, el rebote es inevitable. También hay ligeros retoques y aclaraciones en el alerón delantero y la estructura antivuelco (por el accidente de Zhou en Gran Bretaña 2022). El peso mínimo de los coches se rebaja ligeramente y el del motor aumenta.

 

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