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El kamikaze de la M-50, condenado a 8 años de cárcel por el homicidio de Víctor López

Kevin C. B. ha sido condenado a ocho años de cárcel por el homicidio de Víctor López, un joven de 20 años que la mañana del 15 de septiembre de 2018 se cruzó con el coche del acusado en dirección contraria cuando se dirigía a su tercer día de trabajo en un hipermercado de San Fernando de Henares.

En una sentencia, los magistrados condenan al joven como autor de un delito de conducción con manifiesto desprecio por la vida de los demás y de un delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas en concurso con un delito de homicidio doloso, con la atenuante de reparación del daño.

El abogado de Kevin ha adelantado a Europa Press que recurrirá el fallo, mientras que la letrada de la familia de la víctima, Bárbara Royo, se ha mostrado «satisfecha» con la condena impuesta al coincidir con la solicitud de pena que solicitó en el juicio.

Se trata de la primera sentencia en Madrid por dolo en relación con un delito contra la seguridad vial. La abogada ha destacado que está «muy satisfecha» con el cambio de sentencia, por lo que espera que «todo conductor borracho y/o drogado sea condenado por dolo y no por imprudencia».

Además, se acuerda que se le prive del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante un periodo de nueve años, con pérdida de la vigencia de permiso que le habilita para la conducción.

En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar con 100.000 euros al padre y 110.000 a la madre del joven fallecido. De igual modo deberá indemnizar con 100.00 euros a la pareja de la víctima.

El fallo se asienta en los hechos declarados probados por el jurado popular del juicio, que declaró a Kevin C. B. culpable de un delito de homicidio doloso y no imprudente como pedía la defensa del condenado.

El dolo eventual se apreció debido a que el conductor tuvo que haberse representado e imaginado que, al subirse a su coche con unas copas de más e ir en dirección contraria con exceso de velocidad, podría ocasionarle la muerte a alguien y, pese a prever ese posible resultado, mantuvo su acción.

También los nueve miembros del tribunal de jurado consideró al acusado culpable de conducción temeraria y de conducir bajo los efectos del alcohol.

En su última palabra, Kevin mostró su arrepentimiento por el «error» que cometió cuando decidió subirse a su coche con unas copas de más. Sobre el accidente, manifestó en su declaración que no recordaba nada, solo que tenía sueño y que quería volver a casa tras una noche de copas con amigos.

Su defensa sostenía que se trató de una imprudencia al no asumir el riesgo que se podía producir al ir bajo los efectos del alcohol y con exceso de velocidad.

En su declaración, el acusado manifestó que no recordaba nada de esa mañana tras venir de una noche de fiesta en un karaoke con sus amigos, solo que tenía sueño y que se saltó la salida de su casa.

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